El museo se convierte en un cómic
- Max, Sergio García y Ana Merino presentan Viñetas desbordadas
- “Es una exposición que amplía los límites del cómic”, aseguran
- Del 22 de enero al 24 de marzo de 2019, en el Centro José Guerrero de Granada
Entrar al Centro José Guerrero de Granada es como meterse en un cómic, porque las viñetas serpentean por sus paredes y podemos leerlas mientras paseamos. Una novedosa experiencia que sus autores describen como “un cómic expandido” y que está concebido para leerse, únicamente, en las salas del centro. Una idea tan original tenía que partir de dos grandes de nuestro cómic, Max (Barcelona, 1956) y Sergio García (Guadix, 1967), acompañados de la poeta, escritora y teórica del cómic, Ana Merino (Madrid, 1971).
Max nos comenta que: “Paco Baena, el director del Centro quería llevar el cómic al museo, pero haciendo un cómic pensado expresamente para el espacio de ese museo; y que no tenga sentido ni se pueda leer en otro sitio. Y al reunirnos todos surgió la idea de Viñetas desbordadas”.
“Básicamente -continúa Max- Sergio y yo hemos pensado una historia específicamente para el espacio en el que teníamos que intervenir. Por eso no me gusta llamarlo exposición sino intervención. Una intervención que usa el lenguaje del cómic. Cada uno hemos hecho una cosa muy diferente pero ambas encajan de maravilla. Y Ana ha añadido poemas sobre el tema y un texto en el que explica el proceso de este trabajo, que va en el catálogo de la exposición. Un catálogo que no recoge la obra terminada sino el proceso. Porque la obra final solo tiene sentido en el espacio del museo, no en papel. Creo que en España no se ha hecho nada así, usando el espacio como soporte. Es como ampliar una vez más los límites del cómic; esos límites que siempre decimos que no tiene”.
“Pienso –añade Sergio- que los visitantes se van a sorprender porque hemos jugado con los lenguajes del cómic y los hemos llevado a nuevas fronteras. Hemos demostrado que hay vida más allá de la página. Es una experiencia totalmente interactiva y envolvente. Planteamos nuevas formas de narración y abrimos una nueva vía, muy interesante, que otros autores pueden seguir en el futuro. Romper los límites de la página y ver qué sale de ahí”
“Creo –concluye Ana- que es una reivindicación del cómic frente al espacio y, además, un diálogo a varias voces, lo que yo creo que es muy novedoso, porque se ha roto con la idea de monográficos. Sin olvidar que la exposición está pensada para ese espacio concreto del museo; ocupan todo el espacio del museo. Y finalmente el diálogo con lo literario, cómo se encuentran poesía y cómic. De hecho, Max y Sergio son mis musas, los que inspiran esos poemas, al igual que sus personajes”.
Max: Desbordando los límites
“Nos costó encontrar el título -confiesa Max-. Al final lo llamamos Viñetas desbordadas porque nos salimos del marco de las páginas, del papel, para llegar no solo a las paredes sino a los espacios en sí del museo. Por ejemplo, en mi parte hay dos historias paralelas, que están en paredes enfrentadas, y que dialogan la una con la otra. El lector solo entenderá la historia si se va desplazando de una pared a otra en zigzag. Hemos aprovechado todas las posibilidades espaciales y te vas desplazando por el museo. Pero hay que verlo porque es difícil de explicar”.
“Las historias son distintas pero se complementan -añade-. Lo mío es una cosa muy desnuda, muy austera, muy zen… mientras que lo suyo es muy barroco. Es como el yin y el yan, se complementan muy bien. Y hemos cuidado el punto en el que su historia encaja con la mía para que sea algo fluído”
“Mi intervención -asegura Max- se llama La línea y se subdivide en tres historietas. La más larga se titula Vida de Ubrut, encargado de mantenimiento y es un asalariado que se encarga de que una línea de once kilómetros, esté siempre impoluta. Esa línea es la que recorre todos los espacios del museo. En esa línea ocurren cosas por la noche, sale hierba, aparecen piedras… cada mañana la deja impecable”.
“La segunda historia se llama Vladimir y Estragón y está basada en la obra Esperando a Godot, de Samuel Beckett. Como Godot no llega nunca estos dos personajes se salen del libro a buscarlo. Y es cuando dialogan con Ubrut a través del espacio de la sala”
“La última historieta es la conclusión –asegura el Premio Nacional de Cómic-. En ella aparece un personaje del teatro de Lorca que dialoga con Vladimir y también hace referencia a Ubrut, cerrando el círculo. Esta historieta no está en las paredes sino en un fanzine en papel que el público se puede llevar”.
