Roberto Verino y Ágatha Ruiz de la Prada, llega la hora de los más veteranos
- El Egipto milenario inspira la colección de Verino
- Ágatha revisa sus iconos y apuesta por texturas brillantes
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Roberto Verino sigue apostando por el see now, buy now, por presentar en pasarela la colección que enseguida saldrá a la venta, en este caso la realizada para la primavera y el verano de 2019. Su nuevo trabajo se inspira en el Egipto milenario y el gallego traslada su rico universo cultural a una colección joven, refrescante y muy fresca.
“Las prendas están hechas en tejido como el lino y el algodón, tan presentes en la indumentaria tradicional egipcia, y además hemos hecho estampados como los mosaicos que se han encontrado recientemente en una tumba de más de 4400 años, y también los murales y frescos de las tumbas de Luxor, así como dibujos de ocas. A veces mezclados en una misma prenda. ¡La idea era poner en valor referencias que nos siguen sorprendido después de miles de años", explica.
La propuesta es una mirada tranquila a esta cultura tan influyente y rica en matices. Verino sí utiliza colores y dorados pero siempre en tonos tranquilos, en línea con la naturaleza de los tejidos. En su afán de ofrecer nuevas emociones apuesta por reinterpretar el estilo explorador y, con acierto y elegancia, dibuja prendas cargo, como pantalones y chalecos, que llevan bolsillos exteriores.
Hay contrastes apetecibles, como los tops en seda que se llevan con soberbias bermudas de napa un tanto masculinas, tintadas en un apetecible tono amarillo. La paleta de color se completa con blancos tiza, grises y azules del atardecer en el Nilo, tabaco, lola, verde, lavanda y oro. Dorados son las aplicaciones de encaje que decoran sutilmente las mangas de los vestidos, algunos con cierto aire lencero, perfectos para disfrutar de la noche durante un crucero por el famoso río.
El vestido pañuelo, un clásico de los veranos y un básico de la maleta de vacaciones, rivaliza en feminidad con otros drapeados en tejidos encerados que tienen el foco de atención en la espalda. Destacan las aplicaciones y bordados que salpican algunas prendas. Elementos-joya que elevan la carga estética de las prendas y que representan cuatro motivos de la cultura egipcia que se mezclan con las iniciales del modisto: una forma elegante de llevar un logo que quiere aportar un toque lujoso y a la vez pasar desapercibido.
La línea masculina está muy conectada con la femenina. Los chicos llevan camisas con los estampados de mosaicos aunque están girados para que la parte brillante contacte con la piel y se luzca la parte mate. La napa se utiliza con osadía y contrasta con cómodos linos tintados con suaves azules y elegantes algodones en blanco.
La colección se titula Marhaba, que significa ‘hola’. “Es una manera de dar la bienvenida a otras culturas, algo importante porque lo que está pasando es todo lo contrario”. Verino lamenta profundamente la pérdida de Elio Berhanyer "Es curioso que haya muerto ahora, cuando empieza la pasarela, es para estar con nosotros, para estar muy presente aquí", apunta.
Ágatha Ruiz de la Prada es quizá una de las personas que más ha sentido la muerte de Berhanyer. "Yo era su preferida", decía un día antes a rtve.es. La diseñadora, un icono de la moda española y de la movida, ha pinchado temazos de los 80 para acompañar a sus modelos sobre la pasarela.
Una banda sonora perfecta para revisar éxitos de la casa, como el vestido estrella, el bandeja o el tacataca. Piezas que todavia siguen sorprendiendo, sobre todo si pensamos cuándo fueron lanzadas por primera vez. Son piezas que no envejecen, como Ágatha que cuenta con la ayuda de su hija Cósima que, como dice su equipo, "ha entrado en la empresa como un torbellino, un vendaval de aire fresco".
Junto a las prendas 'espectáculo' vemos salidas de aire deportivo y destaca sobre todo el uso de texturas brillantes, golpes de purpurina y caricias de lúrex. El diseño más fotografiado ha sido el vestido-flor, realizado en seda natural por hilanderas de la isla de La Palma que han trabajado el tejido con mimo hasta conseguir un enorme clavel. Un trabajo artesanal que rinde homenaje a una tradición centenaria.