De Juan Vidal a Ángel Schlesser, del estallido a la calma
- Juan Vidal firma una excelente colección que apuesta por la diversidad
- Ángel Schlesser mantiene el estilo sobrio pero eleva el nivel de sensualidad
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Las mujeres son las protagonistas de la vida y de las colecciones de Juan Vidal. Ahora presenta Angela´s pizza, una propuesta que define como “una celebración de la diversidad, donde se mezclan elementos, épocas y culturas en una búsqueda de la singularidad, el sabor y lo excepcional”, ingredientes de absoluta actualidad por los potentes movimientos feministas que recorren el planeta, desde el #MeToo al Black Panther, fuente de inspiración para Vidal que trabaja así la “indumentaria como instrumento de poder”.
En este canto a la pluralidad que es su desfile vemos diferentes estilos. El Preppy Revolucionario, con abrigos de paño de lana merino tejidos en telares de lanzaderas que llevan un jacquard de cuadros y se combinan con bermudas mini de aire sesentero.¡Irresistibles!
Hay una parte que revisa las culturas africanas que destaca por la apetecible paleta de tonos naranja, rojos, rosas, verdes y azules que tintan “la parte más fluida de la colección”, con prendas en seda y estampados étnicos que aportan un toque exótico a la propuesta, que también toma referencias a la sensualidad estética oriental que tanto le gusta al diseñador.
Cierto aroma vintage se instala en la pasarela que rescata prendas como el delantal, que se abraza a un vestido creando una superposición asimétrica. Vemos vestidos de mangas generosas y texturas enriquecidas con canutillos de cristal en tamaño gigante. Vidal hace guiños a la cultura pop con algunos estampados “en tinta roja sobre seda cruda” y para terminar propone un homenaje a la alta moda española de los años 60 y 70 que ahora se rejuvenece con nuevos tejidos como el táctel o el nylon que “llevan bordados hechos de forma tradicional como se decoraban los mantones de Manila y los kimonos de principios de siglo”. Un trabajo excelente de Juan Vidal en el que se mezcla su respeto por las tradiciones y los maestros de la moda española y su pasión por el oficio, su amor a la costura.
Segunda colección de Daniel Rabaneda para la casa Ángel Schlesser. Segunda oportunidad de demostrar que tiene talento y que puede jugar en primera división. Tuvo buenas críticas y recogió aplausos tras el desfile anterior pero está convencido de que sigue en un proceso de transformación profesional y de identidad. “Sigo hallándome y hago autocrítica. Quizá en el desfile anterior tenía que haber dado más de mí, hacer un giro mayor. Tampoco pretendo hacer un cambio radical, la nueva colección sigue siendo muy Ángel Schlesser, sobre todo de su etapa de principios de los 2000 pero he jugado mucho más con las siluetas y he agrandado los para exagerar los movimientos”, dice. Pero hay que matizar. Agrandar y exagerar, en el diccionario de Rabaneda, no lo mismo que en otros diseñadores porque su estilo es contenido, sobrio y, a veces, austero. “Ángel también lo era, porque esos volúmenes estaban pero comedidos, pero sí he querido salirme de la línea recta”.
El principal objetivo de Rabaneda sigue siendo renovar la sastrería femenina para llenar ese hueco que él cree vacío. “Lo quiero hacer utilizando los básicos de la casa pero introduciendo un patrón más joven, para conservar a las clientas de Schlesser pero seducir a otras más jóvenes”.
Repite constantemente el verbo jugar y el nombre Ángel Schlesser. Tiene muy presente al fundador de la firma, le respeta y le valora. “Comparto su visión de la moda, me siento muy bien aquí y no me veo en otra marca”. Una marca en la que juega con todo. “He jugado con los largos, los entallados y las botonaduras. Yo no hago estilismo, hago patronaje. La prenda tienes que verla de cerca para observar todo el trabajo que lleva”.Se puede llegar a obsesionar con una solapa, una manga, un detalle o un talle porque siempre busca la perfección. No se siente a gusto con los estampados pero en esta colección ha introducido rayas y cuadros distintos que mezcla en un mismo look.
Trabaja muy bien la camisería y los pantalones, todos soberbios, sobre todo los que tienen ese aire masculino que tanto le gusta y llevan los bolsillos escondidos tras las pinzas oblicuas. Son largos, como los vestidos que tienen una leve silueta evasé. Destaca la sensualidad elegante y tímida de uno en gris que lleva un corsé interior para definir el cuerpo. Rabaneda presume del trabajo de corte y patronaje que esconde. Es perfecto, casi una obra de ingeniería. “No me siento cómodo con los vestido de noche, me cuesta trabajar eso que llaman BBC, vestidos para boda, bautizo y comunión, pero hay que hacerlos. Ángel Schlesser sobrevive con las ventas, sobre todo de trajes, abrigos y prendas para eventos”.
Lo que sí le gustan son los abrigos, por eso desarrolla mucho esta prenda, e incluso hace híbridos entre vestido y abrigo. Vemos abrigos de cuadros de lana prensada que da gusto acariciar, otros con solapas gigantes, abrigos cruzados con doce botones, y botonaduras escondidas, “colocadas hacia adentro”. El negro está muy presente en una paleta discreta que lleva gris, rosa y verde pero todos velados por un barniz oscuro. Por eso destaca un vestido de lamé en rojo. “Es de la primera etapa de Ángel, lo he reinterpretado limpiando la imagen, y en contraste hay otros de estilo saco en lana o algodón tratado, más sencillos”.
El joven confiesa que pelea duro para reconciliar la marca con las clientas de siempre y las que se fueron incorporando en las sucesivas etapas. “Es un reto personal, pero me estoy divirtiendo”, dice. “Pero a la vez me hago una pregunta: ¿qué soy yo en Schlesser? Y estoy buscando la respuesta”.