Londres celebra el feminismo de Mary Quant
- El museo Victoria & Albert pone en valor su trabajo revolucionario
- Hizo de Londres el epicentro de la moda y desafió el poder de la alta costura
En los años 60 se vivió una auténtica revolución en la moda. La brecha generacional se hizo enorme y las jóvenes adoptaron un estilo completamente alejado del de sus madres. Los armarios se abrieron a la libertad y los diseñadores cambiaron de referentes: despidieron a las musas clásicas para inspirarse en las chicas que veían por la calle. Primero lo hizo Yves Saint Laurent con sus prendas beatnik y al otro lado del canal de la Mancha Mary Quant lideró la gran rebelión.
“Ahora, en la era posterior al #MeToo, es realmente el momento perfecto para celebrar a una mujer con una carrera increíble que inspiró a tantas mujeres diferentes y las liberó de convencionalismos y normas puritanas”, cuenta la comisaria Stephanie Wood. Y para poner en valor la carrera y el legado de Mary Quant el museo Victoria & Albert de Londres
Quant, nacida en 1934, se formó en el Goldsmiths College of Ar de Londres. En 1955 abrió, junto a su marido, la boutique Bazaar, un espacio situado en King's Road, en el barrio de Chelsea, que enseguida se convirtió en lugar de peregrinaje para una juventud que ansiaba cambios y, sobre todo, se sentía poco identificada con la moda de los salones de París. Al principio vendían ropa de segunda mano y de otros diseñadores pero después Quant empezó a hacer sus propias colecciones, marcadas por un estilo versátil, sencillo y práctico.
"Lo que hizo ella fue promocionar su ropa, la llevaba ella misma. Es indudable la contribución que hizo para darle visibilidad", cuenta la comisaria.
Allí nació en estilo Chelsea Girl y allí las chicas corrían a comprarse el 'último grito'. “El barrio de Chelsea se convirtió en un verdadero centro de la moda y los diseños de Mary Quant desafiaban absolutamente el dominio de la alta costura parisina”.
La historia ha colgado a la británica la etiqueta de ‘La inventora de la minifalda’, hito que también se ha atribuido a André Courrèges. Ella zanjó el asunto con una frase lapidaria: “Ni él, ni yo; la minifalda la inventó la calle”.
La minifalda no era solo una prenda, era una declaración de intenciones y fue un revulsivo social. Las nuevas técnicas de producción en masa contribuyeron a expandir el trabajo de Quant y sus diseños se hicieron muy populares, sobre todo cuando comenzaron a llevarlos las estrellas de la época, desde la modelo Twiggy, una de sus mejores embajadoras, a cantantes como Nancy Sinatra y actrices como Jean Shimpton y Brigitte Bardot. "El objetivo de la moda es hacer que la ropa sea asequible para todos", decía la diseñadora.
El año pasado el museo puso en marcha una campaña para pedir a la gente que les enviarán prendas de Mary Quant o fotografías luciendo sus diseños para incluirlas en la muestra. ¡Fue un éxito! Recibieron 35 trajes y 50 fotografías de personas anónimas que ahora se exhiben en esta retrospectiva.
En una de las salas destacan cinco vestidos mini realizados entre 1962 y 1966 que muestran la evolución que sufrieron los bajos de las faldas. Todos y todas vieron como los dobladillos iban aumentando gradualmente. Su estilo era todo provocación.
Pero la moda no solo se nutría de lo que veía en la calle. La carrera espacial inspiró formas y colores, y las agujas y tijeras se movían al compás de los nuevos ritmos musicales. Mary Quant enseguida captó la rebeldía y la libertad que estaban arraigandon en la sociedad y supo trasladar ese espíritu a sus prendas. “Su moda tuvo un impacto enorme y muy relevante en el estilo de la sociedad británica pero también en la moda inglesa que se hace ahora”, dice Wood.
La exposición, que se puede visitar hasta febrero de 2010, está formada por prendas, bocetos, fotografías e incluso cuadernos con dibujos que Quant hizo con 4 años y objetos de su archivo personal. Doscientas piezas que cuentan su historia y trayectoria, tanto en el sector textil – en el que innovó con nuevas texturas como el PVC- como en el de la belleza. En 1966 lanzó su primera línea de cosméticos y ese mismo año recibió la Medalla de la Sociedad de Artistas y Diseñadores Industriales y fue nombrada Oficial de la Orden del Imperio Británico. En 2015 fue nombrada Dama de la Orden del Imperio Británico.
En 1974 sorprendió con el lanzamiento de las muñecas Daisy que iban vestidas con sus diseños hechos a pequeña escala, perfectamente tallados. “Fue una forma muy inteligente de interactuar con una nueva generación de consumidores, muchas niñas conocieron a Mary Quant a través de esas muñecas. El marketing fue increíble y en la feria de juguetes de Harrogate llegó a hacer un desfile con modelos reales que llevaban los mismos vestidos que las muñecas”.
Las piezas exhibidas invitan a la nostalgia pero también a la reflexión por el retroceso en las libertades y por las desigualdades sociales que hay en la sociedad. “Estas prendas hablan además de la democratización de la moda y de la autoafirmación de la mujer, un tema muy actual que hace que hace que esta muestra increíblemente relevante. Hace poco leí un artículo que decía que ‘la moda y el feminismo necesitan a Mary Quant ahora más que nunca’. ¡Creo que esta frase lo resume perfectamente!".