Enlaces accesibilidad
Semana de la Mujer

"El 8 de marzo en África es una fiesta"

  • La brecha se reduce en el continente: seis países subsaharianos están entre los diez mejores en igualdad económica
  • Los logros educativos, el papel de la administración y las asociaciones de mujeres han impulsado el cambio

Por
Mujeres africanas paseando con una niña
En muchos países africanos, asociaciones feministas, activistas por los derechos de la mujer, entidades públicas y privadas e incluso gobiernos se vuelcan en crear conciencia sobre la violencia contra las mujeres y en reivindicar sus derechos fundamentales.

“África se conoce poco y se conoce mal”, sentencia Grace Obado, representante en España de la organización África 2.0, que explica como el machismo también está en retirada en el continente: "Las diferencias entre hombres y mujeres se han ido reduciendo por varios motivos en esa zona de África". Se refiere, en concreto, a seis países subsaharianos que están entre los diez con mayor igualdad en el mercado laboral, según los últimos datos del informe sobre brecha de género que publica cada año el Foro Económico Mundial y que evalúa la igualdad en términos de participación y oportunidad económica.

Se trata de Benín, Botsuana, Burundi, Camerún, Guinea y Namibia. En términos globales, dos de ellos Ruanda y Namibia, están en la sexta y décima posición respectivamente, como países con más igualdad de género de entre los 144 analizados. Estos países han cerrado más del 80% de su brecha de desigualdad económica entre hombres y mujeres, mientras que los últimos de la clasificación, que corresponden a países del norte de África, no llegan aún al menos al 50%.

Para muchos, estos buenos resultados de paridad pueden sorprender, ya que África todavía remite a pobreza. En muchos países hay conflictos que impiden que las mujeres puedan ejercer sus derechos: sufren violencia de género, ablación, o son usadas como arma de guerra y como terroristas suicidas. Sin embargo, África es un continente muy grande, con muchas realidades.

A Grace no le sorprenden estas buenas cifras. En primer lugar, por los logros educativos que se han conseguido estos últimos años en la mujer. "El acceso a la educación ha aumentado estos últimos años y ha producido un aumento del crecimiento económico", destaca. ​"En segundo lugar, han mejorado las instituciones, el acceso a los microcréditos y al teléfono móvil. Y sobre todo, el movimiento feminista", incide Grace.

Para Alicia Cebada, experta en temas de la mujer de la Universidad Carlos III y colaboradora de la Fundación Mujeres por África, el papel de la administración ha sido fundamental: "La clave está en que los gobiernos de estos países han tenido en cuenta la causa de la igualdad de género y han implementado las políticas activas de igualdad de género en esos países subsaharianos", sentencia Cebada​.

El decenio de la mujer africana

Durante este último decenio, el continente africano ha reafirmado un compromiso en la promoción de la igualdad de género y del empoderamiento de la mujer. El 66% de los países que conforman la Unión Africana (36 de los 54, en total) han ratificado el Protocolo de la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos​ relativo a los derechos de la mujer en África. Contrayendo ese responsabilidad, los estados se comprometen a "velar por que se promuevan, se haga realidad y se protejan los derechos de la mujer para que pueda disfrutar plenamente de todos sus derechos humanos". Además, casi todos los países han ratificado el Protocolo de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer.

Según el estudio del Foro Económico Mundial, "en la región subsahariana, la participación de la mujer como fuerza de trabajo es elevada comparativamente con otras regiones". La igualdad de género "es un buen indicador", según Cebada, si bien alerta de que los países lo utilizan como un arma de propaganda.

"Hay países como Ruanda que se han convertido en referentes económicamente y en términos de representación de mujeres, con un 55% de mujeres en su parlamento, pero [su administración] también tiene muchas sombras. Para los gobiernos es una buena carta de presentación al mundo. Luego hay países que están muy mal. Por ejemplo, la República Democrática del Congo, Somalia, Sudan del Sur. Yo los denomino los 'agujeros negros'", detalla.

Nicole Ndongala, congolesa que lleva 20 años en España apoyando a los africanos que llegan a nuestro país desde la asociación Karibu, reafirma la realidad de esas luces y sombras. "La situación económica en la República Democrática del Congo es precaria. África ha crecido, pero la mujer sigue trabajando en puestos de venta ambulante o en el campo, aunque hay una creciente integración. Además, allí se cobra menos por ser mujer", denuncia.

