Thomas Page, el boxeador 'trans' que pelea por que los hombres conecten con sus emociones
- El escritor recoge en su libro Un hombre de verdad su búsqueda de una nueva masculinidad
- Page fue el primer boxeador transexual que peleó en el emblemático Madison Square Garden
El escritor y boxeador amateur Thomas Page McBee es extremadamente amable y cercano. Mira a los ojos directo en sus respuestas a los periodistas y explica con orgullo las anécdotas tras los tatuajes que recorren su cuerpo de apariencia frágil, pero no baja la guardia.
Lanza un primer gancho y levanta una pequeña muralla preventiva marcando terreno: “Como soy ‘trans’ y a veces me hacen preguntas inadecuadas. Mi única regla es que cualquier cosa que me preguntéis me reservo el derecho de devolver la pregunta”, arranca con seguridad.
Page (Hickory, Carolina del Norte, 1981) ha interiorizado cómo defenderse en el día a día y en el cuadrilátero. El norteamericano es el primer boxeador transexual que ha peleado en un combate benéfico en el emblemático Madison Square Garden.
En la lona Thomas Page buscaba razón a un interrogante sin respuesta que le rondaba obsesivo: ¿por qué se pelean los hombres?. La pulsión nació de varias experiencias aterradoras en las calles de Nueva York en las que se vio envuelto en episodios como atracos y peleas.
“Una vez que casi me pelee con otro tipo en la calle, pensé, mirándole a la cara, si yo no cambio algo me voy a convertir en ese hombre. Tenía tantas preguntas sobre la masculinidad y cada vez que las formulaba me decían es que los hombres no somos así”.
Y una paradoja. Uno de los deportes más violentos actuó de catarsis para el escritor en su búsqueda de un nuevo tipo de masculinidad más empática.
“A mí me enseñó a luchar por lo que creo y me hizo sentirme conectado con la vida. Me proporcionó simpatía por otros hombres, me hizo sentirme cercano a ellos y aprendí sobre la amistad masculina. Es la primera vez que los hombres me cuidaron todo el tiempo”, asegura con convicción.
El modelo de "masculinidad tóxica" versus mostrar vulnerabilidad
Thomas Page desgrana estos sentimientos encontrados alrededor del género y las estrechas costuras de los estereotipos sociales en su libro biográfico, Un hombre de verdad (Temas de hoy).
Un texto en primera persona, intimista e inspirador sobre el miedo y la aceptación en una vida cuajada de dificultades en la que sufrió abusos de su padrastro.
El escritor nació en un cuerpo de mujer y realizó la transición hormonal a los 31 años tras complicadas cirugías. En su nuevo físico halló la felicidad pero como hombre se sentía psicológicamente sin rumbo.
“Reclamo poder expresar los sentimientos“
Se topó como modelo con una “masculinidad tóxica” apuntalada en el sempiterno “los niños no lloran”, en la ocultación de los sentimientos y en un muro de silencio. Y aquí llegaron más interrogantes: ¿se puede ser hombre de otro modo?.
“La primera regla de la masculinidad es como la primera regla del Club de la Lucha, que es, no se habla de la masculinidad. Es lo primero de lo que me di cuenta. Así que yo reclamo la intimidad y la vulnerabilidad. La posibilidad de mostrar tristeza que es algo que cuando murió mi madre no pude expresar. Siempre que se está intentando dominar es difícil conectar”, apunta.
"Tuve privilegios al ser hombre cómo que me pagaran más o pasear sin miedo"
Otro de los descubrimientos fue la brecha social entre hombres y mujeres, sustentada en un “patriarcado” que “en la cúspide mantiene los privilegios de unos pocos” enraizado desde hace siglos. Luego llegó la confirmación en primera persona de la desigualdad real.
“Sentí los privilegios de ser un hombre blanco cómo por ejemplo que me pagaran más, poder pasear por las calles sin sentir miedo algo que sí sentía antes. Mi carrera tenía más proyección y cuando hablaba en una habitación todo el mundo se callaba. La gente me tocaba mucho menos. Puedo constatar que lo que dicen las mujeres es verdad y por eso hablo de ello”, asegura el boxeador que ha colgado los guantes por la literatura y creció muy unido a su madre, física de profesión y pionera en pulverizar techos de cristal, que le sirvió de espejo.
Admirador confeso de Obama, autor de tres libros y editor de prensa en medios como el New York Times, en los que ha escrito reportajes sobre la crisis global de la masculinidad, Thomas Page asegura que cada vez encuentra más aliados en su lucha.
“Necesitamos padres y madres que se mojen“
Hombres, sobre todo jóvenes, que se cuestionan otra forma de vivir y actuar, espoleados por el feminismo del movimiento Me too. La infancia siempre es el origen de la construcción de la identidad, defiende el escritor y periodista, que ha trabajado mano a mano con psicólogos y neurólogos en su investigación y que trata de derrumbar tópicos en sus conferencias.
“A menudo vienen los padres a mis charlas y me preguntan cómo pueden ayudarles a tener una masculinidad mejor. Nos les gusta mi respuesta porque les planteo como hacen ellos de modelo en casa. En este caso no se trata solo de enseñarles una lección rápida. Necesitamos padres y madres que se mojen. No que les digan simplemente que pueden ser lo que quieren. Hay que demostrar que el género es una identidad pero el modo en que lo encaramos es una oportunidad de poder convertirse en un ser humano desarrollado”, incide y señala que aunque disfruta un momento dulce, con el reconocimiento de sus publicaciones como el galardonado Man Alive (2014) y felizmente casado con su esposa Jessica, nunca ha dejado de hacerse preguntas.
“Estoy trabajando en un libro sobre Frankenstein que es mi monstruo favorito porque he pensado mucho sobre los monstruos y quién los hace. Odio lo binario. El bien y el mal”, concluye con satisfacción y sin mandar a ningún plumilla a la lona con pregunta de vuelta.