Macron claudica ante los 'chalecos amarillos' y anula el impuesto de los carburantes
- La implantación del impuesto se prolongará durante todo 2019, en vez de los seis meses previstos inicialmente
- El presidente, respaldado por la Asamblea Nacional, busca evitar un nuevo sábado negro de protestas
El Gobierno francés ha anunciado este miércoles que anula en 2019 la tasa sobre los carburantes en lugar de retrasar su puesta en marcha seis meses con el objetivo de intentar aplacar el malestar social liderado por los chalecos amarillos y evitar un nuevo sábado negro de violentas manifestaciones.
Previamente, la Asamblea Nacional ha aprobado por mayoría absoluta (358 votos a favor y 194 en contra) la gestión del Gobierno de Emmanuel Macron en un debate bronco plagado de críticas por su mutismo durante la crisis.
Macron, que no se ha pronunciado públicamente sobre esta crisis -la mayor de su mandato- desde su vuelta el pasado domingo de la cumbre del G20 en Argentina, busca calmar los ánimos en las calles de Francia y desactivar las protestas antigubernamentales que sacuden al país.
Lejos de parar, las protestas se están extendiendo a otros sectores. En educación hay movilizaciones en contra de la reforma educativa del gobierno y por la subida de tasas universitarias para los no europeos, que pagarán diez veces más a partir del curso que viene. De hecho, el sindicato de estudiantes de secundaria FIDL ha convocado a una "movilización masiva y general" para este jueves.
En transportes, los camioneros han convocado una huelga a partir del domingo por la noche al ver insuficientes las concesiones gubernamentales; y en agricultura, el principal sindicato del país ha anunciado una serie de huelgas la próxima semana en todo el territorio.
Críticas a Macron en la Asamblea Nacional
El primer ministro, Édouard Philippe, ha explicado la gestión de la crisis en la Asamblea Nacional y ha defendido que las decisiones del Gobierno tienen el objetivo de "devolver la serenidad al país" durante una sesión acalorada por las críticas contra Macron.
"El verdadero responsable está en el Elíseo. Es él quien, llegado el momento, deberá rendir cuentas ante los franceses", ha apuntado el líder de Los Republicanos, Christian Jacob, sobre el mutismo del presidente.
Antes, el portavoz del Ejecutivo, Benjamin Griveaux, ha asegurado que Macron "ha pedido a las fuerzas políticas, sindicales y patronales hacer un llamamiento claro y explícito a la calma". Según el portavoz, Macron ha dicho durante el Consejo de Ministros que "el momento que vivimos ya no es el de la oposición política".
El discurso de Philippe ha sido recogido con escepticismo entre los partidos, que denuncian que el Ejecutivo solo ha actuado después de "tres semanas, millones de euros en daños, muertos y hoy un estudiante gravemente herido", según ha recalcado la jefa de los socialistas, Valérie Rabault. Otros, como el líder de izquierda Jean. Luc Mélenchon, ha advertido de que esta crisis no es una más, sino que "pasará a la historia de Francia".
El impuesto sobre la fortuna, nuevo objetivo de los 'chalecos amarillos'
Mientras, los 'chalecos amarillos' ha regresado a los peajes para expresar sus reivindicaciones, desde aumentos salariales y de pensiones hasta impuestos a los más ricos.
Los manifestantes tienen un nuevo caballo de batalla en el impuesto sobre la fortuna (ISF), que pagaban aquellos con un patrimonio neto imponible superior a los 1,3 millones de euros, pero que se suprimió desde el 1 de enero con el objetivo -según Macron- de aumentar el atractivo del país para los inversores y evitar que las grandes fortunas se establecieran en el extranjero. En su lugar, el presidente francés aprobó un impuesto sobre la fortuna inmobiliaria (IFI) y no ha cedido a esta reivindicación en el Consejo de Ministros.
Precisamente, este miércoles se ha conocido que Francia fue el país con mayor presión fiscal de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) en 2017, según los datos publicados este mismo miércoles. El conjunto de los impuestos y contribuciones sociales en relación con el PIB se situó en el 46,2%, frente al 45,5% del año anterior. Supera así a Dinamarca, que fue el país con el mayor peso de los impuestos y contribuciones sociales respecto del PIB entre 2002 y 2016.