El acuerdo del 'Brexit', cronología de un fracaso
- El rechazo definitivo del Parlamento al Acuerdo de Retirada echa por tierra dos años de negociaciones
- La salvaguarda irlandesa ha sido el punto de no retorno de un divorcio pactado
El segundo rechazo del Parlamento británico al Acuerdo de Retirada del Reino Unido de la Unión Europea culmina dos años de intensas negociaciones, sesiones extraordinarias a contra reloj y mucha incertidumbre por el miedo al salto al vacío.
La primera ministra británica, Theresa May, activó carta mediante el artículo 50 del Tratado de Lisboa -el documento europeo que activa el proceso de salida de un Estado miembro-, el 29 de marzo de 2017 con optimismo y la mirada puesta en el futuro: "Estamos en un momento histórico sin vuelta atrás", anunciaba ante una Cámara que, al igual que la sociedad, ya daba las primeras muestras de la profunda división en torno al Brexit. Bruselas activó entonces el proceso que dio paso a dos años de negociaciones para definir una relación cuyo futuro se ha visto truncado este martes.
Esta es la cronología de un periodo que pasará a la historia como punto de inflexión en la política británica:
Londres decide abandonar la UE
Reino Unido da la sorpresa y el 51,9% vota a favor de salir de la Unión Europea (UE) en el referéndum del 23 de junio de 2016. El resultado pone fin al mandato del primer ministro conservador, David Cameron, que convocó la votación convencido de que no saldría adelante. Cameron dimite el 24 de junio porque no puede "estar al mando de este barco", y empieza la búsqueda del líder que sacará al país de la Unión Europea.
May recoge el testigo de Cameron
Tras la renuncia de última hora de su rival, la ministra del Interior favorable a la permanencia, Theresa May, toma las riendas del Gobierno el 13 de julio. Promete respetar el mandato de los ciudadanos y entregar el Brexit, y publica la hoja de ruta del proceso en febrero. Su primer objetivo, mantener un acuerdo comercial con la UE que abre la puerta a una permanencia en el mercado único.
El 29 de marzo de 2017, Bruselas recibe la carta de Theresa May en la que solicita el inicio de las negociaciones. David Davis asume la tarea desde Londres, mientras que Bruselas designa a Michel Barnier como negociador jefe europeo. La primera ministra, convecida de su capacidad negociadora, lleva meses rechazando un adelanto electoral, pero claudica en abril y adelanta las elecciones generales para fortalecer su mayoría de cara a las negociaciones con la UE.
May pierde la mayoría absoluta
Su estrategia fracasa y, aunque gana las elecciones, pierde la mayoría absoluta el 8 de junio de 2017. Dos semanas después, May cierra un acuerdo con los unionistas de Irlanda del Norte (DUP) para formar Gobierno. Sus diez diputados sostendrán su mayoría parlamentaria bajo el compromiso de apoyar al Gobierno en votaciones clave. La conservadora centra ahora sus esfuerzos en las negociaciones sobre el Brexit, para las que pide "imaginación" a Bruselas. Londres y Bruselas dedican sus esfuerzos a fijar los aspectos preliminares del divorcio durante meses de desencuentros y ultimátums.
Finalmente, un viaje exprés de May a Bruselas a última hora de la noche pone fin al periodo: el 8 de diciembre se cierra la primera fase. Londres y Bruselas se comprometen a no levantar una frontera física entre la república de Irlanda y la provincia británica de Irlanda del Norte para no alterar el proceso de paz en la isla. May se compromete a proteger los derechos de los ciudadanos europeos en Reino Unido y se fija la factura inicial del Brexit. Bruselas avisa de que ahora empieza la parte más difícil: negociar la futura relación política y económica.
Apenas una semana después, May sufre su primera derrota parlamentaria cuando la Cámara de los Comunes aprueba someter a votación el acuerdo final del Brexit, lo que otorga la última palabra sobre el divorcio a los diputados británicos.
El verano de las dimisiones
En julio de 2018, la conservadora sortea al ala más euroescéptica de su gabinete y logra que sus ministros apoyen su plan para el acuerdo del Brexit suave en una reunión en su residencia oficial de Chequers. May propone la creación de un área de libre comercio tras el divorcio para evitar una frontera dura en Irlanda, que ya es el punto más delicado de la segunda fase de negociaciones.
