Lluís Llach, un colaborador para poner "orden" el 20S que sugirió a 'los Jordis' subir a los vehículos
- El exdiputado y cantautor asegura que le pidieron ayuda por ser una figura "conocida" entre los presentes
- Un diputado alemán desconoce quién le pagó el hotel y una política canadiense se define como "observadora" del 1-O
Lluis Llach entra en la Sala de Plenos del Tribunal Supremo saludando a los acusados sentados en los bancos centrales. Vestido de negro, pero con montura de gafas, correa del reloj y lazo amarillo sobre la camisa, el cantautor y exdiputado de Junts pel Sí ha sido el cabeza de cartel de los testigos de la jornada número 37 del juicio del 'procés', que afronta su duodécima semana. El autor de L'Estaca desgrana en su interrogatorio cómo 'los Jordis' le pidieron su colaboración para "calmar u ordenar las cosas" frente a la Consellería de Economía y Hacienda el 20 de septiembre de 2017 por "ser conocido". De hecho, fue él quien les sugirió que se subieran a los vehículo de la Guardia Civil para desconvocar la protesta porque era "el único sitio donde" les iba a ver "todo el mundo", según su relato.
Los teloneros de Llach han sido dos europarlamentarios que han resaltado la apuesta por el diálogo y las vías pacíficas del exconseller Raül Romeva y dos de los llamados "observadores" del 1-O. El primero de ellos, un diputado alemán, ha insistido en que no era un "observador" sino un "visitante" y no recuerda si le invitó Diplocat y si esta entidad le pagó dos noches de hotel. La segunda, la líder de un partido independentista de Quebec, es la primera que reconoce que acudió a Cataluña en calidad de "observadora" pero invitada por la CUP, no por Diplocat, y pagándose todos los gastos.
La de este lunes hubiera sido una jornada más si no fuera porque tras las elecciones generales de este domingo 28 de abril cuatro de los nueve acusados que están en prisión preventiva han sido elegidos como diputados -Oriol Junqueras por ERC y Jordi Sànchez, Jordi Turull y Josept Rull, de JxCat- y un quinto, Raül Romeva, como senador por ERC. Además, los dos abogados de Vox, que ejercen la acusación popular, han obtenido sendos escaños por el partido de ultraderecha. Esta nueva situación conduce a varios escenarios, según informa Efe, desde la suspensión de los acusados como parlamentarios o, como sugieren algunas defensas, incluso el aplazamiento del propio juicio.
La "colaboración" de Lluís Llach con 'los Jordis'
De entrada, el comienzo de la declaración de Llach empieza con una queja por tener que responder a las preguntas de Vox, la acusación que ha pedido su testifical, porque como "homosexual e independentista" está en desacuerdo con que le interrogue la formación de ultraderecha, que tras cuarenta años ha regresado al Congreso. El presidente de la Sala, Manuel Marchena, le recuerda que la ley le obliga como testigo porque este partido ejerce la acusación popular aunque el tribunal "le respeta absolutamente en todo".
El relato de Llach sobre la protesta del 20S ante Economía contrasta con el que ofrecieron los dos tenientes de la Guardia Civil al frente del registro aquel día. Una manifestación en la que se abucheó a los agentes del Instituto Armado, sí -"estábamos en una protesta", ha argumentado el testigo-, pero en la que no hubo insultos generalizados más allá de algún "fuera las fuerzas de ocupación" y en la que él no vio ningún "acto de violencia" contra los vehículos, según su relato.
La declaración de Llach también contrasta con lo sostenido por los mandos de la Guardia Civil, que afirmaron que el expresidente de la ANC Jordi Sànchez "nunca accedió" a las propuestas que le plantearon para que los detenidos pudieran acceder al edificio, y al final de la jornada para que la comitiva judicial pudiera salir del edificio. Sin embargo, Llach asegura que a propuesta de 'los Jordis' él se reparó para hacer una "cápsula" para facilitar la entrada de los detenidos por si venían, que ayudó a realizar un cordón para proteger los coches de la Guardia Civil, que organizó la posible salida de la secretaria protegida entre varios diputados independentista y estuvo también ayudando a la desconvocatoria.
