Muere Elio Berhanyer a los 89 años
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- Reacciones a la muerte de Elio Berhanyer
- Hannibal Laguna rinde homenaje a Elio Berhanyer
Ha muerto Elio Berhanyer, el decano de la moda española, y su capilla ardiente se instalará en el Museo del Traje esta misma tarde. Dentro de unos días iba a cumplir 90 años pero hoy ha dicho adiós. Se le echó de menos en el homenaje a Jesús Mari Montes-Fernández que se hizo en Ifema y Hannibal Laguna, con el que mantenía una excelente relación también lamentó su ausencia en el desfile. “Está malito, se ha roto la cadera”, decían. Las últimas veces que se le vio en público se le notaba cansado. Oía mal y caminaba despacio, pero tenía una memoria prodigiosa. Elio contaba su vida como si la estuviera leyendo, y recordaba con precisión fechas, nombres, lugares, colecciones, vestidos...
Habló de todo en el homenaje que le hizo Córdoba, su ciudad. Repasó su vida en un patio con historia, como Elio. Contaba anécdotas picantes de Ava Gadner, viajaba en el tiempo y en el espacio para hablar de los desfiles que hizo por todo el planeta, y recordaba las coplas que oía cuando siendo un niño paseaba por la Alameda de Sevilla. “Ay, Dios, quién hubiera tenido voz para cantar ojos verdes”, decía. Pero la tuvo y en Córdoba cantó varias coplas.
Pero sobre todo recordaba a su padre. Su gran amor, su espejo. Cuando Elio Berhanyer colgó la bata blanca y guardó las tijeras, la aguja y el hilo algo se rompió dentro de él. Fue el corazón, y ni él mismo lo pudo remendar. Fue muy duro pero siguió asistiendo a los desfiles de Ángel Schlesser, Juan Duyos y Hannibal Laguna, que como decía Elio, “son los únicos que me invitan”. Esos días volvía a sonreír, quizá por el contacto con la pasarela, sus camaradas, la prensa… y siempre decía, con nostalgia, “me estoy planteando volver”. La retirada fue uno de los golpes duros que le ha dado la vida. “Sigue amando la moda y tiene momento buenos y otros malos en los que se viene abajo”, decía Antonio, su cuñado, su bastón.
Elio nació en Córdoba en 1929. Era hijo y nieto de campesinos. Fui un niño triste, solitario, pasé hambre”, le contaba a Jesús Mari Montes-Fernández, director de Flash Moda. Y también que no aprendió a leer y escribir hasta los 14 años. Antes de dedicarse a la moda cuidó ganado, repartió leche y fue albañil hasta que entró en publicidad como dibujante. Ese trabajo fue su puente a la costura, paso que dio con 27 años.
Irrumpió en la moda en el reinado Balenciaga, Pertegaz y Pedro Rodríguez, también de Loewe. Brilló desde 1960, año en el que presentó su primera colección de costura. Tenía 27 años. Dos años después mostraba sus creaciones en la embajada de España en Londres y después llevó su moda a Washington, Nueva York, México, Bélgica… En 1968 lanzó una línea para hombre y dos años más tarde tenía tiendas en Madrid y Barcelona. En 1973, empujado por los nuevos aires que recorren la moda, comienza a hacer prêt-à-porter y su primera colección se vende en Francia, Japón y Australia. Su nombre y su trabajo han recorrido todo el planeta y sus vestidos han colgado de los percheros de los grandes almacenes más importantes del mundo, como Neiman Marcus, Bergdorf Goodman o Harrod´s.
Su moda llegó a los altares y al cielo ya que hizo los uniformes de Iberia entre 1972 y 1983. Elio dominaba el color, conocía el poder de cada tono. Adoraba las líneas puras, el corte preciso y creaba potentes patrones que parecían estructuras, y es que la arquitectura fue si asignatura pendiente. Zurbarán fue siempre su gran referente, una pasión y casi una obsesión. “Es el diseñador más grande de la historia de España porque los trajes que pintaba nunca existieron, ¡los inventó él!”, decía.
