La ilusión por las elecciones democráticas no acabará con la tutela militar en Tailandia
- Más de 50 millones de tailandeses podrán votar el 24 de marzo, cinco años después del golpe militar
- Diplomáticos, profesores, analistas internacionales, cooperantes y misioneros analizan para RTVE.es estas elecciones
Más de 50 millones de tailandeses en los comicios este domingo. Son las primeras elecciones tras casi cinco años desde que el Ejército tomara el poder en una asonada después de varios meses de protestas callejeras.
"Los tailandeses están entusiasmados por ir a votar", apuntan desde la embajada española en Bangkok, una visión que contrasta con la que llega desde el nordeste. Allí el asturiano Fermín Riaño, miembro del Instituto Español de Misiones Extranjeras (IEME) asegura que "el ambiente es descreído porque, gane el partido que gane, va a seguir mandando el ejército".
El análisis de Riaño, en Tailandia desde 1991, coincide con el del experto en geopolítica asiática Javier Gil. "Los militares, aunque no gane su partido, van a tutelar la elección del primer ministro", certifica Gil, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Pontificia Comillas.
Desde la universidad pública de Bangkok, la profesora Cristina González, que lleva 14 años en el país, hace un diagnóstico similar. "Mi impresión es que es un poco más de lo mismo, aunque bueno, con algunas caras nuevas".
“La gente está muy animada a votar“
Birmanización de Tailandia
Patricia Garrido, coordinadora de la ong Manos Unidas para el sudeste asiático, encuadra las elecciones en "una dinámica regional de birmanización con un ligero barniz de democracia y algunos escaños a los que gentilmente se permite acceder a partidos de oposición en el Parlamento". Garrido recuerda que en Myanmar/Birmania los militares estuvieron en el poder durante seis décadas y hace veinte años convocaron unas elecciones, aunque la junta militar es la que sigue gobernando.
El hermano Víctor Gil, residente en el país desde hace casi 50 años, tiene una visión que conjuga todas las anteriores. Desde su escuela de bambú, al noroeste de Tailandia y junto a la frontera con Myanmar, resume la situación: "La gente está muy animada a votar. Se espera que más del 80% de la población participe en las elecciones el domingo día 24". El religioso, que ha traducido a los místicos españoles al tailandés, no deja lugar a la duda: "No obstante, con los miembros del Senado siendo nombrados por las Fuerzas Armadas, y teniendo derecho a votar para elegir el primer ministro, será muy difícil que salga otro primer ministro fuera del general Prayuth Chan-ocha".
El jesuita Miguel Garaizabal, en Tailandia desde 1966, recuerda que "los militares han usurpado el poder como unas veinte veces desde 1933 en que se abolió la monarquía absoluta. Se creen los salvadores del país".
El poder del Ejército
La junta castrense se hizo con el poder con el argumento de que tenía que garantizar la seguridad y la estabilidad en el país, tras semanas de manifestaciones contra el Ejecutivo, y prometió celebrar elecciones para la vuelta de la democracia en unos meses. Su promesa quedó incumplida con cinco aplazamientos de los comicios, hasta esta última convocatoria para el 24 de marzo.
El general Prayuth se hizo con el poder en mayo de 2014 y puso fin al Gobierno encabezado por el partido Puea Thai, liderado por la ex primera ministra Yingluck Shinawatra. En estos casi cinco años al frente de Tailandia, Prayuth y el resto de militares que dirigen el país, integrados en el llamado Consejo Nacional para la Paz y el Orden, han aprobado una profunda reforma de la Constitución que refuerza el poder de decisión de las Fuerzas Armadas en detrimento del Parlamento. "Cabe destacar que dicha Constitución fue sometida a referéndum en 2016, antes de entrar en vigor, y un 61,40% de los votantes dio su aprobación", apuntan desde la embajada española en la capital tailandesa.
La Constitución tailandesa vigente establece que las Fuerzas Armadas tienen la capacidad de aprobar o vetar el candidato propuesto por las fuerzas parlamentarias al cargo de primer ministro tras la celebración de las elecciones legislativas. Los comicios servirán para elegir a los 500 diputados de la cámara baja, que serán los encargados de designar al próximo primer ministro en una votación conjunta con los 250 senadores, todos ellos seleccionados a dedo por la junta militar.
El jefe de la junta y actual primer ministro, el general golpista Prayuth Chon-ocha, ha sido nominado por el Phalang Pracharat, un partido promilitar, como su candidato a encabezar el próximo gobierno.
"El Ejército es la élite extractiva que controla la política y la economía del país, en un sistema de captura de rentas de manual, en el que la riqueza nacional queda concentrada en muy pocas manos. O sea, lo que viene ocurriendo en Myanmar/Birmania", explica Patricia Garrido.
Los candidatos y los favoritos
Antes del golpe de 2014, la política tailandesa estaba dividida en dos grandes bandos. Por un lado, los camisas amarillas del partido Demócrata, más fuertes en el sur y en los núcleos urbanos, leales a las Fuerzas Armadas y a la Corona; por otro, los camisas rojas del Thai Raksa, partido del expresidente Thaksin Shinawatra, prófugo de la justicia tras el golpe de Estado y fuertemente arraigado en las zonas rurales del norte y el noreste. Todas las elecciones celebradas en la última década en Tailandia han terminado con una clara mayoría de diputados para la fuerza política que representa a los camisas rojas de los hermanos Shinawatra.