"La mala costumbre de Sànchez y Cuixart"
Un Llach prácticamente omnipresente que solo se fue un rato a descansar después de comer por su edad, ha asegurado. "Sànchez y Cuixart tenían la mala costumbre de explicarme y consultarme las cosas", ha explicado al tribunal el exdiputado independentista, que ha relatado que les costó "sudores y lágrimas" hacer bajar a la gente de los vehículos de la Guardia Civil y organizar un cordón "más de convicción que se seguridad" por detrás cuando supieron que dentro había armas largas.
El exdiputado de Junts pel Sí estuvo también en la reunión en la que se abordó, ya a última hora, la desconvocatoria de la protesta. Llach ha insistido en que tanto Sànchez como el teniente responsable de la seguridad de la comitiva judicial compartían un mismo objetivo, que era que "aquello acabase de buena manera" aunque lo abordaran "cada uno desde su punto de vista".
Llach ha explicado que fue él el que sugirió a Sànchez y Cuixart que se subieran a los vehículos después de haber intentando sin éxito desconvocar desde el escenario que estaba lejos de la puerta. "El único sitio desde donde puede ser efectiva -la desconvocatoria- es encima de los coches porque es donde os verá todo el mundo", ha señalado el testigo, que añadido irónicamente que a él después se le pidió que marchase "muy maleducadamente" porque su presencia podía hacer que la gente no quisiera irse por ser "conocido".
Y así se ha ido, tras su declaración, el representante de la Nova Cançó catalana que se enfrentó al franquismo, saludando de nuevo a los acusados y amigos dirigiéndose varias veces la manos al corazón. La sesión se retomará este martes con los testimonios de los primeros ciudadanos heridos en las cargas policiales del 1-O.
Un "visitante" que no sabe y una "observadora" que se reconoce como tal
El diputado del Bundestag y de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa Andrej Hunko, que viajó a Cataluña el 1-O con motivo de la celebración del referéndum ilegal junto a otros políticos europeos, ha negado que fuera un "observador internacional", sino que aquella labor se trató de un "régimen de visitas más informal", durante su declaración como testigo en el juicio del 'procés' a propuesta de la defensa del exvicepresidente Oriol Junqueras y el exconseller Raül Romeva.
Hunko ha explicado que recibió una invitación por correo electrónico pero no recuerda "si vino o no de Diplocat" porque él no llevó las gestiones del viaje directamente -lo hizo su secretaria- y tampoco sabe quién le pagó dos noches de alojamiento. "En el hotel se me indicó que no debería pagar estos costes", ha añadido el testigo, asegurando que en este "tipo de invitaciones" es "habitual" este tipo de pagos. No obstante, ha asegurado que el vuelo se lo pagó él y los costes de la comida también aunque tampoco ha podido precisar si les invitaron a la comida del mismo 1-O. En ningún caso, ha asegurado, recibió ningún honorario.
Ya por la tarde ha declarado otra de las consideradas 'observadoras', en este caso la canadiense Manón Massé, invitada por la CUP. Tanto la Fiscalía como la Abogacía del Estado consideran una prueba de la presunta malversación los gastos de Diplocat en estos "visitantes", aunque las acusaciones los denominan directamente observadores internacionales. El propio ex secretario general de Diplocat Alberto Royo reconoció un gasto de 40.591 euros en estos "visitantes" pero desligándolo de una misión de observación electoral.
Este lunes estaban también citados a declarar como testigos el europarlamentario esloveno Ivo Vajgl y la europarlamentaria parlamentaria Ana Gomes. Ambos han defendido que Raül Romeva -con el que coincidieron en la eurocámara- siempre defendió la celebración de un referéndum pactado con el Estado y han subrayado su "compromiso con una solución democrática y negociada". El mismo que Gomes dice que observó en Oriol Junqueras. "Raül Romeva era un verdadero demócrata y un defensor de los derechos humanos", ha señalado Vajgl.