La lucha contra la corrupción encalla por el auge del populismo, según Transparencia Internacional
- Somalia es el país más corrupto y Dinamarca el menos, según el informe
- España se sitúa en el puesto 41, y queda por debajo de la media europea
Los esfuerzos globales contra la corrupción han encallado con el auge de líderes autoritarios y populistas contribuyendo a una "crisis democrática", alerta este martes la ONG Transparencia Internacional (TI), que en su informe anual suspende al 67% de los 183 países analizados.
Según el Índice de Percepción de la Corrupción (CPI), Somalia y Siria son los países considerados más corruptos del mundo, con diez y trece puntos respectivamente sobre un máximo de cien, mientras que en el otro extremo de la tabla, con 88 y 87 enteros, se sitúan Dinamarca y Nueva Zelanda.
De acuerdo con el Índice de Percepción de la Corrupción (CPI), Dinamarca y Nueva Zelanda obtienen 88 y 87 puntos, seguidos por Finlandia, Singapur, Suecia y Suiza, con 85 puntos cada uno. En el vagón de cola se sitúan Somalia (10), Siria y Sudán del Sur (13), el Yemen y Corea del Norte (14).
Vínculo entre corrupción y salud democrática
"Hay una clara correlación entre la corrupción, el decaimiento de las instituciones democráticas y las tendencias autoritarias", apunta en una entrevista con Efe la presidenta de TI, la argentina Delia Ferreira.
Ciertos líderes autoritarios y populistas, denuncia, llegan al poder con una "narrativa anticorrupción", como el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, o el de Guatemala, Jimmy Morales, pero es sólo "discurso" para atacar a sus adversarios. Otros hacen promesas que no cumplen. Un tercer grupo aprueba leyes, pero no las implementan.
"Estamos hartos de promesas, queremos acción. Basta de discursos", manifestó Ferreira.
TI subraya en el estudio el "vínculo entre corrupción y salud democrática" y lo corrobora con datos: la puntuación media de las consideradas "democracias plenas" es de 75, frente a 49 de las "democracias imperfectas", 35 de los "regímenes híbridos" y el 30 que, en promedio, obtienen los sistemas "autocráticos".
En España, las reformas contra la corrupción no han funcionado
España mantiene los 58 puntos del anterior informe y la posición 41 frente al puesto 42 del año pasado, aunque queda claramente por debajo de la media europea, en los 66 enteros.
Transparencia Internacional ha advertido a España que la ligera mejora obtenida en el Índice de Percepción de la Corrupción IPC demuestra que las reformas emprendidas "no han surtido efecto".
En rueda de prensa, la recién nombrada presidenta de TI-España, Silvina Bacigalupo, y el profesor Manuel Villoria, del comité de dirección de TI-España, han constatado que la regeneración democrática prometida por Pedro Sánchez en la moción de censura "no ha sido efectiva" y, de hecho, no se han adoptado medidas sustanciales en esos siete meses.
Bacigalupo ha exigido al Gobierno una "agenda para luchar contra la corrupción" y un plan integral con medidas preventivas porque "focalizar todo en la sanción" y apostar por el Código Penal "es un error" porque "llega tarde y no resuelve el problema".
El profesor Villoria también ha hecho hincapié en el populismo y la llegada de partidos extremistas a los parlamentos autonómicos que "no ayuda a acabar con la corrupción" ya que para eso haría falta "más democracia, no menos, y de más calidad".
Aunque a nivel internacional España experimenta esa leve mejoría, en la Unión Europea es el país que más ha caído, siete puntos en seis años (entre 2012 y 2018), ocupando la posición 20 entre 28 miembros.
Situación de otros países
El informe destaca, además, la fuerte caída que ha experimentado Estados Unidos, que pierde cuatro puntos con respecto al estudio previo, hasta los 71, y cae hasta el puesto 22 (antes ocupaba el 18), un descenso notable en una clasificación de gran estabilidad que ha llevado a TI a denominar a la primera economía mundial "país en observación".
La mayor caída frente al informe anterior es la de Azerbaiyán, que se deja seis puntos, mientras que las mejoras más sustanciales son las de Oman, que gana ocho enteros, Gambia (7) y las Islas Seychelles (6).
Entre los mejor clasificados, tras Dinamarca y Nueva Zelanda, destacan Finlandia y Singapur, Suecia y Suiza, con 85 puntos cada uno, seguidos por Noruega (84), Holanda (82), Canadá y Luxemburgo (81), Alemania y Reino Unido (80).
El vagón de cola, junto a Somalia y Siria, está compuesto por países en guerra, estados fallidos y regímenes totalitarios: Sudán del Sur, con 13 puntos, Yemen y Corea del Norte (14), Sudán, Guinea Bissau, Guinea Ecuatorial y Afganistán (16).
Entre las principales potencias emergentes, la India logra el puesto 78, con 41 enteros; China se sitúa en la posición 87, con 39 puntos, y Brasil le sigue en la 105, con 35. Rusia, por su parte, queda relegada al lugar 138, con 28 puntos.
En América Latina, Uruguay (puesto 23, 70 puntos) y Chile (posición 27, 67 puntos) repiten como los países de la región percibidos como menos corruptos, mientras que en el extremo opuesto se encuentran Venezuela (lugar 168, 18 puntos) y Nicaragua (puesto 152, 25 puntos).
Pese al viento en contra, Ferreira percibe una creciente "demanda social por poner fin a la corrupción", una mayor "indignación" y un mayor interés por "participar", una "energía" que cree que se ha de "canalizar" a través de mecanismos y herramientas de participación" para la supervisión de servicios públicos.
Para mejorar la lucha contra la corrupción y reforzar la democracia, TI recomienda a los gobiernos "fortalecer las instituciones" responsables de controlar al poder político, llevar a la práctica las leyes sobre delitos económicos, promover el activismo ciudadano y apoyar a los medios "libres e independientes".