En algunos de esos países subsaharianos, hay más mujeres que están al margen de la economía oficial, no tributan, no tienen un contrato, según Ndongala. Ellas son las que llevan el peso de las familias. Grace Obado abunda que, aunque las mujeres alcancen altos puestos de responsabilidad y tengan buenas condiciones salariales, se siguen encargando de la atención de la familia: "No es un peso, es un orgullo", especifica.

Cebada confirma esta contradicción: "Se está promoviendo desde los estados, desde hace unos diez años, aunque sigue siendo muy difícil. Por ejemplo, Kenia es muy potente en ese sentido. La mayoría de mujeres africanas trabajan en la economía informal y hay una pequeña élite que sí que tiene acceso directo a la economía formal".

Las redes de mujeres, clave para alcanzar más igualdad

Otro factor que ha influido en la reducción de la brecha de género, coinciden las tres, es la labor de las redes que han ido tejiendo las mujeres africanas y los movimientos feministas. "Es un movimiento activo, pero en este momento no se vive con tanta libertad como en Europa. Allí tenemos el preso de la tradición y la libertad de expresión no existe. Hay poca visibilidad", denuncia Ndongala.

Según Obago, esas reivindicaciones de las mujeres en África siempre "han ido de la mano de las reivindicaciones sociales y de derechos humanos". Ndongala está de acuerdo y matiza que "las mujeres necesitan su espacio para reivindicar. El feminismo está bien, pero sin radicalismos". Ambas van más allá y señalan que los hombres se deben implicar: "No me gusta pensar un mundo sin los hombres, ellos tienen que estar, pero no por encima", subaraya Obado. "No vivimos en una burbuja. Hay que involucrarlos", añade.

"El 8 de marzo en África se vive por todo lo alto", destaca Ndongala. "Hay mujeres que estrenan ropa. Hasta las niñas pequeñas se ponen la tela africana de colores, cuando normalmente llevan el pantalón". Obado coincide con ella: "Tanto allí como en España, siempre he organizado debates para hablar sobre cómo mejorar el liderazgo de las mujeres en África. Aquí, el año pasado salí a la manifestación". Cebada destaca que "la celebración del 8 de marzo en África es mucho más festiva y solidaria que reivindicativa. Hay muchos actos culturales, reuniones, foros...". La fiesta del 8-M, también en el continente olvidado.

Grace recupera esas buenas cifras de igualdad de eso seis países más africanos: "Podrían considerarse un modelo a seguir para otros países, también para los europeos​". Y recuerda que su madre fue una de las primeras mujeres en liderar un colegio en Kenia. Su hija ahora tiene 14 años y dice que seguirá la estela de su madre: "Yo sigo educando a mi hija como me enseñó mi madre a mí: incidiendo en la libertad de la mujer basada en la libertad económica. A mi hija le transmito los mismo valores", sentencia.

El 8-M en otros países del continente africano

Pese al avance en estos países africanos, en muchos otros las asociaciones feministas, las activistas por los derechos de la mujer, entidades públicas y privadas, y gobiernos se vuelcan en crear conciencia sobre la violencia contra las mujeres que siguen padeciendo muchas mujeres en este continente y en reivindicar sus derechos fundamentales, según la Fundación Mujeres por África. En un continente tan extenso en kilómetros y variado de culturas, religiones y tradiciones, la celebración del Día Internacional de la Mujer, en algunas regiones, está más vinculada a recordar las figuras importantes, en otras adoptan un cariz más festivo o se centra en la denuncia de las desigualdades. Por ejemplo, en África del Norte la mayoría han renovado sus leyes, como las de violencia contra las mujeres y contra el acoso, para adaptar las reivindicaciones actuales, pero algunas asociaciones feministas denuncian dificultades en la aplicación real de estas normas.

En grupos de países que sufren violencias bélicas, el Día de la Mujer se organiza por entidades internacionales como la ONU o activistas para reivindicar la paz, como es el caso de la República Democrática del Congo. En el África Oriental, a pesar de la igualdad alcanzada en países como Kenia, hay zonas donde siguen luchando contra la violencia machista, sexual, matanzas y secuestros. En el África Occidental, se comparten similitudes a la hora de celebrar ese día: en Burkina Faso se visten con la tela tradicional, en Senegal  se realizan muchas conferencias, mientras que en Nigeria organizan eventos para presionar la sensibilidad de género. En Africa del Sur cada país celebra el día de la Mujer en una fecha diferente.