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Musulmanes y judíos, en el punto de mira: los delitos de odio a la religión repuntan en España

  • Las comunidades religiosas no consideran las cifras preocupantes pero advierten contra el auge de la ultraderecha
  • Musulmanes y judíos llevan un componente añadido al odio a la religión: el racismo y el antisemitismo

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Mujeres musulmanas
Madres ataviadas con velo esperan a sus hijos en la puerta de un colegio público de Vitoria.

España es un país en el que a lo largo de los siglos han ido confluyendo distintas culturas y en la que coexisten múltiples religiones además de la católica. Sin embargo, la convivencia entre creencias sigue siendo un reto pendiente: según el último informe Ministerio del Interior, los incidentes relacionados con delitos de odio contra creyentes religiosos han aumentado un 120% entre 2016 (cuando hubo un total de 47) y 2017 (103). Las comunidades religiosas no consideran alarmantes estas cifras pero sí advierten contra la propagación del discurso de odio, mientras los expertos señalan al auge de la extrema derecha.

Gran parte de ese aumento de cifras tiene que ver con incidentes contra los musulmanes en Cataluña a raíz de los atentados yihadistas de Barcelona y Cambrils de agosto de 2017.

“Hemos notado un incremento de la islamofobia vinculado a los atentados, un repunte respecto a agresiones a personas musulmanas y de discurso de odio a través de redes sociales, aunque tampoco es una cifra alarmante”, explica a RTVE.es el fiscal coordinador del Servicio de Delitos de Odio y Discriminación de la Fiscalía Provincial de Barcelona, Miguel Ángel Aguilar. La Fiscalía de Barcelona inició un total de 41 procedimientos judiciales en 2017 por delitos de odio contra la libertad religiosa, 39 de los cual fueron por islamofobia.

Con 317 mezquitas, Cataluña acoge a buena parte de la comunidad musulmana, pero también es el principal foco de las agresiones y los incidentes de odio contra creyentes, según Interior: un 44% del total en España. Y los hechos aumentaron, según el mismo informe, un 307% de 2016 a 2017, pasando de 14 el primer año a 43 el segundo.

"La mayor parte de la sociedad española es tolerante y abierta”, expone Gbril Jairodín, miembro de la Comisión Islámica de España, quien alerta sin embargo de que “todos los años se suceden un pequeño número de agresiones físicas contra los musulmanes como objetivo”. Celebra sin embargo que desde 2017 no haya habido “homicidios o asesinatos por odio que se sucedían una o dos veces al año gracias al trabajo eficaz de la policía y los juzgados”. Jairodín destaca además el componente "racista" de las agresiones, y no es banal: los incidentes de odio relacionados con el racismo y la xenofobia aumentaron un 26% entre 2016 y 2017.

La comunidad musulmana en España es amplia: la conforman casi dos millones de personas, según los datos del Observatorio de Pluralismo Religioso en España. La Comisión Islámica de España (CIE) ha contabilizado ya más de 300 pintadas y agresiones islamófobas tras los atentados de Cataluña.

Los niqab o hiyab que distinguen a las mujeres musulmanas las convierten en el principal blanco cuando van por la calle, expone Jairodín. "Las de menor intensidad son las miradas fijas de desprecio u odio, después pueden pasar a los insultos y a los hechos, como agresiones físicas con lesiones, aunque en mucha menor medida. Las mujeres están más expuestas a los agresores y a las discriminaciones por su visibilidad", expone. En el informe del Interior, el 58% de víctimas de los incidentes relacionados con la religión son mujeres.

Antisemitismo en España

A veces cuando algún judío o israelí va con la kipá por la calle alguien le increpa, le escupe o le dice asesino

Pero los musulmanes no son los únicos que son fácilmente identificables. “A veces cuando algún judío o israelí va con la kipá por la calle alguien le increpa, le escupe o le dice asesino. Si sales de la sinagoga y llevas la kipá sin darte cuenta ves la agresividad, muchos te identifican además como israelí”, afirma Jai Anguita, presidente de la asociación Bet Shalom, que destaca que no suele haber incidentes graves. Sin embargo, considera que hay un aumento de la intolerancia a la pluralidad religiosa, especialmente en redes sociales, “aunque no se puede afirmar que vaya más allá del pensamiento ideológico y traspase en acciones”.

Europa está preocupada por un nuevo auge del antisemitismo, que se ha reflejado en un goteo en los últimos años de agresiones en Francia y Alemania, países que cuentan con una amplia comunidad judía. También en España, donde la comunidad judía es mucho más pequeña -viven unos 45.000 judíos y hay 39 sinagogas en todo el país- un tercio de los españoles tiene opiniones antisemitas, según una encuesta de la Casa Sefarad de 2010.

