Rosa Montero: "Cada vez hay menos lectores de entrevistas"
- La escritora y periodista publica El arte de entrevistar, resumen de 50 años de profesión
No importa que fuese Paul McCartney o Yasser Arafat. Rosa Montero tiene la misma receta para una entrevista de personalidad: documentación infinita, empatizar con el personaje en el “subidón de adrenalina del encuentro”, honestidad con el mensaje del entrevistado, y ambición literaria al componer el relato periodístico.
Montero mira con vértigo a sus 50 años de profesión, condensada parcialmente en El arte de la entrevista (Editorial Destino), una selección de entrevistas publicadas en prensa. Políticos (el Ayatollah Jomeini, Margaret Thatcher), artistas (Prince, Lou Reed) y todo tipo de personalidades cribados por la mirada de una escritora consciente de que una entrevista en profundidad es “un relato que es verdad”.
Lleva 50 años entrevistando y 40 siendo entrevistada. Tiene tablas en todas las direcciones, aunque reconoce que el panorama ha cambiado. “Increíblemente ahora hay menos entrevistas. Se les da menos espacio”, lamenta. “En los 70 y 80 era un género rey en los medios escritos y gustaba mucho. Ahora hemos perdido la calma mental, cosa increíble porque el formato digital te permite más espacio, pero no tenemos espacio mental. Hemos perdido la paciencia para piezas más largas”.
Las entrevistas políticas, por las largas negociaciones, las recuerda como las más fatigosas. “Especialmente la de Arafat, una de las personas más amenazas que ha habido. Fue en Túnez, estábamos en un hotel muchos días, esperando la llamada. De pronto, te llaman a las cuatro de la mañana y llegas un lugar lleno de gente con Kaláshnikovs”, recuerda. “Y te encuentras a un entrevistado falso, correoso, que te contesta lo que quiere, te suelta doctrina y a la quinta pregunta te echa. No hay nadie que sobreviva a una vida así, en la que todo el mundo te quiere matar y rodeado de una corte de fanáticos que daría la vida por ti y jamás te llevaría contraria”.
En el otro extremo, Paul McCartney, su amor platónico de la infancia. “Estuvimos un día precioso en su casa. Tenía ya 50 años, pero estaba tan vivo, era tan normal. Es alguien que tuvo un pelotazo enorme en su veintena y se metió todo tipo de drogas. Y cuando se disolvieron los Beatles se agarró a Linda y, para tocar tierra, se fue a una granja en Escocia que tenía solo dos habitaciones. En una dormían ellos y en otra los cuatro hijos. Tenían hasta que buscar agua al pozo. Hace falta una entereza especial para ser así”.
Empatía o confrontación: los dos caminos de la entrevista
¿Qué ha cambiado en tantos años? “Cuando escribí el prólogo me di cuenta de una cosa positiva: cómo ha cambiado la conciencia del tiempo de manera radical. El libro está lleno de gente de 50 años que se consideran ancianos, como Marco Ferrari. Yo misma me asombro en la entrevista con Tina Turner mil veces de lo guapísima y juvenil que parecía para su edad. ¡Y solo tenía 50 años! Ahora eso nos parece normal”.
Dice Montero que hay dos formas de encarar la entrevista: desde la empatía o la confrontación. “A mí se me da mejor la primera, pero he trabajado las dos porque con algunos personajes no hay manera”.
Y, como consejo general, recomienda enfriar las emociones. “El entrevistador tiene un poder muy grande y puedes manipular increíblemente. Si te ha embelesado el personaje, lo mejor es rebajar ese embeleso porque probablemente te haya vendido una burra. Y, si te ha caído fatal, también tienes que intentar neutralizarlo (como le sucedió con Montserrat Caballé), porque puede que haya tenido un momento o que el mal momento sea tuyo”.