Las sospechas de corrupción provocan una crisis en el gobierno del primer ministro Justin Trudeau
- Dos ministras han dimitido en el plazo de un mes
Acusan a Trudeau de presionar a la ministra de Justicia para favorecer a una constructura acusada de corrupción
Las sospechas de complicidad con la corrupción amenazan el gobierno del primer ministro canadiense, Justin Trudeau, y han provocado ya la dimisión de dos ministras.
La primera en abandonar el Ejecutivo, el 2 de febrero, fue Jody Wilson-Raybould, quien fue ministra de Justicia y fiscal general, y más tarde ministra para los Veteranos.
Una vez fuera del Gobierno, Wilson-Raybould acusó a Trudeau, a sus principales asesores y a otros ministros de presionarla durante cuatro meses para que interfiriese en el caso de la constructura SNC-Lavalin, investigada por corrupción.
Este lunes ha dimitido la ministra del Tesoro, Janet Philpott, una de las personas más respetadas del gabinete y amiga personal de Wilson-Raybould.
En su carta de renuncia, Philpott deja claro que ha perdido la confianza en el Gobierno dirigido por Trudeau. "Desgraciadamente, la evidencia de esfuerzos por políticos y funcionarios para presionar a la ministra de Justicia para que interviniera en el caso criminal de SNC-Lavalin, y la evidencia del contenido de esos esfuerzos, me han provocado graves preocupaciones", señala Philpott.
"Los principios solemnes en juego son la independencia e integridad de nuestro sistema de justicia. Es una doctrina fundamental del imperio de la ley que nuestro fiscal general (y ministro de Justicia) no deba estar sujeto a presiones o interferencias políticas con respecto al ejercicio de su discreción procesal en casos criminales", añade.
Negocios con Gadafi
SNC-Lavalin es la mayor constructora canadiense, y está acusada de corrupción por pagar supuestamente sobornos para conseguir contratos en la Libia de Muammar el Gadafi.
Según las informaciones publicadas por el diario The Globe and Mail, durante meses la Oficina del Primer Ministro presionó a la entonces ministra de Justicia para que diese un trato de favor a la empresa.
Trudeau quería que la Fiscalía ofreciese a la constructora un acuerdo de enjuiciamiento diferido para evitar los tribunales y que a SNC-Lavalin no se le prohibiera participar en contratos públicos.
La directora de la Fiscalía se negó a ofrecer el acuerdo y Wilson-Raybould, tras evaluar el caso, respaldó a su subordinada en contra de los deseos de Trudeau.
El primer ministro canadiense ha negado estas informaciones y ha atribuido el conflicto a diferencias de interpretación. Este lunes, Trudeau ha restado importancia a la dimisión de Philpott y la ha achacado a que no se sentía "cómoda" en el Gobierno.
"Este asunto ha generado un importante debate. Es fundamental para todos nuestros principios como se comportan las instituciones democráticas", ha añadido Trudeau en un mitin ante militantes del Partido Liberal en Toronto.
Canadá se sitúa entre las 10 potencias con menor índice de percepción de la corrupción entre sus habitantes, según la Organización para la Transparencia Internacional.