Ébola y violencia: dos epidemias en el este de la República Democrática del Congo
El país donde se identificó por primera vez el virus afronta la peor epidemia de su historia con el brote declarado hace seis meses.
Seis meses después de que fuera declarado el brote de Ébola en el noreste de la República Democrática del Congo (RDC), la epidemia sigue activa. Según los datos oficiales del Ministerio de Salud congoleño, a 28 de enero, 743 personas habrían sido infectadas por el virus (689 casos confirmados y 54 probables), 461 (entre confirmados y sospechosos) habrían fallecido a causa de la enfermedad y 258 se han curado.
Se trata del décimo brote de Ébola en RDC y el peor de la historia del país desde que se identificó el virus en 1976 cerca del río que le dio nombre en lo que entonces se llamaba Zaire. A pesar de la movilización de la Organización Mundial de la Salud (OMS), del Ministerio de Salud congoleño y de organizaciones como Médicos Sin Fronteras (MSF) el mortal virus continúa propagándose. ¿Por qué hemos llegado a este punto?
La inestabilidad y la inexperiencia, factores para la propagación
Luis Encinas, experto en Ébola de Médicos sin Fronteras, ha estado en la zona en dos momentos diferentes del brote. Encinas apunta a una suma de factores como la causa de la situación actual: "Se trata de una región dónde nunca antes se había dado un brote y dónde la formación y conocimiento del personal sanitario local en términos de bioseguridad sobre Ébola era inexistente antes de esta epidemia. Prueba de ello es que casi el 10% de los contagiados son sanitarios. Además, se trata de una zona en conflicto, con presencia de múltiples grupos armados, en la que el acceso a las zonas rurales fuera de las principales ciudades es muy complicado".
“Es una región dónde nunca antes se había dado un brote y dónde la formación y conocimiento del personal sanitario local era inexistente“
A esto hay que agregar un sistema de salud muy frágil y débil. "Y si a este cóctel le añadimos fuertes reticencias de algunas comunidades a permitir el acceso de los equipos médicos; y que todavía hay cadenas de transmisión ocultas porque el seguimiento de los contactos no se puede realizar de forma efectiva, tendremos una imagen bastante aproximada de por qué el brote ha llegado a alcanzar las cotas actuales", concluye Encinas.
Además, mientras sigue creciendo el número de nuevos casos confirmados, un contexto de inestabilidad relacionado con las elecciones presidenciales, ha restringido aún más el acceso a la atención médica en Beni y sus alrededores, donde varios centros de salud llegaron a sufrir daños durante las protestas.
Refuerzo en las zonas más afectadas
Unas de las últimas localidades urbanas en las que los casos han subido han sido Butembo, Kalenguta, 25 kilómetros al norte, y especialmente en Katwa, 30 kilómetros al este. En esta última se han registrado el 65% de los nuevos casos confirmados en los últimos 21 días. Además del incremento, también han surgido resistencias de las comunidades.
"Nos preocupa profundamente la situación epidemiológica en el área de Butembo", explica John Johnson, coordinador de MSF en Butembo. "Somos conscientes de que este brote va a durar y que debemos incrementar nuestros esfuerzos para controlarlo. En coordinación con las autoridades, hemos acercado nuestras actividades a las poblaciones afectadas y estamos formando a personas claves de la comunidad para que llegar a los pacientes y sus familiares".
“Somos conscientes de que este brote va a durar y que debemos incrementar nuestros esfuerzos para controlarlo“
Para hacer frente al incremento de casos confirmados, MSF ha escalado su respuesta en las zonas de salud de Butembo, Katwa y Komanda. En Butembo, la organización ha ampliado de 64 a 96 camas la capacidad del centro de tratamiento de Ébola. En Katwa ha abierto un nuevo centro y en Komanda, ya en la vecina provincia de Ituri y donde se han identificado nuevos puntos de contagio, ha instalado un centro de tránsito. "Con más y más casos llegando de Butembo, con casi un millón de habitantes, era fundamental abrir un segundo centro de tratamiento rápidamente", explica Emmanuel Massart, coordinador de MSF en Katwa.
Descontaminación inmediata para prevenir
También se han reforzado las actividades de descontaminación de los centros de salud y de vacunación de los trabajadores de salud de primera línea para ayudar a contener la epidemia. Hasta el momento, 2.000 trabajadores de vanguardia han recibido la vacuna contra el Ébola.
En Beni, siguen confirmándose nuevos casos casi a diario. "Hemos intensificado nuestras operaciones médicas abriendo un centro de tránsito", indica Axelle Ronsse, coordinadora de la respuesta al Ébola de MSF. El objetivo de este es ayudar con el triaje (la clasificación) y la atención a pacientes que presentan síntomas no específicos del Ébola y que pueden atribuirse a otras patologías como la malaria u otras enfermedades infecciosas comunes.
"Además, estamos realizando descontaminaciones en centros de salud donde tenemos constancia que ha pasado un paciente confirmado de Ébola. Pero nuestras acciones no se limitan a respuestas reactivas: hemos aumentado la capacitación de profesionales de la salud y la sensibilización de las comunidades sobre prácticas de higiene", añade Ronsse.
Vencer al virus es posible
"Mi trabajo diario es esencial para hacer frente a la epidemia", destaca Antoine, encargado de promoción de la salud en el centro de tratamiento de Ébola de Butembo. "Queremos animar a las personas a que vengan y sean tratadas lo más rápido posible. También difundimos el mensaje de que es posible recuperarse del Ébola, que se le puede vencer. Le pedimos a todos los supervivientes que salen de nuestro centro que se conviertan en embajadores y generen conciencia contando su historia. Algunas personas que ahora son inmunes al virus pueden, a su vez, brindar una valiosa ayuda; especialmente, cuidando de los niños ingresados y que quedan separados de sus familias. Venceremos a esta epidemia trabajando juntos. Nos concierne a todos".
“Es posible recuperarse del Ébola, se le puede vencer“
Una prueba de la dificultad para trabajar en un contexto la experimentó el propio centro de tránsito de Beni cuando, el pasado 27 de diciembre, fue objeto de actos violentos como el lanzamiento de piedras y el saqueo de material y equipos durante las protestas en la ciudad. Estos episodios de violencia llevaron a la evacuación temporal de los equipos. De los 28 pacientes que se encontraban en el centro en el momento de las manifestaciones, nueve lo abandonaron durante los hechos, 18 fueron remitidos al hospital general de Beni y uno fue dado de alta.