Las cabinas telefónicas se salvan un año más pero las guías desaparecen
- El Gobierno tenía previsto eliminar las cabinas pero se salvan y no desaparecerán en 2019
- Deja de ser obligatorio que Telefónica, concesionaria del servicio, mantenga la guía telefónica y un número de información
Seguimos llamándola cabina, aunque la “caseta, generalmente acristalada, instalada en la calle para uso del teléfono público” dejó de verse hace muchos años en nuestras calles. La multiplicación de los teléfonos móviles y la expansión de su cobertura lo convirtieron en algo marginal y, lo más importante, poco rentable. Desaparecerán, pero no en 2019, como estaba previsto inicialmente.
Los 16.612 teléfonos públicos que hay en España han conseguido un año de prórroga, a pesar de que, de media, se realiza menos de una llamada al día con cada uno de ellos. El Gobierno sigue considerándolos parte del “servicio universal de Telecomunicaciones” que debe estar garantizado para todos los ciudadanos.
El real decreto que ha aprobado este viernes el Congreso de Ministros sí despoja de esta consideración de servicio universal a las guías telefónicas y la atención telefónica sobre números de abonado. Telefónica seguirá, un año más, encargada de dar este servicio universal. Pero no tendrá la obligación de imprimir guías telefónicas.
Servicio universal
El “servicio universal de Telecomunicaciones” engloba una serie de prestaciones consideradas esenciales que deben garantizarse a todos los ciudadanos, con buena calidad y precio asequible, independientemente de su localización geográfica.
Desde 1998 las directivas europeas han ido liberalizando el sector de las telecomunicaciones, a la vez que describían lo que era “servicio universal” y las formas de garantizarlo, según cuentan desde la Secretaría de Estado de Avance Digital a RTVE.es.
Hasta ahora en el servicio universal se incluía el acceso a internet, servicios para personas con discapacidad y necesidades sociales especiales, los teléfonos públicos, una guía telefónica universal con los números de todos los abonados de teléfonos fijos, independientemente de su compañía, y números de información telefónica.
Desde el 1 de enero, Telefónica no estará obligada a elaborar la guía telefónica o mantener un número de información. Esto no quiere decir que desaparezcan los servicios, sino que el Gobierno (y la Unión Europea) consideran que el sector privado ya cubre estas necesidades.
Telefónica es, desde 2011, la adjudicataria del servicio universal, con dos prórrogas en el servicio porque ningún operador ha querido hacerse cargo del mismo. El Gobierno confirma ahora la tercera prórroga, de un año.
Pero, ¿sigue existiendo el listín telefónico?
A finales del siglo XX aún se repartían puerta por puerta unos 12 millones de guías telefónicas por todo el país. Pero desde el año 2014 ya no se recibe en casa.
Solo se entrega físicamente a los abonados que lo soliciten, y según la Secretaría de Estado de Avance Digital, en 2018 se han repartido menos de 200 ejemplares.
En el Eurobarómetro de 2010, un 52% de los españoles encuestados reconoció no haber usado nunca guías de abonado en papel y nadie la usaba más de una vez al mes.
Las versiones on line se multiplican, demostrando que efectivamente el servicio se presta sin necesidad de regulación. La oficial sigue siendo el buscador Páginas Blancas de Telefónica.
Pero, para romanticismo, el de buscar entre las miles de hojas la correcta, recorrer con el dedo la lista de los nombres, con su letra minúscula. En esta web sobre la historia de la telefonía recopilan preciosos ejemplares de guías telefónicas desde el siglo XIX.
Cuenta atrás para las cabinas telefónicas
En España hay más de 50 millones de teléfonos móviles. Instalados en nuestras calles quedan 16.612 teléfonos públicos. En 2017 se realizaron desde ellos 616.953 llamadas, una media de 1.15 al día en cada uno. Este año, Telefónica calcula que la media estará por debajo de una llamada al día por terminal.
La empresa lleva años diciendo que el servicio es “deficitario”: mantener las cabinas en la calle es caro. El vandalismo se ceba con ellas, que aún funcionan con monedas. Repararlas, sustituirlas y limpiarlas cuesta unos dos millones de euros más de lo que se ingresa. Aunque algunas cabinas, en zonas turísticas sobre todo, siguen dando dinero.
Ya en 2016 a Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) elaboró un informe, a petición del Ministerio de Industria, en el que apreciaba “una disminución de la demanda del servicio de cabinas y un incremento en los costes de su prestación”. Y aconsejaba eliminarlo del servicio universal.
El Eurobarómetro de 2014 confirmaba que el 88% de los encuestados no utilizaban “nunca” una cabina para llamar.
El Código Europeo de Comunicaciones Electrónicas, aprobado en junio, tampoco considera los teléfonos públicos un servicio esencial. De hecho, en otros países como Alemania o Francia dejaron hace tiempo de garantizar el servicio, que queda en manos de la voluntariedad de las operadoras, es decir: lo mantienen donde les es rentable hacerlo.
A la espera de la transposición de esta normativa europea en los próximos meses, el Gobierno ha prorrogado por un año la concesión a Telefónica de las cabinas telefónicas en la vía pública. Así, habrá tiempo de decidir cómo se desmantelan las cabinas, cuáles siguen funcionando por ser rentables, y cuáles se conservan por necesidad, por ejemplo, en pueblos donde la cobertura móvil no es buena.
La Federación Asturiana de Concejos (FACC), por ejemplo, ha pedido "establecer criterios" para mantener algunas de ellas en la comunidad, con dificultades de comunicación por motivos orográficos. Una cabina da "tranquilidad" a los vecinos, y su desaparición puede complicar la vida de zonas con alto riesgo de despoblación.
El alcalde de Navia, Ignacio García Palacios, lo explicaba así a EFE: "Se debería mantener un número determinado, pequeño quizás, de teléfonos públicos, especialmente en los pequeños municipios. No podemos fiarlo todo a la cobertura móvil".
Ya hay servicios que buscan llenar ese "vacío", al menos en la sensación de seguridad, al mantener la comunicación con los servicios de emergencias. La empresa Trazos Sistemas ofrece un aparato sin teclado para instalar, por ejemplo, en la plaza del pueblo. Con un único botón se comunica directamente con el 112.
Historia sentimental
Los dos primeros teléfonos públicos de España se instalaron en Madrid en 1928: junto a lo que era el Viena Park (hoy Florida Retiro), y en el bar Regio, en la carrera de San Jerónimo. Un lujo que funcionaba con las míticas fichas de metal.
Las primeras cabinas de aluminio y cristal, con puerta, se instalaron a mediados de los años 60.
A finales de los 90 había cerca de 60.000 cabinas telefónicas en la calle, y más de 100.000 teléfonos públicos si contamos los de bares, hospitales, etc.
Aún así, había que hacer cola para llamar a ciertas horas. Como icono, la cabina de verdad, la de puertas abatibles, no tiene precio.
En 1973, el mediometraje "La Cabina", de Antonio Mercero, ganó el que durante muchos años fue el único premio Emmy para España, con José Luis López Vázquez golpeando los cristales para poder salir de una de ellas. Aunque no era el modelo que veíamos en las calles.
Refugio de enamorados y vestidor para Superman, las cabinas telefónicas forman parte del imaginario colectivo, como hemos visto hasta en Cuéntame. Pero la realidad es que ya nadie quiere descolgar el auricular para llamar. Su desaparición está a la vuelta de la esquina. Vivirá siempre en nuestro archivo sentimental.