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Macron afirma que no renunciará a sus reformas pese a entender la "ira" de la ciudadanía en su mensaje de fin de año

  • El presidente francés tiene presente a los "chalecos amarillos" en su alocución con motivo de Nochevieja

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El presidente de Francia, Emmanuel Macron, en su discurso de fin de año
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, en su discurso de fin de año

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha asegurado este lunes en su disurso de fin de año que la "ira" de los "chalecos amarillos les ha trasladado el mensaje de que "no estamos resignados", pero ha señalado que no renunciará a las reformas que prometió al llegar al cargo hace ahora año y medio.

Macron ha subrayado que "los resultados" de estas reformas, pensadas para los cinco años de mandato, "no pueden ser inmediatos" y que "la impaciencia" -que él dice compartir con la ciudadanía- "no puede justificar ninguna renuncia".

Sin mencionar expresamente a los "chalecos amarillos", el presidente francés ha señalado que "los grandes desgarrones y la ira venían de lejos: la ira contra la injusticias, contra el curso de la globalización a veces incomprensible, la ira contra un sistema demasiado complejo y carente de benevolencia, la ira también contra los cambios profundos que cuestionan nuestra sociedad acerca de su identidad y significado".

"Esa ira -continuó- me dijo una cosa, no importa cuan excesiva o desbordante sea: no estamos resignados. Nuestro país quiere construir un futuro mejor basado en nuestra capacidad de inventar, nuevas formas de hacer y estar juntos. Esa es mi lección de 2018".

Macron ha hecho un llamamiento a los franceses para que dejen de desacreditarse y ha advertido ante las protestas que "el orden republicano será asegurado sin complacencia".

Seis meses de crisis continuadas que han dejado su popularidad en mínimos

Tras un año y medio de mandato, Macron ha hecho frente a seis meses de crisis continuadas que han dejado su popularidad en mínimos -solo el 27 % de los franceses tienen una opinión positiva de él, según el último sondeo del instituto demoscópico BVA-.

Macron se ha expresado de pie -gesto poco visto en este tipo de alocuciones- en un mensaje grabado desde el Palacio del Elíseo.

Además, ha incluído a Francia en el contexto "de incertidumbre global" y alejado del orden internacional establecido tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, "puesto en duda por las grandes potencias".

"En todas partes en Europa crecen los partidos extremistas", ha dicho; habló de "la inmigración" que "nos preocupa" pero que es utilizada por "egoísmos nacionales" y ha invitado al país a liderar el cambio dentro de Europa tras agregar incluso que "el capitalismo ultraliberal y financiero llega a su fin".

"La crisis de nuestro sueño europeo está ahí, ¿hay que desesperar? No lo creo. Tenemos una visión que ofrecer, es la línea que propongo desde mi llegada al poder. Tenemos que poner de nuestra parte para el renacimiento de nuestro mundo y nuestro día a día", ha señalado, en alusión a las elecciones europeas que se celebrarán el año que viene.

Hace un año, en la misma cita con los franceses, Macron prometía "un gran proyecto social" y reivindicaba 2018 como "el año de la cohesión de la nación", palabras que ahora suenan a un primer fracaso.

"Chalecos amarillos" frente al Arco de Triunfo de París el 31 de diciembre de 2018.

Macron llegó al poder dispuesto a mantener el timón firme y no ceder a la presión popular -algo que criticó en sus antecesores como factor de sus fracasos-, pero él mismo tuvo que claudicar en algunos de sus anuncios tras cuatro semanas de intensas protestas.

Aún así, el presidente francés ha tratado de mostrarse este lunes positivo y ha invocado la esperanza entre uno de sus tres deseos para el año que entra: "Verdad, dignidad y esperanza".

Además, ha anunciado que en los próximos días se dirigirá a los franceses en una carta para iniciar "el gran debate nacional" que prometió a principios de mes, para hacerlos partícipes de los cambios.

En paralelo a la emisión del discurso, decenas de "chalecos amarillos" que este lunes se habían dado cita en los Campos Elíseos trataron de acceder a esa avenida, protegida por un fuerte dispositivo de seguridad para acoger a las 300.000 personas que allí se esperan para festejar la Nochevieja.