May sufre otra derrota en el Parlamento y tendrá solo tres días para presentar una alternativa a su acuerdo si no sale adelante
- La nueva derrota en la Cámara de los Comunes deja entrever el resultado de la votación sobre el plan de retirada del 15 de enero
- La enmieda aprobada obliga a presentar la nueva propuesta en tres días en lugar de los 21 con los que contaba el Gobierno
El Parlamento británico ha aprobado este miércoles una enmienda que obliga al Gobierno a presentar un "plan B" del Brexit en tres días, si el acuerdo de salida del Reino Unido de la Unión Europea es rechazado el próximo martes 15 de enero.
La Cámara de lo Comunes ha votado, por 308 votos a favor y 297 en contra, la enmienda presentada por el diputado conservador Dominic Grieve, que recorta 18 días el tiempo de reacción del Ejecutivo de la primera ministra, Theresa May, si su pacto no pasa el trámite parlamentario la próxima semana.
La aceptación de la iniciativa por parte del presidente de la cámara, John Bercow, ha causado gran enfado entre diputados conservadores, que alegaron que no se conocen precedentes sobre enmiendas a la agenda parlamentaria propuesta por el Gobierno.
En virtud de la ley británica de salida de la UE, y en el caso de perder la votación del martes, May contaba con 21 días para hacer una declaración sobre sus futuras intenciones y someterla a la aprobación de la cámara en los siguientes 7 días hábiles.
Sin embargo, por un margen de 11 votos, los parlamentarios han acordado este miércoles acelerar ese proceso y obligar a la "premier" a presentar esos planes alternativos en los siguientes tres días hábiles posteriores a la votación, es decir, antes del próximo lunes 21 de enero.
Cinco días de debate sobre el plan de retirada
La votación de la enmienda se ha producido escasos momentos antes de que el ministro del Brexit, Steve Barclay, iniciara los cinco días de debate sobre el acuerdo de salida de la UE pactado por May con Bruselas.
Durante las próximas jornadas los diputados deliberarán sobre el texto acordado el pasado 25 de noviembre entre Londres y Bruselas y que ha causado gran controversia en el Reino Unido.
Tanto es así, que la primera ministra decidió cancelar su votación, prevista para el pasado 11 de diciembre en la Cámara de los Comunes, ante la perspectiva de una humillante derrota.
Finalmente, la decisión final se adoptará el próximo martes, más de un mes después de esa fecha inicial, un tiempo en el que el Gobierno ha tratado de conseguir garantías adicionales al tratado que convenzan a los diputados para apoyarlo.
Sin embargo, la prespectiva no parece haber cambiado para May, quien ha encadenado una derrota tras otra en las últimas votaciones en el Parlamento.
El Parlamento podrá votar sobre la salvaguarda para Irlanda
En un intento por ganar aire y sumar apoyos, la primera ministra británica, ha anunciado a primera hora del día que el Parlamento podrá votar sobre si alargar el periodo de transición del Brexit o activar la salvaguarda irlandesa, si el Reino Unido y la Unión Europea (UE) no han llegado a un acuerdo comercial para finales de 2020.
En virtud de esa salvaguarda, el Reino Unido se mantendrá en una unión aduanera común hasta que se llegue a un nuevo acuerdo comercial con la UE, a fin de evitar una aduana entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda, principal escollo que existe para lograr una salida del Reino Unido de la Unión Europea con acuerdo.
El Ejecutivo británico también anunció este miércoles que consultará la activación de la citada salvaguarda, conocida en el Reino Unido como backstop, a la Asamblea autónoma norirlandesa.
Sin embargo, Partido Democrático Unionista (DUP) de Irlanda del Norte ha mostrado su rechazo a esta iniciativa del Gobierno británico y la ha calificado como "irrelevante" y "superficial".
El diputado del DUP Nigel Dodds ha señalado en un comunicado, que tal consulta no sería vinculante porque la Asamblea "no puede anular la legislación internacional del Reino Unido". Además, la cámara permanece suspendida desde hace dos años por las diferencias que mantienen el DUP, mayoritario entre la comunidad protestante, y el Sinn Féin, principal entre la nacionalista-católica.