Silas Siakor, activista medioambiental: "Detrás de los bosques está la supervivencia de las comunidades"
- Ha denunciado con éxito a los dos últimos expresidentes de Liberia por delitos medioambientales para financiarse ilegalmente
- Visita España por primera vez para recoger el Premio Mundo Negro a la Fraternidad 2018 concedido por los Misioneros Combonianos
El bosque tropical de Liberia. Es hogar de casi la mitad de las especies de mamíferos que hay en África. Silas Siakor (1970) lleva muchos años luchando por la preservación del medioambiente y los derechos de las comunidades rurales en Liberia, amenazadas por la corrupción y la acción depredadora de las multinacionales extractoras de recursos. Junto a un equipo de activistas fundó el Sustainable Development Institute en el año 2002.
Las dos guerras civiles que ha vivido el páis, de 1989 a 1996 y de 1999 a 2003, estuvieron bajo la sospecha de la corrupción por talas masivas ilegales para financiarse. La sospecha se convirtió en hechos probados cuando Silas Siakor demostró que el expresidente Taylor había costeado la segunda Guerra Civil, en la que perdieron la vida 150.000 personas, con dinero ilegal de la tala de bosques. Su denuncia consiguió que la ONU prohibiera exportar madera de Liberia y que él fuera galardonado con el Premio Ambiental Goldman en 2006.
Denunciar a un expresidente como Charles Taylor, que llegó al poder de manera violenta, puede resultar fácil. Denunciar a una mujer -Ellen Johnsosn Sirleaf, presidenta hasta enero de 2018- educada en Harvard, alabada mundialmente por ser la primera en ocupar la presidencia de un país africano y premiada con el Nobel de la Paz requiere unas convicciones especialmente sólidas. Silas publicó en The New York Times lo siguiente: "En 2009 y 2010 el gobierno de la Sra. Johnson Sierleaf otorgó más de 1,6 millones de acres para la producción de aceite de palma".
Silas ha protagonizado un documental que han tardado cinco años en grabar. La película (Silas) está producida, entre otros, por Leonardo DiCaprio, además de Edward Zwick (Diamantes de sangre, Shakespeare in Love) y Jonathan Stack (The Farm: Angola, USA; Liberian: An Uncivil War).
Ha venido por primera vez a Madrid, invitado por los Misioneros Combonianos, para recoger el Premio Mundo Negro a la Fraternidad 2018 con el que han puesto el broche final al 31º Encuentro África celebrado entre el 1 y el 3 de febrero en Madrid con el lema: "Somos de la tierra. Ecología en África y el mundo". Antes de viajar a Granada y Barcelona, Silas ha pasado por Torrespaña para atender a RTVE.es.
P.- ¿Por qué es necesario el activismo medioambiental en un país como Liberia?
R.- Porque la gente de a pie, como yo y las comunidades en las que yo vivo, dependemos casi totalmente de los recursos naturales, del medioambiente. Por lo tanto, es importante conservarlos para nuestra vida diaria y para todo lo que conlleva nuestra vida. Por eso una persona como yo se ha comprometido con la defensa del medioambiente.
P.- En España, cuando hablamos de medioambiente enseguida se nos vienen a la cabeza las plantas, los árboles, los animales... pero usted está peleando por las personas.
R.- Lo que significa la tierra para estas personas a las que yo defiendo, es que en nuestras comunidades la tierra es necesaria para cultivar las plantas que nos permiten tener alimento y, si perdemos la tierra, perdemos esa fuente necesaria de alimentación para nuestra supervivencia. Si perdemos los bosques, perdemos esta fuente de vida que nos sostiene. Además, los bosques, son importantes para nuestra cultura, para nuestra forma de vida tradicional y, si perdemos estos bosques, estamos perdiendo parte de nuestra historia. Así que, detrás de los bosques, está la supervivencia de las comunidades.
P.- Has luchado contra un presidente que financiaba las guerras talando bosques y eso parece más fácil que luchar contra una presidenta galardonada con el Premio Nobel de la Paz que ha favorecido a las mismas multinacionales. ¿Cómo se convence a la comunidad internacional de este error?
