Ángel Vilda, de Brain&Beast: "Si me dan el premio es que algo está cambiando en Cibeles"
- El diseñador sorprende con una puesta en escena impactante
- "He venido a Madrid ha ganar todos los premios", dice Vilda
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“He venido a Madrid a ganar todos los premios”, dice Ángel Vilda, director creativo y cabeza visible de Brain&Beast. La firma, habitual de 080 Barcelona Fashion, se estrena en Madrid con una colección irreverente que trastoca conceptos como elegancia, alfombra roja, moda, ropa, consumo y modernidad. “Me he cansado de ser la ‘moderna’ de culto, quiero que me conozca todo el mundo, hasta las señoras que bajan a hacer la compra”, añade sin tapujos.
No es un recién llegado a la moda. Vilda lleva 28 colecciones a sus espaldas, es uno de los atractivos de la pasarela barcelonesa y ahora, sin reparos ni complejos, quiere hacerlo todo. Y sabe de quién tiene que aprender. “Ágatha Ruiz de la Prada es la verdadera maestra, yo quiero ser como ella. ¡Quiero hacer hasta el tarro de la Nocilla!”.
Confiesa ser pro-Madrid y pro-Barcelona. Por eso presentará dos colecciones distintas ideadas para cada pasarela. Eso le honra. Es un gesto elegante pero también le define: es un currante. La colección que ha presentado ahora es muy interesante por varios motivos. Parte del fanatismo, de la admiración desmedida, del amor irreal e imaginario. “Hablo de esos jóvenes que están encerrados en su habitación, con las paredes cuajadas de pósteres y fotos de sus ídolos, de las cartas que les envían diciendo que los quieren y que podrían llegar a ser amigos, de la soledad impuesta, de la necesidad de ser aceptado, de los límites del amor. Es decir, habla del fanatismo, desde el religioso al deportivo”, revela.
Y eso mismo ha lanzado a la pasarela en la que ha recreado la habitación de un fan fatal. “En este caso un fan fatal de Brain&Beast, por eso ves fotos, libros, cajas de pizza con nuestras iniciales… son fanes enfermizos”.
A Madrid ha llevado una colección más madura, con prendas fáciles de vender y vestidos de fiesta que conviven en una armonía disonante en la colección. Hay guiños al consumismo, a la pluralidad y a la versatilidad (en moda y en sexo).
Vemos vestidos sobre de correos, que son guiños a las cartas que los fanes envían a sus ídolos, faldas ‘carta de ajuste’ en referencia a esa compañía casi eterna que es la tele, camisetas con mensajes y advertencias, divinas faldas tubo de cuadros Burberry y hasta un líder espiritual, una especie de telepredicador que aparece en tu plasma cuando en la calle no quedan ni los gatos.
Eduardo Navarrete, que se ha estrenado como diseñador en esta edición, es uno de los modelos habituales de Brain&Beast y, claro, no podía faltar hoy. Sobre la pasarela ha llevado una sudadera azul con el círculo de estrella de Eurovisión. “Estoy muy orgulloso de él, fue un alumno muy malo, un caradura, pero se lo está currando”.
El desfile es puro teatro, como diría La Lupe, pero cada prenda esconde un tratado de sastrería, un bello ejercicio de costura, una lección de moda. Cada pieza no es lo que parece, es más, mucho más. “Hay mucho patronaje, esta colección es una demostración de fuerza. No lo parece pero es un trabajo muy complejo, mucho”. La creatividad de Vilda es quizá lo que necesita esta pasarela que se está reinventando.
Vilda es un soplo de aire fresco. Una china en el zapato de la moda. Pero tiene claro lo que quiere. “Te lo he dicho antes, quiero ganar el premio a la mejor colección, y si me lo dan es que algo está cambiando en Cibeles”.
De entrada, su presencia y su desfile, que ha terminado con su habitación repleta de gente. No era una fiesta de pijamas, era un after que ha tenido que ser desalojado por el desmadre. El final de la historia ya tenía dos rombos.