'La banda': el dilema entre el reencuentro con las raíces o la búsqueda de los sueños
- La ópera prima de Roberto Bueso habla sobre el camino a la madurez y cómo aprender a despedirse
- Sus protagonistas son actores no profesionales en una historia ambientada en un pueblo de Valencia
Edu (Gonzalo Fernández) es un joven de 26 años que estudia una dura carrera musical en Londres, pero retorna a su pueblo en Valencia para acudir a la boda de su hermano.
Del desarraigo emocional del principio transitará a la necesidad de recuperar la vida que ha dejado atrás: la distante unión con sus padres, la relación con Alicia (Charlotte Vega), la eterna novia de su mejor amigo por la que se siente atraído o revivir risas con sus colegas de la banda en la que tocaban desde niños.
Con estos acordes sentimentales suena La banda. La afinada ópera prima de Roberto Bueso, participada por RTVE, que compite en la sección oficial del Festival de Málaga.
Un certamen que siempre alterna la presencia de directores consagrados con el impulso a noveles, y presume de haber descubierto a nombres como Rodrigo Sorogoyen en su debut Stockholm (2013) que ganó tres biznagas.
Bueso también firma el guión de una película basada en sus experiencias personales. El valenciano de 30 años ha dado el salto tras su exitoso corto La noche de las pochongas (2014).
El director hila un argumento con un grupo de personajes entrañables con el consabido Síndrome de Peter Pan y un poco perdidos en la vida.
“Es una historia de iniciación que tiene que hacer Edu en su tierra y se convierte a la vez en un viaje interior. Está como en un conflicto interno. Tiene algunas cuentas pendientes en Valencia que solucionar pero todavía no sabe cómo hacerlo y es muy torpe en ello, por eso tiene un poco la idea de recuperar cosas que había dejado atrás pero de manera equivocada”, explica Roberto Bueso.
Rodada entre Valencia y Londres, la cinta también gira en torno a la necesidad de soltar amarras para crecer. “Habla sobre las despedidas de lo que ha sido tu círculo hasta entonces. Es algo bueno y necesario para madurar. Hay que aprender a despedirse con cariño, incluso”, señala el director.
La tradición musical valenciana
Mientras encuentra su camino, el introvertido Edu se transformará en el contacto con sus amigos. Tiernos y divertidos en pantalla, los miembros del grupo (Pepo Llopis, Xavi Giner y Hugo Rubert) son actores no profesionales que convivieron en un piso durante un mes para crear la sensación de pandilla que se ha trasladado a la vida real.
En el anecdotario típico del cine queda la elección del protagonista Gonzalo Fernández, en el papel del retornado. El jovencísimo Fernández, que trabaja en una óptica pero toca en una banda desde pequeño, se presentó a un casting donde pedían músicos para una película.
“Pensé que era para figurante y no entendí nada cuando Roberto quiso entrevistarse conmigo. A veces le preguntaba hasta si estaba rodando”, afirma el debutante que casualmente también es clarinetista como su personaje.
“Las bandas de música y las charangas en Valencia son algo muy natural sobre todo en los pueblos. Es algo que se pasa el testigo de padres a hijos. Bulle constantemente y es un gran legado artístico. El hecho de que hayamos rodado también en la lengua en la que ocurre esta realidad (en valenciano) también configura un universo muy propio”, concluye el director sobre la arraigada tradición musical en su comunidad.