R.- En nuestro caso, nos enfrentábamos al poder de los medios de comunicación global, que son los que deciden el relato. En el caso de la presidenta, tratamos de encontrar estos casos de explotación ilegal que estaban ocurriendo y poder demostrarlos con pruebas fuertes. El objetivo era que la presidenta reconociese que había muchas cosas malas y una necesidad de cambiar. Era importante conseguir que admitiese las talas ilegales y la corrupción. Esto es muy importante. Para muchos líderes hubiera sido imposible admitir sus errores y la presidenta sí fue capaz de admitir su debilidad y sus faltas, y dijo: "Sí, lo hemos intentado y hemos fallado", y para nosotros fue muy importante.
P.- Parece que se va a presentar usted a las próximas elecciones de Liberia. ¿De dónde va a sacar la financiación necesaria para la campaña?
R.- En realidad, mi intención es presentarme a las elecciones parlamentarias como representante de mi provincia, de mi comunidad. Tengo a 35.000 personas detrás que me apoyarían y prácticamente todos lo harán. Al ser de base, no necesitaré una gran campaña corporativa ni mucho dinero, nos bastará con ir puerta a puerta.
P.- ¿Qué conocimiento tienen en Liberia sobre la situación del medioambiente en España?
R.- La mayor parte de lo que sabemos es, en general, sobre la Unión Europea, no de cada país independiente. España, como miembro de la UE, entendemos que ha tomado una postura muy positiva contra la tala ilegal y la deforestación en Liberia.
P.- ¿Podemos hacer algo más en España -además de concederle premios- para detener la tala ilegal en Liberia?
R.- Creo que las autoridades españolas tienen un papel importante que desempeñar en tanto en cuanto podían aplicar las normativas europeas que impiden la importación de madera conseguida de modo ilegal. Y si los ciudadanos españoles pudieran insistir y pedir a los políticos que apliquen el plan de la Unión Europea contra la deforestación, esto sería también muy importante.
P.- ¿Tiene algún indicio de que el gobierno español esté incumpliendo esa normativa?
R.- No, no. En realidad no tenemos ningún conocimiento de eso. De hecho, la Unión Europea siempre ha sido y ha mostrado su apoyo para que Liberia, nuestro país, construya sistemas e instituciones que impidan la tala ilegal, y por eso estamos muy agradecidos a la Unión Europea.
P.- ¿Qué ha supuesto que se haya hecho una película documental sobre su vida y su defensa de los bosques en Liberia?
R.- Dos cosas. Lo primero es que este documental nos ha permitido traducir una situación muy complicada en un mensaje simple y accesible para la comunidad global. De modo que hemos podido transmitir los difíciles desafíos que teníamos con respecto a la tala ilegal y la propiedad de la tierra. Y el otro aspecto, muy positivo, es que hemos sido capaces de contar un discurso alternativo. Durante el mandato de Ellen Johnson Sirleaf, antes del documental, la imagen internacional que se tenía de ella es que había sido galardonada con el Premio Nobel de la Paz, que era una presidenta espectacular y que estaba haciendo muchas cosas por sacar a la gente de la pobreza en su país, y se estaba olvidando el otro lado, el lado negativo. Este documental nos ha permitido descubrir todos esos temas importantes que estaban ocultos y que no eran tan positivos.
P.- ¿Qué supone personalmente y para su causa recibir el Premio Mundo Negro a la Fraternidad?
R.- Lo más importante es que es una oportunidad para poder interactuar con la población española a través de los medios para que llegue el mensaje de cual es la situación en Liberia. Y en los dos días que llevo en España, en los encuentros personales que he ido teniendo, me confirman que hay una valoración muy positiva de nuestro trabajo a nivel global. No sólo se aprecia nuestro trabajo en la comunidad de la que provengo, sino también a nivel internacional, y esto es muy positivo. Y, finalmente, en un mundo donde el liderazgo moral es tan escaso, me parece muy importante que los Misioneros Combonianos hayan dado este paso hacia adelante y hayan manifestado esta defensa del medioambiente, un mensaje que no solo insiste en la justicia social a favor de los pobres, de los desfavorecidos, sino también un recordatorio de nuestra responsabilidad como individuos de proteger el medio ambiente.