El relator que nunca fue y los Presupuestos que ¿nunca serán?
- Semana complicada para el Gobierno que queda a expensas de que los independentistas permitan el trámite de PGE
- Las relaciones entre el Ejecutivo y los soberanistas quedan congeladas a cinco días del inicio del juicio del procés
La polémica figura del relator, que nunca llegará a tener nombre y apellidos, ha sido la punta del iceberg para dar carpetazo a unas complicadas relaciones entre el Gobierno y la Generalitat de Cataluña que han quedado congeladas. La consecuencia en la negociación de los Presupuestos Generales del Estado puede ser directa y fatal si los independentistas mantienen sus enmiendas a la totalidad.
Este viernes se rompía la baraja entre dos Gobiernos- el español y el catalán- que se acusan mutuamente de cerrar la vía del diálogo para dar solución al conflicto en Cataluña. Los soberanistas insisten en incluir en la mesa el derecho de autodeterminación en Cataluña y el Gobierno de Pedro Sánchez no contempla esa opción y lo marca como linea roja innegociable: "Este Gobierno no aceptará nunca un referéndum de autodeterminación", decía la vicepresidenta Carmen Calvo en rueda de prensa y el propio presidente, vía Twitter. La respuesta del Govern: "El Gobierno no ha resistido las presiones del nacionalismo español de derecha y extrema derecha".
"Entiendo que es un no. Suerte" fue el último mensaje que mandó la vicepresidenta a un grupo de Whatsapp entre ambas administraciones, según ha relatado el Govern.
La tormenta política, que no cesará en los próximos días, se iniciaba el martes con la propuesta del citado relator para la mesa de partidos catalanes, rebajado a simple secretario para el Gobierno y elevado a negociador para los soberanistas, que no ha convencido ni a los independendistas, ni a los partidos de la oposición ni a determinados sectores del PSOE, con críticas más que duras al Ejecutivo socialista.
¿Y ahora qué? Decisión final sobre los Presupuestos con Junqueras en el banquillo
La tormenta no escampará en los próximos días, que serán decisivos. Con las negociaciones "encalladas", PDeCAT y ERC deberán optar por retirar las enmiedas a la totalidad al proyecto de Presupuestos para 2019, lo que daría algo de oxígeno al Gobierno de Sánchez hasta la votación final de abril; o ir adelante con ellas lo que supone la no tramitación de los presupuestos y el casi seguro adelanto electoral, según reconoce el propio Gobierno.
"Sin los Presupuestos, el tiempo de la legislatura se acorta", dijo claramente este viernes Calvo, a lo que Artadi contestaba que los independentistas están "más lejos" de facilitar las cuentas. La legislatura queda en vilo con las posiciones más encontradas que nunca.
La decisión final de los independentistas coincidirá, además, con el inicio del juicio del procés, que lo condicionará todo en un ambiente en Cataluña que lejos de calmarse, se caldeará con manifestaciones y actos de protesta- en Barcelona y en Madrid- convocados en los próximos días bajo el lema "La autodeterminación no es un delito".
La fecha límite para derribar o no las cuentas es el miércoles 13, un día después de que se vea, por primera vez, sentados en el banquillo al exvicepresidente catalán Oriol Junqueras y el resto de exconsellers.
El Gobierno, en medio de protestas independentistas y del centro derecha
La calle no solo se calienta en el lado soberanista. No ha valido a PP y Ciudadanos la paralización de las negociaciones entre La Moncloa y la Generalitat para desconvocar la concentración de este domingo en Madrid en la que ambas formaciones, junto a Vox, pedirán la convocatoria urgente de elecciones porque consideran- en un lema que repiten una y otra vez- que "la legislatura agoniza".
El bloque conservador llama a "salir a la calle" contra un Gobierno que ven "rehén de los separatistas"
Así las cosas, el Gobierno podría conseguir el apoyo, que aún no comprometen, del grupo de Podemos a las cuentas. En esta semana de intensos movimientos políticos Sánchez se vio en 'secreto' con el líder 'morado', Pablo Iglesias, en La Moncloa, para tratar de reconducir una situación más que compleja que coincide en fechas con un calendario endiablado.
Todo apunta a que Sánchez tendrá que hacer uso de su 'Manual de resistencia' para salir de la encrucijada.