Pero se trata de un paso adelante efímero: el ministro del Brexit, David Davis, presenta su dimisión y desata una crisis de Gobierno por el plan de Chequers. Davis abandona el cargo al estar en desacuerdo con el pacto que él mismo negoció con Bruselas. Horas después renuncia por los mismos motivos el ministro de Exteriores, Boris Johnson, uno de los principales rostros de la campaña a favor de la salida.
Llega el otoño y Buselas da un golpe a los planes de May: rechaza su propuesta para el divorcio porque considera que socavaría el mercado único. Quedan seis meses para el divorcio y el bloque comunitario eleva la presión para que el Acuerdo de Retirada esté listo en octubre.
Noviembre de 2018: habemus acuerdo
Al fin, el Gobierno británico anuncia un principio de acuerdo con Bruselas el 13 de noviembre de 2018 que resuelve el escollo de la frontera irlandesa: Reino Unido permanecerá en la unión aduanera para evitar una frontera física hasta encontrar otra solución durante el periodo de transición tras el Brexit. La conservadora sortea una vez más las divisiones de su gabinete y consigue su apoyo para el principio de acuerdo. Sin embargo, el ministro del Brexit, Dominic Raab, dimite al día siguiente porque asegura que no puede apoyar el texto.
La crisis política en Reino Unido se desarrolla ajena al optimismo imperante en la Unión Europea, que culmina con la aprobación unánime del acuerdo. Acaban así las negociaciones y empieza la fase de búsqueda de apoyos parlamentarios en Londres.
Diciembre de 2018: el mes horribilis de May
May inicia la defensa del acuerdo en el Parlamento el 4 de diciembre tras una ronda de contacto con sus socios unionistas. Comienza una semana de debate sobre el Brexit en la Cámara de los Comunes que debe finalizar con una votación decisiva. El Parlamento no tarda en asestar su primer revés a May y fuerza al Gobierno a publica su análisis legal sobre el acuerdo. El fiscal general, Geoffrey Cox, admite que Londres podría quedar vinculada a la unión aduanera de forma permanente si no se encuentra una solución alternativa para evitar una frontera dura en Irlanda, lo que desata duras críticas del DUP y el ala más dura del Partido Conservador.
Consciente de la delicadeza de la situación, May decide aplazaraplazar sine die la votaciónVe margen para cambiar la salvaguarda irlandesa pero Bruselas avisa: el acuerdo no será renegociado. Su decisión desata el envío de cartas contra su liderazgo, lo que activa una cuestión de confianza en su partido. La primera ministra se compromete a apartarse tras el Brexit y no aspirar a la reelección y supera la cuestión de confianza
...al bloqueo en enero
A la vuelta del parón navideño, el Parlamento rechaza en enero el Acuerdo de Retirada por una mayoría de 230 votos. Es la mayor derrota de un Gobierno en la historia del país, según destaca la prensa británica.
El líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, agrava la crisis políticas al presentar una moción de censura contra el Gobierno por su gestión del divorcio, pero May sobrevive gracias al apoyo de los unionistas y su partido, que rechazan el acuerdo del Brexit pero no quieren perder el poder. May se compromete a seguir trabajando por el Brexit, pero no pone fecha a una próxima votación.
Los días transcurren sin novedades y la primera ministra acaba respaldando una enmienda para buscar cambios sobre la salvaguarda en Bruselas. La UE insiste en que el acuerdo está cerrado.
El mes decisivo
La primera ministra fija la segunda votación del acuerdo para el 12 de marzo. Tras una tensa semana de negociaciones en Bruselas, May viaja in extremis a Estrasburgo y se reúne de urgencia con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y Michel Barnier. La UE concede unas garantías adicionales sobre la salvaguarda: Londres puede renunciar de forma unilateral si no hay "buena fe" en las negociaciones sobre la relación futura.
May confía en salvar la votación, pero se topa con el fiscal general, que concluye que los documentos de Bruselas "no cambian" la permanencia de Londres en la unión aduanera.
Finalmente, a menos de tres semanas para el divorcio, el Parlamento vuelve a rechazar el Acuerdo de Retirada por 391 votos en contra frente a 242 a favor y aboca a un periodo incierto: o hay divorcio abrupto, o Londres deberá solicitar una prórroga para salvar el Brexit.