Los porqués de cuatro décadas de socialismo en Andalucía
- El PSOE ha vinculado históricamente la identidad andaluza con el propio partido
- Los socialistas han pasado de mayorías absolutas a necesitar de partidos bisagra desde la victoria de Arenas en 2012
La comunidad autónoma de Andalucía nunca ha conocido otro gobierno que el del PSOE, en el poder desde 1978, una situación insólita solo comparable con la región alemana de Baviera, donde desde 1947 gobierna la Unión Social Cristiana (CSU). Todos los partidos andaluces, salvo el PSOE, coinciden en destacar esta falta de alternancia como una "anomalía" en democracia.
[Especial en RTVE.es: Elecciones Andalucía 2018]
Pero el PSOE andaluz ha visto cómo su hegemonía ha perdido poder en los últimos años, en los que la corrupción ha ensombrecido al partido, que ha protagonizado uno de los mayores casos de corrupción política de España, el caso de los ERE. Así, en 2012 el PP de Javier Arenas logró un resultado histórico ganando por primera vez las elecciones, aunque finalmente gobernó el PSOE con el apoyo de Izquierda Unida.
El socialismo andaluz pasó desde ese momento de encadenar mayorías absolutas a necesitar a otras formaciones para gobernar y así seguirá siendo tras estos comicios si todas las encuestas aciertan. El hecho de que Susana Díaz, la actual presidenta y candidata, necesitara hasta cuatro investiduras y un pacto con Ciudadanos refleja la pérdida de ese poder hegemónico de un PSOE vinculado al andalucismo. Sin embargo, el CIS sigue dando por vencedora a Díaz con un amplio margen sobre el resto de partidos. Cinco expertos de distintas universidades españolas explican a RTVE.es los porqués.
Un PSOE vinculado a la identidad andaluza
“Todo el mundo sabe que el PSOE es el partido de Andalucía”. Esta es una de las consignas que repite la actual candidata socialista a las elecciones, Susana Díaz.
El PSOE llegó al poder en Andalucía en plena Transición, visto por la población andaluza como el partido “contrario a los herederos del franquismo”, explica el experto en Ciencias Políticas de la Universidad de Barcelona Jesús Palomar.
El politólogo y profesor de la Universidad Carlos III (UC3M), Pablo Simón, se remonta a la constitución del Estatuto de Autonomía en 1981. “El clan andaluz formado entre otros por Alfonso Guerra y Felipe González apostaron de manera muy decisiva por que Andalucía pudiera acceder a la autonomía en igualdad de condiciones" que otras regiones del norte, explica.
Ya entonces el PSOE se erige, en su opinión, “como el gran vertebrador de la identidad andaluza”, que parte de esta premisa: “No vamos a quedarnos atrás ni ser menos que nadie”. Una premisa que el socialismo ha sabido explotar hasta estos días. Un ejemplo de ese andalucismo, del que en parte se apropia el PSOE, vino tras las polémicas declaraciones en octubre de la vicesecretaria de Acción Social del PP, Isabel García Tejerina sobre los niños andaluces. Un caso que le ha servido a Díaz en campaña para criticar que los líderes nacionales del PP y Ciudadanos: "Vienen a ofender a Andalucía, a meterse con nuestros niños”.
Por su parte, PP, Ciudadanos y Adelante Andalucía coinciden en criticar que Díaz vincule la identidad de la región a su persona y a su formación. Y es que, como expone el profesor de la Universidad de Sevilla, José Antonio Parejo, "el PSOE siempre ha identificado Andalucía con el propio partido".
El politólogo Simón asegura que a esta identidad andalucista asumida por el PSOE se suma que entre el electorado se ha visto históricamente a la oposición en “una posición subordinada, se les ve como herederos de los señoritos andaluces que viven en Madrid pero tienen sus tierras en Andalucía". Por otro lado, en opinión de la experta en Ciencias Políticas de la Universidad de Granada, Giselle García Hipola, el PSOE "ha sabido hablar en el idioma de los andaluces, en sus términos y sobre sus necesidades, aunque luego pueda no hacer lo que los andaluces quieren".
