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Semana de la mujer

El mito de Sofonisba, la pintora que rompió el techo de cristal en el Renacimiento

  • La autora italiana trabajó como dama de la reina y excelente retratista en la corte de Felipe II
  • El Prado dedica una exposición excepcional a las artistas Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana

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Autorretrato de Sofonisba Anguissola propiedad del museo Lancut de Polonia
Autorretrato de Sofonisba Anguissola propiedad del museo Lancut de Polonia

La vida de Sofonisba Anguissola (Cremona, c.1535-Palermo, 1625) es una mezcla fascinante con ingredientes novelescos que alimentan su mito. Fue la mayor de seis hermanas, todas pintoras, de una familia noble de Cremona venida a menos, extraordinaria retratista y adelantada a su tiempo.

Nos situamos en pleno Renacimiento cuando el círculo de mujeres artistas se restringe a lo privado, en el contexto de una formación en música y pintura en aras de la respetabilidad femenina de las aristocrátas. Sin más horizonte.

La italiana lo cambia todo a su manera. Corona su primer hito cuando se abre paso en la corte española de Felipe II como dama de compañía de la jovencísima reina Isabel de Valois a la que enseña dibujo. Pero no renuncia a su condición de autora de cámara consciente de su talento. Sin pretenderlo se convierte en pionera.

'Giovanni Battista Caselli, poeta de Cremona'. 1557-1558. Sofonisba Anguissola. Museo del Prado.

“Sofonisba les dio a todas las artistas que van a venir después el paraguas protector y un espejo donde mirarse. Ella se convierte en modelo de respetabilidad. Las pintoras ya no son meras artesanas que se baten el cobre en la calle con todo lo que significaba eso de vida dudosa para una mujer”, asegura en una entrevista a RTVE.es Leticia Ruiz, conservadora del Museo del Prado.

La pinacoteca le dedica a Anguissola y a la pintora Lavinia Fontana, que fue la primera mujer que regentó un estudio propio, una gran exposición de 70 obras el próximo mes de octubre. Dos modelos de autoras fuertes que rompieron esquemas en el arte occidental con una producción de altísima calidad aunque fueron injustamente olvidadas.

Una "moderna campaña de marketing"

Parte del ascenso de Sofonisba es achacable al buen ojo de su padre, con pocos recursos pero bien conectado con las redes de poder genovesas por su condición social. Almicare Anguissola promociona sin descanso a sus hijas y consigue que se formen en los talleres de afamados maestros como Bernardino Campi. “Lo que hizo el padre es lo que yo llamo una moderna campaña de marketing”, señala Leticia Ruiz

La adolescente destaca pronto como dibujante y se convierte en celebridad internacional. Su fama llega a oídos de la corte madrileña donde es reclutada y vivió durante una década.

“Sus retratos y atutorretratos gustan tanto en la corte que incluso se le pide al pintor oficial del rey que era Alonso Sánchez Coello que haga copias de lo que ha hecho Sofonisba y eso es algo muy, muy, notable”, asegura la experta.

'Retrato de la reina Ana de Austria'. 1573. Sofonisba Anguissola. Museo del Prado

Cuando abandona nuestro país y retorna a Italia se difumina su pista artística. Su obra española, que nunca firmaba, se pierde en la memoria y su figura en el olvido. Muchas de sus pinturas se atribuyeron durante años a autores hombres como Zurbarán o el Greco.

“Se empieza a poner el foco en retratos que en algunos casos se habían atribuido a Tiziano o a Sánchez Coello y se empieza a decir, ojo, que esto es de Sofonisba. Empezamos a escarbar en las fuentes documentales y en el gabinete técnico del museo vemos que cada uno trabaja de una manera. Se genera una bola de un proceso que va creciendo y nos está permitiendo dar justicia a la personalidad de la pintora”, relata la conservadora del Prado.

El rescate de las autoras olvidadas

La rehabilitación de su nombre arranca a mediados de los 70 del siglo XX de la mano de un grupo de historiadoras norteamericanas. Las especialistas rescataron decenas de trayectorias de artistas borradas de los libros de arte, sepultadas en el tiempo o directamente ninguneadas como es el caso de Arthemisia Gentileschi, que firmó en el siglo XVII lienzos que beben del caravaggismo a la altura de la mejor pintura de todos los tiempos.

Gentileschi ha pasado a la historia por haber denunciado la violación que sufrió por uno de los discípulos del taller de su padre. Fue repudiada y vilipendiada públicamente por su valentía.

'Felipe II', 1573, Sofonisba Anguissola. Museo del Prado.

