Un capitán reconoce por primera vez que dieron golpes en la cabeza pero defiende el uso de la fuerza ante las agresiones
- Dos guardias corroboran la "trampa del Fairy" y otro habla de que percibió más "odio" que en País Vasco con ETA
- El juicio, en directo | Los acusados | Delitos que se juzgan | Así es el Tribunal del 'procés' | Cronología del 'procés'
"¿La gente gritaba 'som gent de pau'?", preguntan reiteradamente los abogados defensores a los antidisturbios de la Guardia Civil que actuaron en los colegios el día del referéndum del 1-O y que declaran en el juicio del 'procés'. "Sí, pero junto a "hijos de puta, maricones....", "sí, me llamó la atención que gritaran somos gente de paz después de haberte pegado patadas y puñetazos", responden los testigos. "¿La gente llevaba las manos levantadas en el aire?", insisten los letrados. "Más sobre nosotros, que sobre el aire", "sí, había gente que sí levantaba las manos y por debajo nos daban patadas", responden nuevamente.
Los 14 agentes antidisturbios que han declarado este jueves vuelven a relatar las patadas, los puñetazos y los insultos que recibieron, los intentos de robarles el arma, la famosa "trampa del fairy", el lanzamiento de una silla metálica, las reticencias de una doctora para atenderles de la lesiones... y van zafándose así de las preguntas de los letrados, que basan su estrategia de defensa en intentar demostrar que las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado "pegaron" a gente pacífica y no a una masa "violenta" y "hostil" como la describen los agentes.
Algunos abogados llevan semanas preguntando a los testigos -incluidos ex altos mandos políticos y policiales- si se golpeó a gente en la cabeza sin que ninguno lo reconociera abiertamente. Hasta esta tarde, cuando el último testigo, un capitán de la Guardia Civil que actuó en un polideportivo de Sant Carles de la Rapita (Tarragona) lo admite sin ambages aunque insistiendo en la legitimidad del uso de la fuerza cuando se agrede previamente a un agente.
El primero en preguntar ha sido el abogado de Oriol Junqueras y Raül Rovema, Andreu Van den Eynde: "¿Estuvieron pegando a la gente?". "Defendiéndonos de las agresiones de la gente", responde el capitán, que reconoce que sus hombres dieron golpes en la cabeza y un culatazo con uno de los fusiles y que él vio imágenes de gente con sangre.
"Si yo pongo la cabeza delante de la defensa..."
"Mis guardias estaban siendo agredidos con lanzamiento de piedras, de cascos de moto, a un subordinado mío le intentaron sustraer el arma... Para eso hay una legislación que legitima el uso de la fuerza para hacer valer la ley. Nuestro medio, el menos lesivo es la defensa [la porra]", explica el testigo, que sobre los golpes en la cabeza añade que "habrá que ver cómo estaban colocados los heridos porque no estaban de pie en postura esbelta, estaban agachados pegando patadas y en el momento de golpear la defensa si yo pongo la cabeza delante de la defensa... no digo que aposta", responde en otro momento a preguntas del abogado Jordi Pina, que abre los ojos como platos al escuchar la respuesta.
Antes que el capitán un sargento de la Guardia Civil que actuó en Dosrius (Barcelona) también reconoce que ha visto vídeos de agentes golpeando en la parte superior del cuerpo de los concentrados, pero insiste en que son "trozos de vídeos de varios segundos" que si se ven aislados "pueden dar lugar a interpretaciones muy diferentes dependiendo del punto de vista político con el que se mire". "Yo he visto vídeos de segundos de guardias golpeando pero habría que ver el contexto", ha zanjado.
Otro de los testigos ha reconocido ser el autor de la frase "metía la porra para dentro como si no hubiera mañana", pero ha asegurado que la grabación en la que se le oye decir eso es una conversación privada que mantuvo diez minutos después de que acabara la actuación y que no entendía "el valor que tiene para el procedimiento".
Dos agentes corroboran la "trampa del Fairy"
Dos de los agentes que han declarado este viernes han corroborado la "trampa del Fairy" de la que habló el exdelegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo, en un centro en Sant Esteve Sesrovires, en Barcelona. Uno de los agentes ha explicado cómo resbaló y se cayó al suelo cuando intentó levantar al primer manifestante porque "presuntamente habían echado lavavajillas". Una vez en el suelo, según ha explicado él y otro de los compañeros que lo vio, uno de los concentrados se acercó y le dio una patada en el casco.
Este lunes ha declarado también el agente que resultó derribado con una silla metálica cuando entró en el Instituto Quercus de Sant Joan de Vilatorrada, en Barcelona. Asegura que quedó aturdido en el suelo al recibir el impacto.
Uno de los testimonios de la tarde lo ha dejado otro de los agentes que asegura que el "odio" que vio en la cara de un hombre de unos 40 o 45 años que llevaba a hombros a su hijo de unos ocho años no lo había percibido nunca, ni siquiera en el País Vasco donde estuvo destinado cuando ETA "atentaba cada semana" y "se pasaba muy mal" porque había "mucho odio" hacia la Guardia Civil.