Las batallas electorales a izquierda y derecha marcan una campaña en la que nadie se casa con nadie
- La batalla más dura se libra en el bloque conservador, que combina golpes con ofertas de pactos
- Díaz y Rodríguez rebajan la tensión entre ambas, habitual durante toda la legislatura
En tiempos de mayorías absolutas extinguidas, los partidos políticos no solo quieren ganar elecciones, sino poder gobernar. Lo primero no siempre implica lo segundo. La presidenta de Andalucía y candidata a la reelección, Susana Díaz, tardó más de 80 días en ser investida tras los comicios de 2015. Pasó por cuatro sesiones de investidura hasta conseguir los votos suficientes para sentarse de nuevo en el Palacio de San Telmo.
Consciente de esa travesía por la que pasó, ahora insiste en pedir una mayoría suficiente- "de banda ancha y monocolor", dice- para poder gobernar en solitario. No quiere necesitar a nadie, pero las encuestas, en su totalidad, no satisfacen sus deseos y, aunque la sitúan como ganadora, auguran que tendría que pactar con otras fuerzas- vía apoyos puntuales o pacto estable de investidura- para mantener al PSOE en la Junta de Andalucía.
Todos los partidos saben que, sea cual sea el resultado el 2 de diciembre y salvo sorpresa mayúscula, será necesario entenderse, así que el tacticismo político combina lanzar ataques al rival, con más o menos virulencia, y guiños para alianzas posteriores. En este contexto, hay 'guerras' electorales a derecha e izquierda del tablero político andaluz. De bloque contra bloque y también dentro de cada 'bando'.
Díaz y Rodríguez relajan el enfrentamiento mantenido durante la legislatura
Díaz podría quedar en manos de Adelante Andalucía ya que Ciudadanos ha dicho que no apoyará a la presidenta si gana las elecciones y el PP ha ido más allá para firmar ante notario que no permitirá con su voto que el PSOE siga manteniendo el poder en una comunidad donde nunca ha gobernado ningún otro partido diferente.
Muy duros, durísimos, han sido los enfrentamientos parlamentarios de los jueves en las sesiones de control al Gobierno regional de Díaz y la líder de Podemos en Andalucía y candidata de Adelante Andalucía, Teresa Rodríguez.
Un micrófono captó en el debate electoral de este lunes en Canal Sur cómo ambas comentaban, en un tono amigable, la casualidad de que Díaz concurriera a los pasados comicios embarazada y ahora lo haga Rodríguez.
Durante ese duelo a cuatro hubo dardos entre ambas candidatas pero en general el tono entre ambas fue de guante blanco.
¿Guiño a un futuro acuerdo de izquierdas? La poca afinidad de Díaz con Podemos ha sido indisimulada pero en esta ocasión puede necesitar de otra fuerza y su pareja de baile hasta ahora- Ciudadanos- parece no querer seguir marcándole el paso. De momento, eso sí.
Díaz no ha pedido abiertamente el apoyo a Rodríguez, que rehuye de impulsar un Gobierno socialista- mantiene que su objetivo es "echar al PSOE de la Junta"- pero a la líder 'morada' le gusta menos aún un "gobierno de derechas" que "evitará" con su voto, según ha dejado claro en estos primeros días de campaña.
Díaz sacó a pasear durante el debate electoral la sombra del "bloqueo" tras la cita con las urnas si nadie obtiene una mayoría suficiente y no hay alianzas posibles. Si nadie apoya a nadie puede haber un escenario de ingobernabilidad que llevaría a repetición de elecciones. No favorece tampoco para buscar alianzas políticas las elecciones municipales, autonómicas y europeas ¿y generales? del 26 de mayo, que hará que los partidos sigan al inicio de 2019 con las escopetas cargadas.
Moreno y Marín, golpes constantes y manos tendidas
Y si Díaz y Rodríguez de momento mantienen un perfil bajo de enfrentamiento en el bloque de izquierdas, los candidatos de PP y Ciudadanos, Juanma Moreno y Juan Marín, están protagonizando una campaña más dura por el ala conservadora. Así, ambos se erigen como los "verdaderos artífices del cambio" histórico en Andalucía tras 40 años de socialismo ininterrumpido.
Ciudadanos es el partido que, hasta ahora, más claramente, ofrece un pacto postelectoral, en su caso, a los 'populares'. Marín fue claro y diáfano en el debate electoral- antes ya lo había sido el líder nacional, Albert Rivera,- y propuso a Moreno un pacto para desbancar a los socialistas si suman: "Si usted y yo no provocamos ese cambio, los andaluces no nos lo van a perdonar".
El candidato del PP no contestó directamente y dijo a Cs que no tenía credibilidad porque fue la fuerza naranja la que llevó de nuevo a Díaz a la Presidencia. Este martes Moreno ha hablado de "bloque de cambio" para Andaucía aunque ha calificado como "chiste" ser el vicepresidente de un hipotético presidente de Ciudadanos.
La presencia más que activa de los dos líderes nacionales, Pablo Casado y Albert Rivera, agudiza la batalla por el voto conservador.
El PP quiere evitar el posible 'sorpasso' de Cs y sueña con lograr de nuevo la hazaña de Javier Arenas, que ganó las elecciones en 2012 aunque de poco le sirvió. Entonces, los 'populares' no tenían a quién agarrarse y sumaron PSOE e IU.
Tanto PP y Cs quieren ese vuelco histórico para el que probablemente se necesitarían pero los dos quieren ser quienes lleven la batuta.