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Ocho años de guerra en Siria: de 'revuelta democrática' a "tragedia humanitaria"

  • El conflicto nació a partir de las protestas contra Bachar al Asad, aunque muy pronto se militarizó
  • Además de sufrir una guerra civil, Siria es también el campo de batalla de una guerra regional

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Un hombre atraviesa en bicicleta las ruinas de Guta Oriental, uno de los focos de la resistencia rebelde en Siria hasta el año pasado
Un hombre atraviesa en bicicleta las ruinas de Guta Oriental, uno de los focos de la resistencia rebelde en Siria hasta el año pasado.

Era un 15 de marzo de 2011: al calor de la 'primavera árabe' y siguiendo el ejemplo de Túnez y Egipto, cientos de personas de la ciudad siria de Deraá se manifiestan para exigir cambios en el régimen. El Gobierno de Damasco responde con una gran represión y el círculo de violencia no para de crecer.

Los acontecimientos más graves se registraron días después con la muerte de 15 personas. Un escenario preocupante, pero pocos en esos momentos podían imaginar que terminaría desembocando en una de las guerras más cruentas de Oriente Próximo. La espiral condujo pronto a una militarización de las revueltas. Meses después, en julio de 2011, se forma el Ejército Libre Sirio, el primer grupo armado que combatiría al régimen, formado en muchos casos por militares que habían desertado.

"En un primer momento fueron los propios miembros del Ejército los que se negaron a reprimir esas manifestaciones y los que se pusieron del lado de los manifestantes", recuerda el profesor de Estudios Árabes e islámicos de la Universidad de Alicante, Ignacio Álvarez Ossorio.

"Lo que el régimen hizo fue apostar todas sus bazas a una represión sistemática. Bachar sl Asad tenía una ventaja y es que había visto lo que había ocurrido en otros lugares. Que Ben Ali en Túnez había caído, que Mubarak en Egipto había caído y sabía que, en el caso de mostrarse timorato, se arriesgaba también a correr el mismo destino", añade.

En Siria, la guerra está a punto de cumplir ocho años y acumula más de 350.000 muertos, seis millones de desplazados y cinco de refuguados en lo que la ONU califica como la mayor tragedia humanitaria del siglo XXI. Iniciada al calor de la primera árabe, la represión del régimen pronto condujo a una militarización de las revueltas que también ha servido de campo de batalla para grupos yihadistas. Primero la rama regional de Al-Qaeda, después el Estado Islámico, que llevó a EE.UU. a implicarse al frente de una coalición internacional. Sin embargo, han sido las grandes potencias regionales las que han marcado el devenir del conflicto. Rusia, Irán y Hizbolá han dado un apoyo militar al régimen sirio que parece haber decantado la guerra a su favor.

"La mayor tragedia humanitaria del siglo XXI"

Así comenzó un conflicto de múltiples dimensiones, que cumple ocho años, y al que la ONU ha calificado "la mayor tragedia humanitaria del siglo XXI". Ocho años después, las cifras son desoladoras: más de 350.000 muertos (aunque algunas fuentes elevan la cifra hasta 500.000), seis millones de desplazados y más de cinco millones de refugiados

El 85% de los sirios, según UNICEF, vive hoy bajo el umbral de la pobreza, y ciudades históricas como Alepo o Homs han sido casi destruidas por los duros combates y largos asedios. Las organizaciones humanitarias han denunciado crímenes de lesa humanidad, sobre todo del régimen, pero también de los rebeldes, e incluso se han cruzados líneas rojas como el uso de armas químicas.

También hay dramas de la guerra que son menos conocidos, como el Fadwa Mahmud. Lleva buscando a su marido y a su hijo desde hace casi siete años. Fueron detenidos por los servicios de inteligencia del régimen sirio en el aeropuerto de Damasco. Hoy, de su marido, un conocido opositor comunista, solo le queda la cartera que dejó antes de desaparecer, pero no pierde la esperanza.