Berhanyer triunfó también en el teatro. Sobre todo en la moderna obra Anillos para una dama, con María Asquerino que brillaba por su talento y el vestuario de Elio. Es menos conocida su afición por el flamenco y hay que destacar los vestidos que lució Merche Esmeralda en ‘Todas las primaveras’, de Antonio Gala, y el elegantísimo traje de gitana negro con volantes ribeteados en blanco con el que Lola Flores baila en la película Sevillanas, de Carlos Saura.
“El que mejor ha sabido mezclar blanco y negro”, dice Gala en el documental realizado por Diego Galán que estrenó TVE. Una combinación de tonos que siempre estaba presente en sus colecciones, sobre todo en las salidas finales. Un guiño a su tierra, Andalucía, a las casas encaladas y al luto que visten las mujeres. Visitó a mujeres como Cid Charisse, “el cuerpo más imponente que he vestido”, y Ava Gadner, a la que conoció en 1963 cuando la actriz rodaba en Madrid 55 días en Pekín. “Era maravillosa pero bebía mucho. Siempre llegaba tarde al rodaje y yo le probaba antes de ir a grabar. Una vez apareció desnuda y mi ayudante sudaba tanto que le dije que iba a estropearme el vestido”, recordaba con una sonrisa.
También hizo muchos trajes a Doña Sofía. Además ha tenido entre sus clientas a mujeres como Analía Gadé, Sonsoles Llanzol y a Aline Griffith. La condesa de Romanones solía llevar vestidos de Elio en las fiestas a las que asistía en Nueva York y recuerda las excelentes críticas que su vestuario recibía en las crónicas sociales de la época.
La carrera de Elio no se entendería sin esas grandes mujeres. Ellas eran su fuente de inspiración; hacerlas aún más bellas, su objetivo. “Una cosa es vestir bien y otras cosa es ser elegante; la elegancia no la hacemos los diseñadores, nace de la mujer”, dijo una vez. “La elegancia de Elio es espiritual y es superior a la de su clientela, porque Elio tiene una gran nobleza”, dijo Antonio gala, uno de sus mejores amigos.
Pero el éxito nunca le hizo feliz del todo. “La moda me ha dado alegrías y penas, no todo ha sido maravilloso”, decía. El impuesto del 60% que el Gobierno aplicó a la costura hizo que muchos talleres cerraran. Elio sobrevivió cuatro años más.
“Cuando deja de hacer costura, en 1978, es el fin, ya no le gustaba lo que estaba haciendo”, decía Charo Montarco, la que fuera su relaciones públicas durante años. Elio era el que más venía, tenía más de 100 puntos de venta, pero no lo disfrutaba. “No me importa el dinero”, dijo una vez. “No sé si he sido rico o no; creo que he sido más veces pobre que rico“.
Su primer desfile en la pasarela Cibeles fue en 1994 y allí estuvo, temporada tras temporada, hasta septiembre de 2010. La colección para la primavera de 2011 fue la última que presentó. Luego llegaron los premios. "Me los han dado todos, y ahí están, en los cajones. Pero creo que se los tienen que dar a los jóvenes, para empujarles y para que vean un futuro más prometedor”, contaba en el documental de TVE. Elio era un grande, de la moda y de la vida.
Su casa era su refugio, un espacio que compartía con su soledad, una soledad buscada, deseada. “Tengo dos personalidades. Por la noche, en casa, con mi soledad, soy Elio Berenguer y Elio Berhanyer, el otro, se queda fuera. ¡Él ha hecho las cosas que Berenguer nunca haría!", comentaba.
La soledad le ha acompañado siempre, desde que era un niño. Pero sobre todo desde que se fue su padre. “Fue el gran amor de mi vida y todavía lo llevo dentro”, decía a menudo. Elio nunca olvidó el cuento que le leía de pequeño, el de ‘El castillo de irás y no volverás’. Lo tuvo tan presente que utilizaba título para referirse a la muerte. “Cuando me marche al castillo de irás y no volverás me gustaría que me desnudaran y me echaran en la fosa donde está mi padre. Sería la segunda vez que le echan a la fosa porque yo creo que soy él”, dice con lágrimas en los ojos en el documental de Diego Galán.