Inés Garland y Paloma González ganan los premios Ala Delta y Alandar

• La argentina Inés Garland lo ha conseguido por su novela Lilo y la madrileña Paloma González por Joao
• Ambos premios están dotados con 14.500 euros

Inés Garland y Paloma González

Las escritoras Inés Garland y Paloma González han resultado ganadoras, respectivamente, de la XXX edición del Premio de Literatura Infantil Ala Delta y del XIX Premio de Literatura Juvenil Alandar, ambos galardones convocados por el Grupo Edelvives.

Según ha informado hoy la editorial, ambos premios, dotados con 14.500 euros, han recaído en la argentina Inés Garland por su novela "Lilo" y en la madrileña Paloma González por "Joao".

'Joao', de Paloma González

El jurado encargado del premio otorgado a González (Madrid, 1962) ha destacado que se trata de una novela que "cuestiona los cimientos mismos de la civilización" ya que la historia del personaje y de su madre, "ajenos a las reglas de tierra firme", es una

"vuelta a las utopías de la literatura en tiempos donde se ha perdido la capacidad de disentir".

"En sus páginas -ha añadido el jurado- se nos desvela poco a poco un mundo libre y cautivador, pero a la vez nos enseña sus rígidos límites. Es una obra, ante todo, de cuestionamientos profundos, de cambios de rumbo y de compromiso con la vida".

'Lilo', de Inés Garland

Por su parte, la argentina (Buenos Arires, 1960) aborda en "Lilo" los días de convivencia de Emi, cuyos padres se han marchado de viaje, con sus abuelos Ava y Héctor y su perro Lilo. Será el animal quien se de cuenta que esa niña, antes cariñosa y juguetona, es ahora una preadolescente testaruda, enganchada al teléfono móvil,  que se encierra a menudo a llorar en su cuarto.

Para el jurado, la obra es una novela social, pues pone el foco en un mal de esta época, "el uso inadecuado y abusivo de las nuevas tecnologías en edades infantiles,  y trata ese tema tan delicado con un refinado humor que se sirve de la singularísima voz narrativa de un perro".

"Novela de aparente sencillez, pero de una alta intensidad emocional, celebra la vida mediante la exaltación de lo cotidiano, de lo que sucede en un barrio cualquiera y del día a día de las personas que lo habitan", agrega el jurado.