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La "España deshabitada": huellas en el espacio y la memoria

  • Este proyecto colectivo muestra con fotos, textos y acuarelas una reflexión sobre cómo habitamos el territorio
  • Un viaje de Tarifa a los Pirineos por pueblos que resisten, “ciudades fantasma” y hasta una aldea sumergida

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Acuarela de Solanell, en el Pirineo catalán, un pueblo que estaba abandonado y ha sido repoblado.
Acuarela de Solanell, en el Pirineo catalán, un pueblo que estaba abandonado y ha sido repoblado.

Los antiguos vecinos de la localidad de Sarnago se han propuesto ganarle el pulso a la estadísticas que les ubican en la zona cero de la España despoblada.

Los sorianos quieren resucitar su pueblo y son ejemplo de resistencia ante la sangría demográfica: en la comarca de las Tierras Altas hay menos de dos habitantes por kilómetro cuadrado. Menos densidad de población que en Laponia. Una tasa de envejecimiento que duplica la europea. Y el foco de los medios.

El pueblo soriano de Sarnago lucha por no desaparecer.Anaïs Boudot

“En este caso, nos interesamos sobre todo por la lucha contra la despoblación más que un retrato de la España vacía o la crónica del último habitante. En Sarnago hay una asociación desde hace 30 años (Tierra de nadie, tierra de todos) que pelea para que vuelva a la vida. Aquí teníamos un interlocutor y eso nos ayuda a entender mejor el lugar y los sentimientos de sus habitantes”, señala a RTVE.es el investigador Hervé Siou.

El pueblo soriano fue una de las paradas obligadas del viaje que emprendieron en la primavera de 2017, los franceses Siou (historiador), Anaïs Boudot (fotógrafa) y Marine Delouvrier (dibujante).

La colaboración ha tomado cuerpo en el proyecto colectivo “España deshabitada”: fotografías, acuarelas, audios de ambientes y textos que planean sobre territorios abandonados (o no) o con flujos de población cruzados.

Imagen del pueblo zaragozano de Roden. Anaïs Boudot

Espacios a media luz entre lo presente y lo invisible, la realidad vivida y la imaginaria donde se escurre la nostalgia de un pasado latente frente a un porvenir borroso. Y una reflexión sociológica contenida en una pregunta: ¿Es habitar, en el fondo, una cuestión de duración?.

“Queríamos responder a esta pregunta y pensar acerca de cómo habita el ser humano el espacio colectivamente. Cómo se construyen las comunidades de larga duración, no solo reflejar el éxodo rural. Jugamos con el término deshabitar para hablar de ello porque esa palabra no existe en francés. Cada uno de los lugares escogidos son espectaculares a su manera: por paisaje o por historia y dicen algo más allá del caso particular”, señala el historiador que se entrevistó con los lugareños en esta búsqueda de respuestas.

La recuperación de la historia olvidada

Un recorrido de ocho etapas, de sur a norte, de Tarifa a los Pirineos, para armar un relato que se escribe entre otros, en el pueblo minero abandonado de Los Pozos, en Granada, en “ciudades fantasmas” como Seseña que igual no lo son tanto o en la aldea de Mediano, sumergida bajo las aguas en el Alto Aragón por la construcción de pantanos durante el franquismo. Allí un grupo de vecinos se ha empecinado en preservar la huella de la memoria

Fotografía de las urbanizaciones de Seseña, en Toledo. Anaïs Boudot

“El dolor de las familias que tuvieron que marcharse por la expropiación de sus tierras aún está muy vivo en la zona. Pero han hecho un gran esfuerzo de recuperación de la historia olvidada. Cuando las aguas están bajas se veía el campanario de Mediano, pero los vecinos han construido un campanario gemelo al lado y es donde celebran las fiestas como recuerdo y recuperación del patrimonio cultural”, relata el investigador.

Otra parada llevó a los viajeros hasta las urbanizaciones de Seseña y El Quiñón, en Toledo. El faraónico proyecto de 14.000 viviendas del constructor Paco El Pocero, que acabó convertido en un páramo y símbolo de la crisis del ladrillo. En estos barrios rompieron clichés.

“Lejos de ser una ciudad fantasma poco a poco se ha ido habitando. Sus vecinos han hecho mucha piña y se sienten orgullosos de ser 'colonos' en este espacio singular”, añade Hervé Siou.

Son algunas de las reflexiones entre la dureza y la poesía que han volcado los autores en la web espanadeshabitada y en una exposición en el Instituto Francés de Madrid (Hasta el 17 de mayo).

Mapa con el viaje de ocho etapas del proyecto "España deshabitada"

Un puñado de interrogantes con la despoblación de fondo que conecta con la preocupación presente en torno al éxodo rural y la falta de servicios. Un clamor silencioso contra el olvido que hace unas semanas sacó a la calle a miles de personas en una manifestación bajo el lema “España vaciada”.

“El discurso que nosotros hemos encontrado en los pueblos es una visión bastante pesimista. Se sienten abandonados y no esperan mucho ni de los políticos ni de las instituciones. Ellos ya llevan años ahí y nadie les ha hecho caso. Y creo que lo ven desde cierta distancia ahora que vienen elecciones y el tema vuelve a la palestra, pero más vale tarde que nunca”, reflexiona el historiador hispano francés que aporta una mirada lúcida sobre la revolución de los pueblos que no quieren ser solo para el verano.

En Los pozos, Granada, vivían los trabajadores de la mayor mina de hierro del país. Marine Delouvrier