Oteyza, la dramaturgia y liturgia de la moda
- Su colección conecta los regionalismos españoles con la vanguardia
- El desfile se convierte en un espectáculo que conecta distintas artes
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Dicen Paul y Caterina, directores creativos de la firma Oteyza, que no entienden la moda sin emociones y emociones a raudales han regalado desde el escenario del Teatro Español, testigo del devenir de la cultura pero también de la vida. Ya en el siglo XVI tuvo que tener en sus butacas a caballeros abrigados con capa y hoy, en 2019, vuelve a tenerlos, aunque sobre el escenario convertido en pasarela.
La obra que ahora se representa tiene tres actos que estructuran la colección, ‘Lances’, que conecta los regionalismos de España con la vanguardia del arte y, por supuesto, la moda. El negro, color asociado a la historia de la indumentaria española y al tipismo, da paso a una paleta de colores nuevos en la casa ,”como los blancos sucios de la lana recién esquilada, los amarillos ocres de Albers, los cobrizos de Castilla y otros muy otoñales como el verde musgo. Pero sobre todo el negro, a veces de los pies a la cabeza, un negro potente, muy español”.
Los modelos juegan a tapar y destapar su rostro y provocan un estético juego de sombras y luces sobre una enorme pantalla que proyecta el trabajo en directo del artista Fernando Mastretta, obra inédita que los invitados al desfile se han podido descargar.
“La idea es ofrecer una continuidad con nuestros trabajos anteriores utilizando la dramaturgia y asociar distintas artes, artes escénicas, artes plásticas y la costura. La colección es un bellísimo ejercicio de equilibrio entre pasado y futuro, tradición y modernidad, artesanía y tecnología.
Destacan prendas nuevas como el calzón o calza, “es una falda asimétrica con cintura de capote que arrastra el paño hasta el suelo, una metáfora de esta España que siempre ha ido arrastrando, para bien o para mal”, apunta Paul.
Es la capa Zuloaga que ahora cae sobre los hombros y se lleva a la cintura. "¡Es tan bonito ver a un hombre con falda!", dice el sastre, que cuenta con el agrado de sir Paul Smith y con seguidores como Joseph Fiennes o Jorge Drexler, entre otros.Los patrones son más amplios y se trabaja especialmente el pantalón, abriendo la puerta a nuevas formas: con aberturas frontales y en el muslo, con aberturas en cascada, con figuras circulares… siempre con vínculos a distintas corrientes artísticas.
Junto a piezas imponentes se aprecian otras más fáciles de llevar, como los jerséis de punto. No hay rivalidad, todo emplasta y entona. Hay armonía, belleza y pasión por el oficio. También hay mucho esfuerzo, personal y profesional. “Hay que trabajar duro para regenerar la industria y motivar al emprendedor. Nosotros nos sentimos afortunados, nos dieron el Premio Nacional de la Industria de la Moda este año y además formamos parte de la exposición ‘Modus’, que ha sido brutal porque hemos entrado a formar parte del patrimonio cultural”.