Roberto Diz, el erotismo de la costura
- El regreso a la pasarela del modisto levanta expectación
- Hace guiños al erotismo de Helmut Newton y a Thierry Mugler
- Todos los desfiles de Madrid Fashion Week
Hoy en el calendario coinciden las dos nuevas incorporaciones a la Madrid Fashion Week: Ángel Vilda, director creativo de Brain&Beast y Roberto Diz. Un madrileño afincado en Barcelona y un gallego instalado en Sevilla. Dos agujas muy distintas, dos formas de ver la moda diferente pero que, a la vez, comparten esa osadía y esa rebeldía que tanto se agradece en la pasarela.
Diz regresa tras casi 15 años de ausencia. Tres lustros en los que ha presumido de ser el único modisto expulsado de Cibeles tras un polémico desfile inspirado en la estética sadomasoquista. Poco queda en este Roberto de aquel. “Tengo una visión de la vida diferente, y de la moda. Ahora hay mucha superproducción en los desfiles y se le da más importancia a eso que a la calidad. Yo hago moda de lujo, costura, y tengo ritmos de trabajo distintos. Ahora se valora solo la inmediatez por las redes sociales, y lo de ayer ya nos parece pasado de moda. ¡Me da mucho vértigo!”, dice.
Desembarca, tras una larga travesía en la que ha crecido como creador, con una colección impactante, tanto por las formas como por la ausencia de color. El negro domina una propuesta de intensa carga estética en la que hay guiños notables al genio de la fotografía Helmut Newton. “Me gusta su mirada a la variedad, a los distintos sexos, y especialmente toda la obra en blanco y negro, la parte más erótica, y lo que he querido con esta colección es hacer un canto a la feminidad y al feminismo. ¡Se puede ser feminista con escote y tacones!”.
Diz confiesa su admiración por Thierry Mugler y reinterpreta y analiza algunos de sus códigos que encajan muy bien con su particular estilo escultórico, rico en matices, sensual y sofisticado, canalla y elegante. “Hay revisiones a los años 50 pero no son evidentes. Y no utilizo estampados, bordados ni pedrería, tan solo una piel sintética, de aspecto que espejo que refleja el negro, y aporta un interesante golpe de luz”, cuenta.
En ese material, tan galáctico como los de Mugler, hace impresionantes chaquetas de impresionante patrón, con impresionantes costuras dobles y acabado perfecto. Piezas maestras que solo se consiguen con talento y experiencia. Las formas se aferran o separan del cuerpo, pasando de vestidos que son una segunda piel a otros de estilo caftán con patrón asimétrico.
Destacan enormemente las prendas de abrigo, “como este trench de estilo casual inspirado en Balenciaga que termina con una cola con crin en tafeta”. Una idea que desarrolla en otras prendas invernales, como el chubasquero. Eso sí, de alta costura.
Diz juega a contraponer prendas estructuradas y pesadas con otras ligeras de líneas vaporosas, logrando un interesante juego de texturas y volúmenes que impactan visualmente. Sobre todo con la ayuda de los sombreros, también galácticos, del artista sevillano Benjamín Bulnes, y los guantes en amarillo flúor, otro toque especial que refuerza la idea de poder, erotismo y costura de la colección.
Para el desfile, intenso en contenido y extenso en duració, ha contado con dos de sus ‘mujeres Diz’. Godeliv, que ha sido su modelo de pruebas de esta colección, y Laura Sánchez. Dos bellezas que han eclipsado al resto de modelos por su estilo, elegancia y aplomo sobre la pasarela. Sánchez, una veterana ya, estaba nerviosa. “No desfilo desde febrero de 2017, con Duyos, pero estoy muy emocionada porque la primera vez que pisé Cibeles fue un enero de 1999, hace 20 años, y fue con Kina Fernández”.