Sergio García: Inspirándose en el antiguo Egipto
Sergio es profesor en la Universidad de Granada y uno de nuestros dibujantes más conocidos a nivel internacional; además de trabajar para el mercado francés, actualmente colabora con el prestigioso The New York Times en el que tiene una página, en su suplemento cultural, en la que hace todo tipo de experimentos gráficos.
“La primera planta comienza con una introducción de los experimentos gráficos que Max y yo hemos hecho anteriormente –nos cuenta Sergio-. Luego tenemos la exposición de Max, que ya os ha comentado, y que termina subiendo por la escalera hasta la segunda planta, donde su viñeta me pasa el testigo”.
“Soy profesor de dibujo de la Universidad de Granada y pertenezco a un grupo de investigación del dibujo egipcio –añade el autor-. Por eso lo que hago es una intervención que intenta reproducir la estructura narrativa de una tumba del Valle de los Reyes, la de Tutmosis III, que representa el Libro de los muertos. Ellos dividen el espacio rectangular de la cámara en doce partes, a través de las que cuentan las doce horas del sol o las doce de la noche. Una idea que me pareció preciosa porque los dibujos de esa tumba me recuerdan mucho a los de Chris Ware, son muy sintéticos y preciosos”.
“Por eso -continúa- he realizado doce grandes piezas de tres metros por uno y medio; y cada una de ellas corresponde a una especie de hora conceptual, empezando con el amanecer y terminando con el anochecer. Y todo transcurre en la ciudad de Nueva York. La idea es seguir la vida de seis personajes durante en esos doce paneles, desde que amanece hasta que anochece. Y los personajes interactúan entre ellos. Todo sin palabras”.
El estilo de Max y el Sergio es completamente antagónico. “Lo mío es muy recargado, pero se complementan muy bien -asegura-. Me gusta mucho lo que Max hizo para el Prado con el Bosco. Esa manera tan teatral que tiene de narrar colocando una línea sobre la que sitúa a los personajes”.
“Al final de mi sala hay una pantalla en la que se puede ver un making of que resume las más de 500 horas que pasé dibujando, para que se pueda ver el proceso creativo”.
Sergio nos comenta que: “Existe la posibilidad de que esta exposición vaya a otras salas. De hecho, una gente de Portugal se ha mostrado muy interesada en llevarla allí. Y también podríamos moverla en otros sitios de España. Ya veremos”.
Ana Merino: poniendo poesía a las viñetas
La escritora, poeta y teórica del cómic Ana Merino, que ha escrito dos libros infantiles ilustrados por Max (El vikingo soñador y Hagamos caso al tigre), se ha encargado de los textos del catálogo y ha escrito un poemario sobre los trabajos de ambos. “Mi papel es dialogar con ellos y construir una poética de su evocación del cómic. Yo he escrito siete poemas para este proyecto y he redactado la trama de cómo ha sido el proceso creador. Es decir, ese catálogo es una historia de cómo se fue gestando la exposición”.
“Con esta exposición –continúa- queríamos profundizar en la esencia del cómic y reivindicar esa textura creativa, tan potente, que tienen las viñetas, apropiándonos de los espacios y construyendo la narrativa a través de los grandes espacios del museo. Es un proyecto precioso de dos genios con universos creativos y narrativos muy ricos”.]
“El cómic tiene mucho de diálogo, de personajes –añade Ana-. Y aquí somos todos personajes de un proyecto, cada uno con su propia historia. Además, en este juego del cómic, también jugamos con toda la escenografía del arte, de la pintura, pero también de la de la literatura y de la del teatro. Al ser varios creadores es una exposición con muchos niveles. Hay muchas capas”.
Pero… ¿Cómo son los poemas de Ana? “Reconstruyen imágenes y hacen guiños a los procesos y a los personajes que vemos en las paredes –asegura-. Se escuchan en algunas partes del museo, leídos por mi voz. Eso también es un homenaje a los bocadillos de los cómics donde “escuchas” una voz”.
Sin duda una de las exposiciones más originales de la temporada, que podréis ver del 22 de enero al 24 de marzo de 2019 en el Centro José Guerrero de Granada.