Los judíos en España y en Europa están siendo, además, castigados por las acciones de represión que lleva a cabo Israel contra Palestina, pese a ser algo que les queda lejos. La organización Boicot, Desinversiones y Sanciones Contra la Colonización, el Apartheid y la Ocupación Israelí (BDS) que, como su nombre indica, se dedica a hacer boicot a los productos israelíes, ha recibido en España el respaldo de partidos como Podemos, Izquierda Unida o la CUP.

Auge de la extrema derecha y de neonazis

El antisemitismo y el racismo que acompaña a las agresiones a judíos y musulmanes se resume en un odio al diferente, y ese es un ingrediente que en múltiples ocasiones han promovido los movimientos de extrema derecha.

La apertura de una mezquita en la calle Japó del distrito Nou Barris de Barcelona en marzo de 2018 desató una campaña de odio por parte del grupo de extrema derecha Democracia Nacional que saltó a los medios gracias a la alerta de los vecinos, hartos de los insultos, amenazas de este grupo y del miedo de los ciudadanos a utilizar las nuevas instalaciones. Un juez acabó prohibiendo a estos ultras acercarse a la mezquita y ordenó el cierre de sus redes sociales, desde donde hacían propaganda islamófoba.

Es un ejemplo, expone el fiscal Aguilar, del “repunte de algunos comportamientos neonazis y de extrema derecha que favorecen el clima de crispación y alimentan el discurso de odio”, aunque no es, a su juicio, alarmante.

La socióloga María del Mar Griera coincide en declaraciones a RTVE.es en que existe un repunte de la extrema derecha y de “movimientos neonazis” que, en su opinión, “no son residuales” y que “utilizan el odio al diferente como punto de arranque de sus discursos”. En la actualidad, 11 miembros de la organización Hogar Social Madrid están siendo investigados en los juzgados por atacar con bengalas la mezquita de la M-30 de Madrid en 2016. No ha sido la única mezquita que han atacado; un año más tarde lo hacían contra una mezquita en el Albaicín, en Granada.

Católicos y evangélicos advierten contra los discursos de odio

En España, según el CIS, el 67% de la población se define como católica, pese a que tan sólo un 13% es practicante habitual de la religión. El presidente de Ayuda a la Iglesia Necesitada, Javier Menéndez Ros, considera que los delitos de odio “son cada vez más frecuentes especialmente contra el cristianismo” y prueban que existe “un laicismo más agresivo en la sociedad”, un laicismo que se traduce en “agredir a lo religioso, que quiere ser parte del espacio público, educativo”.

Se plasma, afirma, “en ofensas a los sentimientos religiosos, a las imágenes y las cosas más sagradas de cada religión”, y a su juicio en que las instituciones amparan dichas ofensas en base a “la libertad de expresión”. Pone de ejemplo el incidente de las activistas de Femen en la madrileña Catedral de la Almudena, que se encadenaron con el torso desnudo en el altar, o los carnavales de Canarias “donde se utilizan imágenes de la Virgen María”. “Forma parte de la agenda política de algunos partidos más radicales y personas interesadas, que aunque son pocos, están interesados en agredir”, añade.

Álvaro Serrano Arenas, del servicio jurídico de FEDERE, la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España, destaca como principales incidentes las pintadas en sus iglesias, como la de un municipio de Valls, en Tarragona, en la que apareció escrito en diciembre del año pasado “Fuera cristianos de nuestras tierras”. A su juicio, aunque se trate de vandalismo, “si no se gestionan este tipo de incidentes de forma correcta podría ser un germen para que aumentase el odio a la religión; la sociedad tiene cada vez más rechazo hacia el hecho religioso en general”.

Las redes sociales y la infradenuncia

Las redes sociales son un caldo de cultivo del odio. Según Interior, en 2017 un 36,5% de los hechos relativos al discurso del odio conocidos por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado se produjeron en internet y un 17,9% en las redes sociales.

El pasado 26 de febrero fue detenido un hombre en Alfarrasi, Valencia, por incitar de modo directo al odio y a la violencia contra musulmanes y en general contra el colectivo de inmigrantes a través de una red social. En su casa poseía de numerosas armas de fuego y material bélico de exposición, con inscripciones neonazis y simbología de extrema derecha, según dio a conocer la Guardia Civil en un comunicado.

Rita Gomes, del Observatorio de Pluralismo Religioso en España, anima a tomar estos datos con prudencia, ya que considera “lógico” que los informes recojan más incidentes relacionados con delitos de odio ya que “hay más información para los ciudadanos sobre la capacidad de denunciar”, y eso “no significa que cada vez haya más delitos, sino más denuncias, que las personas estén más informadas y que la Policía recoge con mayor concreción los tipos de delitos.