La moda para hombre grita a favor de la igualdad
- Umit Benan centra en el hombre musulmán negro su discurso inclusivo
- Mans Concept Menswear rompe barreras estéticas para reinventar armarios
La expectación era máxima y la pasarela estaba llena. Todos querían ver el trabajo de Umit Benan, uno de los creadores más relevantes del panorama actual. Un diseñador que se aleja de la imagen del diseñador. Benan es un poeta. Y sus prendas riman con la actualidad que vomitan los telediarios. Nació en Alemania en 1980 pero por sus venas corre sangre turca. Creció en Estambul, estudió en EE.UU. y Suiza y trabajó en Nueva York y Milán. Allí echó raíces ‘y agujas’, y en 2006 creó su propia línea de ropa. Hoy llega a Barcelona como un verso suelto de la moda, con una mochila cargada de éxitos y experiencias, entre ellas haber trabajado en Trussardi y contar con el apoyo del maestro Nino Cerruti.
Su desfile ha transportado a los asistentes a la gran capital de la moda, París. La música, la luz, la coreografía… ¡Todo resultaba sorprendente, intrigante, seductor!
God is black, part 2. es una colección con mensaje, un trabajo de autor que bebe de las revoluciones estéticas y sociales para crear una moda útil, sensible, conmovedora, real. Una colección que se centra en los musulmanes negros y pone el foco de atención en ese momento en el que todos los hombres que coinciden en la mezquita se descalzan y dejan fuera su clase social. Un trabajo que habla de inclusión y de aceptación.
Su propuesta retoma la senda de la vestimenta tradicional masculina para poner en valor cada prenda dentro y fuera de su contexto.
Vemos cómodas chaquetas de trabajo, trajes de patrones amplios, caftanes que modernizan al mezclarse con otras prendas y potentes abrigos que lo envuelven todo con una masculinidad relajada y asumida. Algo que se echa de menos en otras pasarelas cargadas de artificios y fantasías. Los abrigos acolchados sobre los trajes tienen diferentes lecturas y recorre la colección cierto aire de 'improvisación', como quieriendo hablar de desplazamiento.
Algunos códigos de la cultura musulmana se sacan de contexto y se reinterpretan con respeto en una colección de extremos que se conectan a través de prendas atemporales y universales. Los colores no-color tintan una propuesta que tiene como referencia la sastrería tradicional pero como inspiración la libertad, esa que por desgracia no solo se encuentra en los armarios.
Antes fue el turno de Custo Barcelona que ha presentado la colección que vimos en Madrid Fashion Week en julio de 2018, aunque con algunos cambios. Destacan los minivestidos que se inspiran en sus primeras camisetas, esas que enamoraron a Julia Roberts, y que ahora se muestran con acabados metalizados. El bañador se convierte en prenda de calle y se hace con tejidos que no suelen aceptar el agua. Los vestidos largos llevan osados escotes que caen para encontrarse con la raja de la falda. Una moda sensual que poco tiene que ver con la que proponen Txel Miras y Miriam Ponsa.
Es joven, arriesga, apuesta fuerte y siempre gana. Jaime Álvarez, director creativo de Mans Concept Menswear, ha dejado a todos con la boca abierta con una colección impactante, tanto por su riqueza estética como por su interesante trabajo de renovación de los códigos masculinos.
La dimensión estratosférica que ha alcanzado Palomo Spain hace que las comparaciones sean inevitables, y odiosas. En ambos jóvenes hay riesgo, osadía y arrojo pero en el caso de Álvarez todo va mucho más controlado y contenido, acotado realmente al armario masculino.
Las plumas de los ‘Palomos’ hacen que sus propuestas vuelen a territorios desconocidos todavía por el gran público pero Jaime, sin embargo, tiene muy marcados los límites de su masculinidad, y aunque a veces cabalgue sobre esa delgada línea que separa los géneros, se mantiene en los parámetros del hombre, de un nuevo hombre.
Nueva es también su paleta de color, que se amplía y sube de intensidad animada por las referencias de la colección. “Me he inspirado en el viaje de un turista occidental al Oeste de La India”, cuenta Álvarez. “Por eso hay tanto color, incluso tonos que nunca había utilizado, y que no me gustan, como el vainilla y el melocotón”.
Grises, marinos y rosas apagados contrastan con vibrantes fucsias, lima, naranjas, pero también a tonos de las especias, como el azafrán, o de las flores, como los lotos, las dalias y las hortensias. Los vemos en solitario, a veces en total look, pero también formando atrevidas geometrías de color y . “Hay una pieza muy especial, y es esta reinvención de la gabardina que está hecha con patchwork de pieles de colores, con todo los colores de la colección y alguno más”, revela con la prenda en la mano.
La diversidad cromática remarca la plasticidad de la colección que destaca por la renovación, reinterpretación, revisión y reconversión de la sastrería masculina. Álvarez juega con los tejidos como un director con sus actores, haciendo que hagan de los que no son. Alpaca y lana sirven para la parte más clásica pero las organzas, tules, lentejuelas y, sobre todo, el mohair le permiten dar una nueva dimensión a las prendas básicas, haciendo que una sudadera se desprenda de su aire urbano y deportivo para adoptar una nueva personalidad, más sofisticada.
La apuesta del diseñador pasa por reinventar, y lo reinventa todo: la sastrería, el sportwear, el punto… No hay nada nuevo pero todo parece distinto. A veces lo consigue introduciendo variaciones en el patrón y otras jugando a superponer prendas, logrando looks muy potentes.
El estilo cargo inspira trajes y pantalones, siempre con líneas amplias y cómodas. Acaparan la atención las chaquetas que solo tienen una solapa y vemos otras que se inspiran en el batín y juegan a mostrar y ocultar el cinturón. Hay toreras muy cortas sobre prendas de punto suave muy largas, y los pantalones, suben por la cintura, y presumen de pliegues y pinzas que ofrecen un efecto de fruncido.
Destaca un mono en tono azafrán con bolsillos, los jerséis que se llevan sobre los trajes, las camisas transparentes que se acoplan sobre otras mate que a su vez van sobre un jersey de cuello cisne. Esta prenda recorre toda la colección pero llaman la atención realizada con lentejuelas rosas que parece células de la piel. Hay patrones deconstruidos y otros muy construidos. Y para el final deja una selección de piezas troqueladas que ofrecen un atrevido juego de ventanas para que se asome la piel. El calzado, hecho en colaboración con la casa española Goya, es una revisión de la menorquina clásica que ahora, como todo lo que toca Álvarez, parece una apetecible novedad.