Desde la frontera con Laos, a 20 kilómetros del río Mekong, el miembro de Amnistía Internacional y misionero asturiano Fermín Riaño, informa vía telefónica de que "en el nordeste se espera que gane la familia Shinawatra".
El general Prayuth Chan-ocha, en todo caso, no estaría dispuesto a ser primer ministro de un gobierno liderado por los camisas rojas del Thai Raksa, la formación que representa a Yingluck y Thaksin Shinawatra. Tanto Thaksin como Yingluck lideraron gobiernos que fueron derrocados por sendos golpes de Estado en 2006 y 2014.
"Casi ningún partido de los que se presenta tiene una ideología que los guíe, más bien responden a intereses particulares, y eso es lo que buscan disfrazado de políticas populistas", explica desde la universidad pública de Bangkok la misionera idente, Cristina González.
Con la autoridad que dan sus 53 años en Tailandia, Miguel Garaizabal certifica el diagnóstico de la profesora González: "Aquí los partidos políticos están construidos alrededor de una persona de influencia. Apenas tienen una plataforma coherente. Todos hacen las mismas promesas de ayudar a los pobres y traer progreso".
Según las autoridades electorales, 68 candidatos se han inscrito para disputar el cargo de primer ministro.
Monarquía y desigualdad
"La transición monárquica es clave. Llevan dos años y el nuevo rey no acaba de cuajar, aún no tiene el carácter divino que tenía su padre", apunta el experto en geopolítica asiática, Javier Gil en referencia a Vajiralongkorn, hijo del mítico rey Bhumibol Adulyadej fallecido en 2016 después de 70 años como regente.
“El hijo del rey es el respaldo de los golpistas“
"El hijo del rey es el respaldo de los golpistas", sentencia Riaño desde la misión católica más cercana a la capital de Laos, Vientián. "Lleva dos años en el trono y va a ser coronado los días 4, 5 y 6 de mayo. Tres días para coronarle", puntualiza con sorna el sacerdote asturiano.
La monarquía es un estamento casi sagrado en Tailandia. Los retratos del actual jefe del Estado se pueden encontrar en las calles, tiendas y hogares de todo el país, donde la población debe levantarse para escuchar el himno real antes de la película en los cines o antes de los conciertos.
Por otra parte, Tailandia es el país más desigual del mundo. En 2016, el 1% más rico de Tailandia acaparaba el 58% de la riqueza y en 2018 ese mismo 1% es el dueño del 66,9%. Con lo que la brecha se ha abierto todavía más. "La desigualdad ha sido un tema recurrente en aneriores comicios, utilizado como palanca por los partidos de oposición para ganar el voto rural y de las regiones más empobrecidas del norte del país", explica Patricia Garrido.
"La diferencia entre los pobres y los ricos es la mayor del mundo", confirma Miguel Garaizabal. "El 1% de la población controla el 70% de la riqueza", redondea el jesuita.
"Lo que la gente ve es que la economía va mal y los pobres son cada vez más pobres y los ricos cada vez más ricos", resume Cristina González desde la universidad pública de Bangkok. "Así que, tampoco hay muchas expectativas de cambio", concluye.
"Parece ser que podría haber hasta un 50% de votantes indecisos a estas alturas a los que los distintos partidos tienen que convencer de que conseguirán que el viento de la prosperidad y la igualdad sople a su favor", apunta Garrido.
Dos millones de tailandeses ya han votado
"El domingo pasado fue la votación adelantada, y hubo mucha gente ya que fue a ejercer su deber en las urnas", indican los funcionarios públicos españoles desde Tailandia. El 75% de los que solicitaron el voto anticipado acudió el lunes, 18 de marzo, a las urnas, a una semana de la fecha oficial de las elecciones generales, según el subsecretario del Comité Electoral de Tailandia, Nat Laosisavakul. De acuerdo con Laosisavakul, del total de 2.630.000 personas que se inscribieron para votar por adelantado, alrededor de 1.972.000 lo hizo.
La Constitución permite a las personas que están fuera de sus direcciones registradas oficialmente votar antes de la fecha programada. Laosisavakul recordó que en todo el país se habilitaron 395 centros de votación y prometió que se mantendrán las medidas de máxima seguridad para preservar las boletas depositadas ayer en las urnas hasta el próximo domingo, cuando se contarán todas las papeletas.
El ex primer ministro y presidente del Consejo Real de Tailandia, el general Prem Tinsulanonda, de 98 años, fue uno de los que acudió al colegio electoral en una jornada en la que vota el personal militar y de la policía, además de ciudadanos que no podrán estar en sus distritos electorales el día 24.
El silenciado conflicto separatista del sur musulmán
En la ciudad de Pattani, unos 1.000 kilómetros al sur de Bangkok, los constantes controles militares se mezclan con los numerosos carteles y actos electorales de cara a las elecciones generales que Tailandia celebrará este domingo 24 de marzo.
Más de 7.000 muertos y 20.000 heridos -la mayoría civiles- es el balance de los pequeños pero incesantes ataques y tiroteos que el movimiento separatista musulmán ha perpetrado en el sur de Tailandia desde que intensificó la lucha armada en 2004, después décadas de letargo.
Los rebeldes musulmanes, que denuncian discriminación por parte de la mayoría budista del país, exigen más independencia o la independencia de las tres provincias sureñas de Yala, Pattani y Narathiwat, que conformaron el antiguo sultanato de Patani antes de su anexión a la actual Tailandia a principios del siglo XX.