En el caso de Sofonisba Anguissola su personalidad arrolladora, en la que ya se funden fantasía y realidad, ha generado ríos de biografías y literatura sobre la pintora de almas que intrigó con su brillo al mismísimo Miguel Ángel .

Siempre fue un espíritu libre, la artista eligió a su segundo marido, veinte años más joven que ella, sin solicitar el permiso obligatorio del rey. Con el primero se casó a los 35 años, muy tarde para los cánones del siglo XVI.

Genio y figura, se retiró a Palermo donde fue consultada por numerosos pintores ilustres como Van Dyck que la retrató en su vejez ya medio ciega. Tras una vida azarosa la cremonesa murió a los 93 años. Todo un récord de longevidad.

Cuando se cumplieron siete años de su fallecimiento en 1631, su segundo esposo Orazio Lomellini le dedicó este inscripción apenado por la pérdida de su gran amor: “A Sofonisba, mi mujer …. quien es recordada entre las mujeres ilustres del mundo, destacando en retratar las imágenes del hombre …”

El relato de las mujeres

“Decía Jane Austen en Orgullo y prejuicio hace 200 años que el relato de las mujeres lo han construido los hombres y eso es lo que nos sacan de ventaja. Han hecho el relato de nuestras vidas y de nuestros dramas desde hace muchísimo tiempo. Y eso es lo que ha calado. Lo grande de mujeres como Sofonisba es que ellas construyeron el relato de sus propias vidas”, afirma Leticia Ruiz que también comisaria la exposición dedicada a las pintoras del Renacimiento.

La histórica muestra de El Prado, que es la institución mundial con más obras de las hermanas Anguissola, las confrontará con la producción más abundante de la rompedora boloñesa Lavinia Fontana. Es la segunda exposición que el museo dedica a una pintora, tras la de la bodegonista flamenca Clara Peeters.

seguir el rastro a mujeres artistas en el Museo del Prado es complicado, en sala solo hay ocho cuadros de tres pintoras de un total de las más de 1000 obras que cuelgan de sus paredes. En realidad el museo refleja lo que fue una constante durante siglos: pocas mujeres artistas, con muchas dificultades para aprender y las pocas existentes, silenciadas por sus coetáneos y por las enciclopedias.

Aunque los hombres ganan por apabullante goleada, Sofonisba es una de las pocas mujeres, tres pintoras con ocho obras de un museo con más 1.000, que expone en sus salas de forma permanente. Tres de cuatro de sus pinturas atesoradas por la pinacoteca se muestran al público, entre ellas “el bellísimo retrato de Felipe II que destaca por su vivacidad. Están aquí por derecho propio y su enorme calidad no por ser mujer”, incide la comisaria.

El Prado cuenta entre sus fondos con obras de “35 o 40 artistas” y confirman que existe un boom de selecciones dedicadas a las autoras. Un rescate histórico de la creatividad femenina que entronca con el grito por la igualdad que recorre el mundo.

Lavinia Fontana pintó desnudos (y concilió su vida familiar y profesional)

Lavinia Fontana (Bolonia, 1552-Roma, 1614) es otra de las pintoras que rompió la brecha de género. Hija del pintor Próspero Fontana, pronto el padre se apercibió del talento e inteligencia de su hija a la que formó concienzudamente. Con su ayuda consiguió abrir estudio propio. Toda una proeza para una mujer en la época.

Lavinia se convierte en una autora muy respetada, trabaja de tú a tú con sus colegas masculinos y vive de sus ingresos. Tiene once hijos con  Gian Paolo Zappi, también artista, y él se encarga de la prole. Otra hazaña y avance de la futura conciliación.

“Su esposo era pintor pero bastante segundón y enseguida comprendió que la que sacaba las castañas del fuego era Lavinia y estuvo al cuidado de la familia. Recibió críticas más o menos abiertas de que a diferencia de otros matrimonios de artistas, la titular fuera ella. Creo que el prestigio alcanzado por la pintora es en parte gracias al apoyo de él que también le ayudaba en el taller”, señala Leticia Ruiz.

Autorretrato con clavicordio de Lavinia Fontana

El referente de la boloñesa es Sofonisba a la que admira y de la que bebe su influencia en los detalles de los suntuosos ropajes que plasma en sus pinturas. Pero Fontana camina un paso más allá. Se atreve con los desnudos, de hecho, una de las secciones de la exposición de El Prado estará dedicada a la mitología, o con obras de gran formato.

Le llueven los encargos de personalidades ilustres y es elegida miembro de la Academia Romana. Su producción es la mayor de una mujer con anterioridad al siglo XVIII. Se conservan de su mano firmadas y fechadas una treintena de pinturas aunque documentadas existen más cien.