El poder de la mujer crece en el sector nupcial
- El mundo de las novias está en manos de diseñadoras y empresarias
- Pronovias cierra el calendario pero sigue la feria para los compradores
Terminan los desfiles pero sigue la feria, lo más importante ya que el objetivo es vender. Hablamos de ese espacio en el que los diseñadores muestran su trabajo a los compradores de todo el mundo que estos días están en la ciudad. Hasta 429 marcas se juntan en el pabellón comercial de la Valmont Bridal Barcelona Fashion Week, la cita más relevante del calendario a nivel internacional. Entre ellas, nombres tan potentes como Marchesa, Zac Posen o The Atelier, que tiene como director creativo a Jimmy Choo.
España es una potencia mundial, líder en calidad y diseño. China va por delante, sí, pero tan solo en volumen de negocio porque hablamos de un gigante, al menos en metros cuadrados y en población. La moda nupcial española factura 860 millones de euros y las cifras de negocio crecen cada año. En España, que exporta el 74% de sus vestidos, la producción supera la demanda interna. Un caso único en el mundo.
Pronovias y Rosa Clará son dos referentes, dos pesos pesados en este sector que en estos momentos está dominado por las mujeres, sobre todo en la pasarela. Más de un 70% de las firmas están gestionadas por empresarias o tienen una directora creativa al frente del equipo, y Yolancris es un buen ejemplo. A ellas se suman nombres como Shophie et voila, Beba´s Closet, Isabel Zapardiez, Inmaculada García y nuevas promesas como Mireia Balaguer y Lorena Panea.
Amandine Ohayon es la consejera delegada de Pronovias, que tiene 44 tiendas propias repartidas por el mundo. Su éxito es enorme y la cantera de clientas famosas insuperable. Su desfile, que ha clausurado la pasarela barcelonesa, ha vuelto a ser más un evento social que una cita con la moda. De ahí el título de la colección, ‘Beyond The Stars’, presentada en una pasarela que simulaba ser una galaxia por la que han desfilado estrellas como Blanca Padilla, Cindy Bruna o Devon Windsor.
Los vestidos, pensados en "ensalzar y celebrar la silueta femenina", según palabras de Hervé Moreau. El director creativo de la Pronovias presume de que los vestidos están confeccionados por un equipo de sesenta artesanos que han hecho “la colección más desafiante y elaborada en la historia de la casa". Marc Chagall es la fuente de inspiración y su obra se ha plasmado en los tejidos con bordados de estrellas, lunas y pájaros. “Todos los vestidos han sido creados para que sean ligeros y permitan movimientos gráciles y elegantes como lo hacían las novias de ensueño de las obras maestras de Chagall".
Cerca de 900 vestidos han saltado a la pasarela en estos días. El abanico de estilos es muy variado y la estrategia de comunicación también. Todas y todos se dirigen especialmente a la clienta millennial, pero ya están seduciendo a las siguientes generaciones, esas que viven pegadas a los dispositivos móviles y a internet. Es allí donde ven los vestidos por eso se tiende a que en la tienda consuman experiencias y no productos.
El segundo portal web más visto es el de Rosa Clará. Esta ‘gran dama’ de las novias es una de las empresarias más influyentes y una de las pioneras en hacer ‘moda’ en el sector de las novias. Lleva haciendo vestidos de novia desde 1995 y hoy su trabajo se vende en 80 países. Pero es consciente de que hay que renovarse y conectar con las nuevas generaciones a través de las redes sociales y la colaboración con influencers. Y la competencia es feroz
El minimalismo parece seguir relegado a la nostalgia que sentimos por los 90. Los vestidos de novia icónicos de Narciso Rodríguez no tendrían hoy cabida en los desfiles iluminados por las luces y los flashes de los teléfonos móviles. Rosa Clará, en cambio, se atreve. Poco, pero se atreve.
La primera salida del desfile es un juvenil y atractivo mono con un amplio pantalón que lleva un detalle de encaje sobre la cadera a modo de cinturón. El velo cae desde la diadema hasta formar una cola. Todo muy sencillo. Pero ese detalle de encaje empieza a crecer y poco a poco va adueñándose de los vestidos, decorando costados, mangas y espaldas hasta que aparecen los diseños hechos enteramente con encaje.
En la primera parte del desfile destacan la contención y el equilibrio. Clará juega a contrastar para restar intensidad a cada vestido: Y acierta Si el cuello es alto, la manga es corta; si la parte superior va muy trabajada, la inferior es lisa; y si las espaldas se descubren, los brazos se tapan.
La estética Art Déco inspira piezas con encajes lineales que llevan bordados de pedrería, y poco a poco la sencillez deja paso al barroquismo y la sensualidad. La contención y el recato se desbordan en la segunda parte, en la que se eleva la carga sensual, con vestidos de escotes muy atrevidos y hombros desnudos que dan paso a un enorme catálogo de propuestas en las que todo cabe. Un desfile demasiado largo; algo que jugó en su contra. Tampoco ayudó la música, demasiado machacona. Ni Rosalía pudo salvar ese momento. Malamente.
Es curioso el caso de Esther Noriega que va creciendo y abriendo mercados desde que salió de Madrid Fashion Week. Entonces, lejos de cogerse una pataleta, se fijó otras metas. Hizo su desfile en Barcelona en 2018 y desde entonces todo han sido buenas noticias. “Se me abrieron puentes para el mercado chino, sigo produciendo y fabricando en España, por supuesto, pero vendo allí”. Ahora ha diversificado su trabajo en dos líneas: la que lleva su nombre, dedicada a la costura, y la nupcial, bautizada con el nombre de Serendipia. Una marca que comparte con un socio chino. “Jamás en la vida oensé que me pasaría esto”.
Su nuevo trabajo, de fiesta y novia, está orientado a mujeres de distintas edades. No hay riesgo, pero sí ganas de superarse y crecer, como profesional y como empresa. “Yo no hago cosas muy modernas, soy más bien clásica, pero creo que he logrado un punto de equilibrio entre sensualidad y elegancia que me va muy bien”. Magical, su colección, toma como referencia las historias, acontecimientos y energías que habitan en los Castillos de su tierra. Es una propuesta más madura y potente, con una bandera de ricos tejidos que proceden de Dubái, Hong Kong, Francia y Reino Unido. La parte de fiesta es tranquila y se apoya en una gama de suaves azules y rosas.
Algunos vestidos llevan potentes bordados en el escote. Otros lucen cascadas de diminutas flores y otros plumas, elementos que también decora las piezas de sastrería. Muy bien hechas. “Me cuesta decirlo, pero el patronaje lo bordo. No he tenido que hacer arreglos con las modelos”, dice orgullosa. La línea nupcial es más rompedora, con blancos texturizados y atrevidos vestidos en negro que llevan bordados de alas sobre el cuerpo casi desnudo, tan solo velado por un tibio tul. “Quería darle una vuelta a las novias, ¡me gustaba que pareciesen un ejército!
Y es un ejército, blanco y radiante, es el que tiene España para conquistar el mundo de las novias. Ni la presencia de la firma Marchesa en esta 29 edición de la pasarela ha logrado hacer sombra a las principales agujas nupciales que estaban en Barcelona.