Declive del PSOE y la corrupción
Pero en 2012, la victoria del popular Javier Arenas evidenció esa pérdida de poder paulatina que comenzó un año antes, cuando perdió a varios alcaldes en las municipales arrastrados por el fin de la última legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero y los golpes de la crisis económica.
Desde entonces, el PSOE se ha visto castigado por los casos de corrupción, recibiendo múltiples críticas entre los propios andaluces, según múltiples sondeos. Pero, si bien la corrupción fue “un factor importante para la irrupción de los nuevos partidos” como Podemos o Ciudadanos, expone Simón, no hizo tanta mella al PSOE como para que perdiera el liderazgo. Porque, según explica la experta en política y profesora de la Universidad Complutense de Madrid, Paloma Marugán, “un partido en el Gobierno siempre tiene una ventaja competitiva sobre los demás, salvo que ocurra una hecatombe, algo que no ha pasado”.
A día de hoy, el CIS sitúa la corrupción como la segunda preocupación de los andaluces, seguida del paro (Andalucía es la región española con la tasa más alta, un 22,85%). Y también revela otra cuestión: un 67,7% de andaluces considera que la gestión socialista en la Junta ha sido regular o mala y un 58,4% le gustaría que hubiera otro partido gobernando. ¿Cómo es posible entonces que el mismo CIS siga dando la victoria con gran margen al PSOE?
"Falta de propuestas" y el modelo de gestión pública
El cambio no depende sólo del gobierno que está, sino de las alternativas que hay, coinciden los expertos consultados. En este sentido, Jesús Palomar opina que “no ha habido excesivas propuestas de la oposición que no sean ir contra el socialismo. Su proyecto era quitar lo que habían hecho los socialistas”. Pero además, añade Pablo Simón, “un discurso de corte liberal a la madrileña, como el del PP, allí no puede tener agarre porque el contexto es distinto” por varias cuestiones.
En primer lugar, por la importancia que tiene en Andalucía el sector primario, especialmente la agricultura, en ciudades de menos de 100.000 habitantes, explica el experto. Y el sector primario depende en gran medida de las subvenciones de la Junta, con ayudas como los antiguos subsidios agrarios PER, que ahora son las ayudas PAC, que permiten cobrar ayudas con un requisito mínimo de 20 peonadas -o jornadas en el campo-.
En estas zonas, “los votantes saben que dependen del empujón del sector público, no hay que hablar de clientelismo porque es más sencillo: piensan que si viene la derecha, van a retirar ese tipo de ayudas y si yo soy beneficiario de ellas no me interesa votarles”, añade el experto.
Para Jesús Palomar, el socialismo “ha enquistado en Andalucía el concepto paternalista del Estado del Bienestar, mientras que en otras izquierdas y derechas se busca que la ciudadanía tenga una autonomía”. Pero otros analistas coinciden en que en regiones con altos niveles de desempleo es habitual que el sector público cree puestos para que baje el paro.
Por eso no creen que las promesas del PP de “acabar con los chiringuitos” y “fundaciones” les beneficien, porque muchos de los andaluces trabajan en el sector público y temen ver peligrar sus puestos. En este sentido, Simón considera que “Ciudadanos no ha sido tan agresivo”, porque lo que promete es acabar con el clientelismo, con que no tenga preferencia un andaluz para encontrar un empleo “por tener un carnet socialista”.
La profesora Paloma Marugán destaca aún así que las políticas que ha ofrecido y ofrece la oposición “no son creíbles”: “No tienen muchas medidas, las pocas que tienen no parecen reales y ofrecen una alternativa de cambio que es más un brindis al sol”, concluye. Según Jesús Palomar, "en todos estos años no ha dado la sensación de que los líderes de la oposición creyeran que podían ganar las elecciones".