"Volvía de una comitiva que había ido a China, donde buscaba una solución al conflicto negociada, y mi hijo Maher había ido a buscarle al aeropuerto con su amigo Ayyas", comenta a TVE. "Al llegar, unos guardias de los servicios de inteligencia los subieron a los tres a un coche. Era un 20 de septiembre de 2012 y, desde entonces, no se nada de ellos", comenta Fadwa a TVE. "El régimen no reconoce que los tiene".

La guerra en Siria deja más de 75.000 desapariciones forzosas en ocho años.

Un país transformado por la guerra

Aministía Internacional denuncia que entre 75.000 y 80.000 personas han desaparecido, detenidas o secuestradas, y no se sabe nada de ellas. Lo denuncia la ONG en una exposición que acaba de inaugurar para dar visibilidad al caso de los desaparecidos. El régimen, señala la organización, es responsable de la gran mayoría de los casos.

"Amnistía ha documentado casos de secuestros por parte de grupos rebeldes, como Al Nusra, y otros apoyado por países como Turquía, pero no se puede comparar con el número de casos documentados del Gobierno", comenta a RTVE Diana Semaan, investigadora de Amnistía en Líbano.

Estos dramas humanitarios han transformado un país con una delicada composición etnica y sectaria. "El país ha cambiado radicalmente", señala Álvarez Ossorio. "En algunas zonas ha habido incluso operaciones de limpieza étnica, movimiento de poblaciones. Algunas zonas chiíes han sido desalojadas, y lo mismo ha ocurrido en algunas zonas kurdas que han sido arabizadas".

"Y no todas las comunidades existentes en Siria han sido igual de afectadas", detalla, "entre los refugiados se tiene constancia de que hay un elevadísimo porcentaje de musulmanes sunníes. Los cristianos han salido masivamente del país y las comunidades más débiles son las más golpeadas, como los yazidíes. Lo cual quiere decir que la composición que había previamente en Siria ya no es la actual".

Al Baghouz, la batalla final al Estado Islámico en Siria.

La penetración islamista y la guerra regional

Al mismo tiempo, la guerra ha convertido Siria en un campo de batalla para grupos yihadistas. "Con el transcurso de los meses, especialmente a partir del año 2012, nos encontrarmos con la penetración de grupos yihadistas", recuerda el analista. "Muchos de ellos extranjeros, porque no son sirios, y en muchos de los casos también con la financiación por parte de los países del Golfo, de milicias de orientación islamista, de orientación salafista, de orientación yihadista, que poco o nada tienen que ver con la revolución o con sus lemas, y que lo que hacen, en definitiva, es secuestrarla".

Primero fue la rama de Al Qaeda, el Frente Al Nusra. Después llegó el DAESH, el autodenominado Estado Islámico, que estableció su capital en la ciudad de Raqa. Y así, cientos de milicias más, algunas muy poderosas, como Ahrar As Sham. Algo que ha influido y mucho en el desarrollo del conflicto. "Lo que quieren esas milicias, de alguna manera, es apartar a los sectores laicos, los que apuestan por la construcción de un estado democrático secular, e imponer un estado teocrático regido por la sharía. Y yo creo que, a partír de ahí, la guerra está perdida, porque de alguna manera, se pierde el impulso inicial: reformas, libertades, justicia social..."

Pero sobre todo, Siria también ha sido el tablero de una partida de ajedrez entre potencias por la hegemonía de la región. "No es una guerra civil, solamente", recuerda Álvarez Ossorio. "La guerra siria es una guerra, sobre todo, regional. Es muy dificil que hubieramos llegado a la situación actual de no haberse involucrado las grandes potencias regionales. Y con ellas estamos mencionando, sobre todo, a Arabia Saudí, a Irán, Turquía, Catar, los Emiratos [Árabes Unidos]. Están dirimiendo en Siria las guerras que no se atreven a dirimir directamente por los costes humanitarios, económicos y materiales que tendrían".

Una guerra que, según muchos analistas, está asistiendo a sus últimas etapas. Tras ocho años de conflicto, el apoyo militar de Rusia, Irán y Hezbollah al régimen sirio parece haber decantado la guerra a su favor. Al Asad ya controla dos tercios del país... Un país practicamente en ruinas.