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Arte

El diálogo de Giacometti con los maestros del Prado

  • Obras del suizo Giacometti conversan con pinturas de Velázquez, El Greco o Tintoretto en las salas del Prado
  • La exposición de 18 esculturas y 2 óleos se enmarca en la celebración del bicentenario del museo

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El diálogo de Giacometti con los maestros del Prado

El síndrome de Stendhal define el impacto que recorre el cuerpo humano cuando contempla obras muy bellas. Esta sensación aparece cuando el visitante se enfrenta a un círculo concéntrico de gran arte en el sancta sanctorum del Prado: la imagen de Las meninas de Velázquez escoltada por un conjunto de piezas de Giacometti con su mítico Hombre que camina (1960) al frente, su obra más conocida y la escultura más cara del siglo XX.

La genialidad del artista se funde en la pinacoteca en un diálogo con sus grandes maestros, que recorre varias salas de la colección permanente del edificio Villanueva. Una sorpresa constante en la que está llamada a ser una exposición histórica con la colaboración de la Fundación suiza Beyeler.

“El resultado es muy sugerente y bello. Una imagen potentísima que pasará a formar parte de la iconografía de El Prado y la gente dirá, 'yo estuve allí'. Nunca se había visto una muestra de Giacometti de esta forma y genera momentos sublimes”, explica el director del Museo del Prado, Miguel Falomir, sin ahorrar elogios.

Pieza de Giacometti en la sala de El Greco.Estate / VEGAP, Madrid, 2019. Foto © Museo del Prado

La originalísima exposición está concebida como un “paseo póstumo” de el artista por El Prado en un guiño entre pasado y presente. El escultor admiraba profundamente a Velázquez, su hermano Diego se llamaba así en homenaje al sevillano, a Goya, El Greco, Durero, Rafael…. y reverenciaba al rebelde Tintoretto: en contraposición solidaria “odiaba” a Tiziano, el mentor y oponente del veneciano, según cuenta Falomir que destaca el papel de esta selección en el bicentenario del Museo.

Alberto Giacometti nunca pisó El Prado pero sí pudo contemplar sus obras cumbre en Ginebra en 1939 tras haber sido evacuadas durante la Guerra Civil.

“El Prado siempre ha estado interesado por el arte contemporáneo, en un momento de su historia también fue museo contemporáneo y ha influido en los grandes artistas de vanguardia que peregrinaron a sus salas como Picasso, Manet o Bacon”, señala Miguel Falomir que asegura que el suizo se hubiera sentido en su salsa en la pinacoteca.

La genialidad de Giacometti se funde con la de los grandes maestros del Museo del Prado en una exposición que, desde el 2 de abril al 7 de julio de 2019, recorre varias salas de la colección permanente del edificio Villanueva. La muestra, compuesta por 18 esculturas y 2 óleos, se enmarca en la celebración del bicentenario del museo.

Una conversación sin interferencias

Giacometti (1901-1966) interpretó el vacío y pivotó su creación en torno a la figura humana en sus características esculturas filiformes. Dieciocho de estas piezas descarnadas y dos óleos se muestran en Madrid en un camino fascinante.

Frente al Carlos V en la batalla de Mühlberg (1548) de Tiziano se sitúa El carro: una mujer encaramada entre dos ruedas gigantes; un poco más allá se encuentra un espacio casi cinematográfico que desprende movimiento y fuerza: el Lavatorio (1548) de Tintoretto se integra perfectamente con el mágico conjunto escultórico Mujeres de Venecia. Obra cumbre que ideó para la Bienal de Arte de 1956 y que raramente se puede ver por su fragilidad.

Imagen de 'Mujeres de Venecia' de Giacometti junto a 'Lavatorio' de Tintoretto. Estate / VEGAP, Madrid, 2019. Museo del Prado.

Otro contraste imprescindible: los cuerpos colosales de Zurbarán en su serie de Hércules se contraponen a La pierna, metáfora de una realidad fragmentada tras la IIGM. Y el culmen estalla con Las meninas rodeada de “caminantes” en una doble vuelta de tuerca espacial.

Las meninas es un espejo en el que se ve el público. Dialogan cada uno en su espacio y no interfieren. Hay una comunicación muy fluida y para Giacometti, Velázquez fue importantísimo”, explica la comisaria de la exposición, Carmen Giménez, que señala que el autor empequeñecía cada vez más sus esculturas para que el espacio pareciera más grande y acentuar el aislamiento.

La mirada sobre la figura humana capturada a través del simbolismo y la reducción de la materia fueron algunas de las obsesiones de uno de los artistas más influyentes del siglo XX por la hondura de sus ideas. El también pintor y dibujante destiló la esencia del individuo y sus contradicciones: de la belleza a la violencia. Un espíritu que ya sobrevuela el Museo del Prado.

Giacometti en el Museo del Prado del 2 de abril al 7 de julio de 2019