Turismo tecnológico: innovación para (des)conectar
- En Fitur conviven el turismo tecnológico y el turismo de desconexión, dos vertientes menos opuestas de lo que parecen
- La feria acoge una nueva edición de Fiturtech, un espacio de innovación aplicada al turismo
A veces, hay que desconectar de la tecnología para conectar con uno mismo. Es lo que defienden tanto los profesionales que ofertan viajes de “desintoxicación digital”, como los expertos que promueven los avances tecnológicos en el turismo, un sector en el que la innovación tiene cada vez más cabida.
En Fitur, la Feria Internacional del Turismo, conviven esas dos vertientes que, a priori, podrían parecer opuestas -el turismo techy y el turismo detox- pero que en ocasiones se retroalimentan.
Entre los cientos de estands que pueblan los pabellones de IFEMA hasta el domingo, se ven ofertas turísticas de destinos que invitan a apagar el teléfono móvil y propuestas que, por el contrario, plantean al turista una experiencia que integra la inteligencia artificial, la realidad virtual o lo que se conoce como “internet de las cosas”.
Viajeros hiperconectados
“Nosotros podemos no querer utilizar la tecnología, pero la tecnología nos va a rodear”, explica el director general del Instituto Tecnológico Hotelero (ITH), una asociación privada sin ánimo de lucro que promueve la innovación en los hoteles y defiende su poder para hacer más fácil y placentera la vida de las personas.
En la nueva edición de Fiturtech, así se llama el espacio que la feria dedica a la tecnología en el pabellón 10, ITH ha presentado una habitación de hotel en la que todos los elementos se comunican entre sí.
Dentro de sus paredes, los expertos en innovación han aplicado tecnología de reconocimiento biométrico “que no solo reconoce quién eres, sino qué emociones estas mostrando en ese momento”; tecnología háptica "que permite tocar y sentir con tecnología a través de chorros de aire y calor"; o tecnología sensórica aplicada a los espejos, que son táctiles y ofrecen información sobre la persona que se refleja en ellos, explica Carrillo.
Al entrar en esa habitación de hotel totalmente domotizada, el visitante se topa con artilugios que parecen objetos cotidianos, como una gran cama que dispone de un colchón “inteligente” que indica la calidad del sueño, con un cabecero que irradia calor o con un espejo con función de televisor.
Los avances también hacen posible que haya hoteles o restaurantes más sostenibles tras la instalación de sistemas que reducen el consumo de agua y ahorran energía.
“Es una tecnología cada vez hecha más a medida de nuestras necesidades”, comenta el director del Observatorio de Inteligencia Artificial, Andrés Pedreño, que señala que la gran revolución hoy día es contar con dispositivos dotados de “cierta inteligencia”, como robots que identifican las necesidades humanas.
Como muestra de ello, en FIturtech es posible saludar al atento robot Pepper, que tiene capacidad para comunicarse, interactuar e, incluso, empatizar con las personas. Y no es el único autómata que pulula por el pabellón, también hay otros como el robot Nao, que divierte a los visitantes en la zona de ocio y relax del espacio.
Viajeros en “modo avión”
A pesar de sus múltiples atractivos, el turismo “techy” no es la opción elegida por todos; hay quienes prefieren el relax de un balneario, el calor una la chimenea en una casa rural o la tranquilidad de un monasterio convertido en hotel.
“Vivimos en un mundo donde la tecnología parece que nos controla. Nosotros creemos que hay que buscar momentos de pasarse al modo avión para desconectar del estrés y conectar con nosotros mismos, con nuestro interior”, asegura Jimmy Pons, presidente de Mindful Travel Destinations, una asociación que fomenta el turismo que ayuda a “liberar la mente”.
Su iniciativa tiene una fuerte presencia en la feria a través de Fitur Mindful Travel, un espacio que anima a descubrir planes que promueven el mindfulness, la gastronomía saludable o los mejores destinos para alejarse del estrés.
“La idea es que conecten con su propio cuerpo y conecten con el entorno”, explica Raquel Arroyo, gestora de Expovida, una gran exposición que reúne en Tenerife a expertos en turismo y salud que, como ella, inciden en los beneficios de aprender a desprenderse de las pantallas y disfrutar de lo sencillo en sus viajes.
Esa es también la recomendación de Imanol Goikoetxea, director de Slow Walking, una agencia de viajes ubicada en San Sebastián que solo ofrece rutas de senderismo en las que se camina "despacio", como indica su nombre en inglés.
"Ir a una velocidad de cuatro kilómetros por hora es como si las piedras te saludaran o conociéramos a los árboles. Es otra forma de entender el territorio. Dejamos que el paisaje nos hable", apunta Goikoetxea.
Mundos que convergen
Parecen mundos paralelos, pero convergen en un punto: la tecnología también puede ayudar a desconectar.
Hay avances tecnológicos que pueden ser "un buen aliado" para controlar la adicción a lo digital, como el aviso que envían los smartphones si el tiempo de uso aumenta, apunta el director del Observatorio de Inteligencia Artificial.
Si de lo que se trata es de proporcionar mayor relax o descanso a los turistas, recuerda Carrillo, existen robots que imparten clases de yoga en habitaciones de hotel y camas futuristas que favorecen el descanso.
“Lo importante no es la tecnología, es cómo las personas la usan”, recalca el director de ITH. Con él coincide Pedreño, convencido de que la clave para lograr el equilibrio está en la educación.
Hay que dejar que esos fenómenos se desenvuelvan y, si tienen implicaciones negativas, ofrecer herramientas para que sean los humanos los que tengan el poder sobre las máquinas.
La solución, por tanto, no pasa por la "regulación o la prohibición", opina Pedreño. “Necesitamos mucha educación, necesitamos introducir el pensamiento computacional y la educación digital en las escuelas. Eso nos hará una sociedad más madura en el uso de las tecnologías”.