Los detractores del multilateralismo se ven las caras en el G20
- El mayor foro económico global reúne en Buenos Aires a Trump, Putin y Xi, entre otros líderes mundiales
- El objetivo principal será mitigar las tensiones comerciales y geoestratégicas, aunque se esperan pocos avances
La vocación multilateral que anima el G20 se enfrenta desde este viernes, durante la reunión anual del foro económico en Buenos Aires, a las reticencias de los principales líderes mundiales, que, encabezados por Donald Trump, han abogado en los últimos tiempos por políticas más inclinadas hacia el enfrentamiento que hacia la cooperación, lo que hace prever que serán pocos los avances que se logren durante los dos días de reuniones.
Desde las tensiones comerciales hasta los roces geopolíticos, a priori los agravios predominan sobre la voluntad de colaboración, por más que el contacto entre los líderes pueda generar algún cambio. "Estos encuentros son muy necesarios, incluso cuando tenemos un entorno como el actual", asegura a RTVE.es Federico Steinberg, investigador principal del Real Instituto Elcano.
"Es bueno que los líderes hablen, se vean las caras y sientan la presión de la negociación, aunque no se pongan de acuerdo. Que exista esta reunión es mucho mejor que si no existiera", expone Steinberg, que señala como "en los diálogos bilaterales puede surgir la química" que dé pie a futuros avances.
En la misma línea se expresaba Fabián Calle, politólogo de la Universidad Católica Argentina, en una entrevista con Efe antes del encuentro, al indicar que las bilaterales serán el verdadero "núcleo" de las negociaciones. De hecho, el analista argentino vaticinaba que incluso en el plenario "se van a lograr consensos básicos importantes".
Guerra comercial
Por el momento, el presidente argentino, Mauricio Macri, ha apelado al multilateralismo al abrir las sesiones de trabajo, en su calidad de anfitrión, así como a la "construcción del consenso" para establecer los cimientos económicos globales de la próxima década.
Parece difícil, en cualquier caso, que se den grandes pactos, como los que encauzaron la gobernanza global de la crisis en 2008 y 2009. "Está pensado para situaciones complicadas", explica Steinberg, "los países no hacen concesiones si no hay un riesgo sistémico. Con la economía creciendo, el G20 permanece casi latente".
Concebido como un foro de cooperación tras el estallido de la crisis financiera, uno de los principales objetivos del G20 siempre ha sido evitar una espiral proteccionista, como la que sucedió al crack del 29. Sin embargo, el encuentro de este año está marcado, por encima de todo, por las tensiones comerciales desatadas por Trump, especialmente contra China.
Trump y Xi Jingping, el presidente chino, tienen previsto reunirse este sábado: "Todo indica que va a haber algún nivel de acercamiento", pronosticaba Calle hace unos días, con el argumento de que China "no tiene ningún interés en romper lanzas" con Estados Unidos y está "apostando al largo plazo", por lo que en la cumbre "va a dar muestras de pragmatismo". Steinberg, sin embargo, cree que la tensión entre Washington y Pekín “va a ir en aumento”, mientras que con el resto de socios comerciales se está suavizando.
Tensión con Putin por Ucrania
El proteccionismo, en cualquier caso, le ha servido ya a uno de los rivales de Trump para lanzar su primera andanada: "Se está extendiendo una práctica viciosa de recurrir a las sanciones unilaterales ilegales y a las medidas proteccionistas", ha espetado el presidente ruso, Vladímir Putin, poco antes de la primera sesión de trabajo.
Putin y Trump tenían previsto celebrar una reunión bilateral en Buenos Aires, aunque la escalada de tensión en el mar de Azov entre Rusia y Ucrania llevó al presidente estadounidense a cancelar el encuentro a última hora. En ese ambiente, no parece probable un acercamiento entre ambos, pese a la admiración mutua que dicen profesarse; a fin de cuentas, ambos defienden un estilo similar de liderazgo fuerte.
El conflicto con Ucrania también será un asunto principal para los líderes europeos que participan en la cumbre, entre ellos el presidente español, Pedro Sánchez, puesto que España está presente como invitado permanente en el G20 desde su inicio.
Los países europeos -Francia, Italia, Alemania y la representación de la Unión Europea, además de España- fían su influencia a una actuación conjunta: "Hacen fuerza cuando todos dicen los mismo", subraya Federico Steinberg. Son los genuinos representantes del multilateralismo frente a los descreídos de la cooperación.
Argentina, primer país sudamericano en acoger el G20
Lastrado por una economía dañada que ha obligado a recurrir a un nuevo rescate del Fondo Monetario Internacional, el Gobierno argentino pretende convertir la cumbre del G20 en un escaparate ante la comunidad internacional que permita relanzar la imagen de de Argentina. "Nunca hemos tenido tantos líderes en el país como ahora y lo vemos como un gesto de apoyo", decía Macri en su discurso inaugural.
Gran parte de la credibilidad argentina se juega en el ámbito de la seguridad, especialmente tras la suspensión de la final de la Copa Libertadores de fútbol entre River Plate y Boca Juniors, los dos principales equipos de la capital, por los graves incidentes registrados el pasado sábado antes del partido.
Para lograrlo se han desplegado más de 22.000 agentes, que se unen al despliegue de seguridad que traen los líderes participantes, y que dan a Buenos Aires el aspecto de una ciudad sitiada, con avenidas cortadas en torno al centro de convenciones Costa Salguero y buena parte de los servicios públicos suspendidos.
Este viernes, todo ese dispositivo de seguridad se pone a prueba ante la multitudinaria manifestación convocada en Buenos Aires por las organizaciones de la plataforma 'No al G20', que protesta contra la presencia de los líderes internacionales en la capital argentina y contra sus políticas.