Las personas que temen perder su casa tienen un 80% más de riesgo de sufrir una enfermedad mental
- Esta probabilidad también afecta a aquellos que sufren una situación de pobreza energética
- Lo revela un informe presentado dos días después de que una vecina de Madrid se suicidase por este motivo
Las personas que están en riesgo de perder su vivienda o sufren una situación de pobreza energética tienen un 80% más de probabilidad de padecer problemas mentales, según un estudio elaborado por la PAH y otras entidades sociales con la colaboración de la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB).
El estudio, que se acaba de presentar, incluye entrevistas en profundidad a 167 personas amenazadas con perder su vivienda, sobre cómo afectaba ello a su salud y a la de sus hijos menores, y se ha presentado dos días después de que una vecina de Madrid se suicidase al arrojarse de un quinto piso cuando iban a desahuciarla.
Según ha explicado la técnica superior de la Agencia de Salud Pública de Barcelona , Ana Novoa, "la falta de acceso a una vivienda digna repercute tanto en la salud mental como en la salud física" de las personas que padecen estas situaciones.
La portavoz de la PAH, Lucía Delgado, ha señalado, por su parte, que en un caso como el de la mujer que se suicidó el lunes en el distrito madrileño de Chamberí "se ve claramente" que hay una interrelación entre la salud y la dificultades de acceso a la vivienda, pero ha especificado que esta muerte "hace que la sociedad tome conciencia, pero solo es la punta del iceberg".
Más hombres que mujeres
El estudio constata que la problemática afecta más a la salud de los hombres que de las mujeres y que entre los menores, un 15,8% de los niños de familias afectadas y un 25% de las niñas tienen mala salud, porcentaje muy superior al de la población general, que es del 1,8% y 1,4%, respectivamente.
Los menores de las familias de la PAH y la APE entrevistados también obtienen una puntuación menor en la calidad de vida, un 76,7% en las niñas y un 73,4% en los niños, relacionada con la salud pública que los más pequeños de la población general de la ciudad, que se sitúa en el 84,6% y el 87,3%, respectivamente.
“Muchas veces la gente da prioridad a pagar el alquiler, ante otras necesidades básicas como comprar fármacos, libros para la escuela o ropa. “
Novoa ha destacado que "desde la sanidad pública se puede garantizar el acceso de los menores y darles una atención sanitaria", aunque ha añadido que "al final les pueden dar un tratamiento médico, pero lo que se debe hacer es sacar a estos menores de la situación en que viven". La prevalencia de trastornos crónicos en menores en enfermedades como asma, bronquitis u otitis también es mayor entre los niños de familias con riesgo de perder la vivienda que entre los menores de la ciudad condal.
Enfermedades en niños
Los niños de las familias encuestadas en este estudio tienen una prevalencia del asma del 20,8%, mientras que entre los menores de la población general de Barcelona los niños están en el 5,7% y las niñas, en el 2,8% de prevalencia.
Ana Novoa ha destacado que "muchas veces la gente da prioridad a pagar el alquiler, para no encontrarse en una situación de desahucio, ante otras necesidades básicas como comprar fármacos, libros para la escuela o ropa".
El estudio, elaborado conjuntamente por la ASPB, la PAH, el Observatorio DESC y Ingeniería sin Fronteras, "pretende sensibilizar la importancia de crear nuevas fuentes de datos, generar debate público y incidir en la política para pedir repuestas", según ha matizado la portavoz de APE, María Campuzano.
Delgado ha reclamado "un cambio en las políticas de vivienda, ya que desde el 2008 en que estalló la burbuja inmobiliaria no se a puesto solución a la moratoria o a la pobreza energética" y ha añadido que "hace falta poner el derecho al vivienda en el centro e incidir en los cambio legislativos".
Un 66%, nacido en un país extranjero
De las personas encuestadas en este estudio, dos terceras partes son nacidas en un país extranjero, de las cuales el 93,6% llevan más de 10 años viviendo en España y solo un 6,4% están en una situación irregular.
Ana Novoa también ha explicado que "las mujeres que llevan más tiempo acudiendo que al PAH y la APE tienen menos mala salud que las que llevan menos tiempo" y ha añadido que "lo que sugieren los datos es que participar en un movimiento social protege ante los riesgos de salud", ya que "empodera" a estas personas.