El papa Francisco clama por un mundo más justo y fraterno en el que las diferencias sean una "riqueza"
- Menciona especialmente a Siria, Venezuela y Nicaragua en la bendición Urbi et orbi
- Propone un "modelo de vida nuevo" en el que el objetivo sea "compartir y dar"
El papa Francisco ha clamado por un mundo más justo y franterno donde las diferencias no sean un "daño o un peligro", sino una "riqueza" durante la tradicional bendición del Urbi et Orbi desde el balcón de la logia de la Basílica en la Plaza de San Pedro.
“"Dios nos indica que la salvación pasa a través del amor, la acogida y el respeto de nuestra pobre humanidad“
El pontífice ha extendido este deseo a las zonas golpeadas por conflictos violentos como Siria, Yemen, Venezuela, Ucrania o Nicaragua. "Dios nos indica que la salvación pasa a través del amor, la acogida y el respeto de nuestra pobre humanidad, que todos compartimos en una gran variedad de etnias, de lenguas, de culturas, pero todos hermanos en humanidad", ha dicho.
Previamente, Francisco ha condenado además la "codicia" humana durante la tradicional Misa del Gallo, en la que ha señalado "la paradoja de nuestros días", cuando "unos pocos celebran banquetes espléndidamente y muchos no tienen pan para vivir".
Durante la homilía, celebrada en la noche del lunes en la basílica de San Pedro, el papa explicó que "Belén significa 'casa del pan', y en esta casa el Señor convoca hoy a la humanidad, pues Él sabe que necesitamos alimentarnos para vivir. Pero sabe también que los alimentos del mundo no sacian el corazón".
El papa pide fin a los conflictos armados
Durante su balance geopolítico del 2018, el papa Francisco ha implorado para que israelíes y palestinos retomen el diálogo para dar paz "a un conflicto que lacera la Tierra elegida por el Señor para mostrar su rostro de amor".
Después ha clamado porque la "martirizada Siria" vuelva a encontrar la fraternidad con los esfuerzos de la comunidad internacional por "hallar una solución política" para que "quienes tuvieron que dejar las propias tierras y buscar refugio en otro lugar, pueda volver a vivir en paz en su patria". También ha mostrado su esperanza en que la tregua alcanzada por mediación de la comunidad internacional en Yemen "pueda aliviar finalmente a tantos niños y a las poblaciones, exhaustos por la guerra y el hambre".
El pontífice también se ha referido a los refugiados y desplazados en África que requieren ayuda humanitaria: "Que el divino Niño, Rey de la paz, acalle las armas y haga surgir un nuevo amanecer de fraternidad en todo el continente, y bendiga los esfuerzos de quienes se comprometen por promover caminos de reconciliación a nivel político y social", ha implorado.
Ante los fieles allí reunidos, Francisco ha deseado que Venezuela pueda encontrar la "concordia" y que llegue la "reconciliación" a Nicaragua.
"Un modelo de vida nuevo"
Durante la Misa del Gallo, el papa lamentó que el hombre se convierte en ávido y voraz. Parece que el tener, el acumular cosas es para muchos el sentido de la vida". "Una insaciable codicia atraviesa la historia humana", dijo durante esta misa en la que los católicos conmemoran el nacimiento de Dios.
"El cuerpecito del Niño de Belén propone un modelo de vida nuevo: no devorar y acaparar, sino compartir y dar. Dios se hace pequeño para ser nuestro alimento. Nutriéndonos de él, Pan de Vida, podemos renacer en el amor y romper la espiral de la avidez y la codicia", argumentó.
Ante el pesebre, según Francisco, "comprendemos que lo que alimenta la vida no son los bienes, sino el amor; no es la voracidad, sino la caridad; no es la abundancia ostentosa, sino la sencillez que se ha de preservar". "En Belén descubrimos que la vida de Dios corre por las venas de la humanidad. Si la acogemos, la historia cambia a partir de cada uno de nosotros", añadió.
"¿Necesito verdaderamente tantas cosas, tantas recetas complicadas para vivir? ¿Soy capaz de prescindir de tantos complementos superfluos, para elegir una vida más sencilla?", ha preguntado Francisco en esta noche de la vigilia de Navidad.
La solemne ceremonia, que desde hace varios años se celebra a las 21:30 hora italiana y no a medianoche, comenzó con el anuncio del nacimiento del Señor con la lectura del antiguo texto de las "Kalendas" y con el papa que retiraba un velo y descubría la imagen del niño Jesús ante un trono situado en frente del altar.