'En buenas manos': una mirada sin filtros sobre la adopción y el parto anónimo en Francia
- La directora Jeanne Herry radiografía en este drama el complejo sistema de adopción francés
- El filme se estrena el 1 de mayo y en Francia ya lo han visto casi un millón de espectadores
En Francia si una mujer quiere entregar a su bebé en adopción está protegida legalmente por un sistema que ampara su anonimato. Pero puede dejar una carta, un objeto personal o sus datos en un registro al que su hijo puede acceder en un futuro; la madre biólogica también cuenta con un periodo de dos meses en el que puede arrepentirse de su decisión.
El “parto secreto” es el arranque del complejo engranaje de la adopción francesa, que la directora Jeanne Herry (Elle l'adore) radiografía al completo en el drama En buenas manos (Pupille).
“Creo que el sistema sí funciona porque en Francia ninguna mujer abandona a su hijo en la calle o en una basura porque saben que su secreto está protegido. Además hay muchos niños que de adultos sufren muchísimo por no tener la oportunidad de encontrar a sus padres biológicos pero pueden reconstruir su historia con los elementos que haya dejado su madre”, explica la realizadora.
La mirada de Herry es aséptica, casi documental, que ficciona con la humanidad de unos potentísimos personajes como Alice, una excelente Elodie Bouchez, en el papel de una mujer que espera desde hace casi diez años para adoptar, una larga lista de trabajadores sociales (muestra sus conflictos profesionales, su empatía o alejamiento) y en el centro: Theo, un bebé al que una universitaria deja en adopción tras dar a luz.
El reparto se completa con primeros espadas del cine francés como Sandrine Kiberlain, Gilles Lellouche, Olivia Côte, Élodie Bouchez y Miou-Miou.
Un puzle de historias durísimas unidas por un cordón umbilical imaginario que no cae en el dramatismo. A cambio desborda sensibilidad porque “son literalmente héroes y heroínas. También es una aventura porque todos luchan por algo frágil y muy difícil”, señala la directora en una entrevista para RTVE.es.
“Es una película que habla sobre la dependencia que tenemos hacia los demás. De nuestra necesidad de estar rodeado de un colectivo. Hay una mujer que no quiere a su hijo y otra mujer que quiere un hijo. Y da cuenta de toda esa fuerza de grupo que se pone en marcha para que la ecuación tenga solución. Trata de los negativos que se van sumando hasta llegar a un positivo".
La desesperación de los padres
Jeanne Herry también firma un sólido guion fruto de una minuciosa documentación: se entrevistó con decenas de profesionales durante meses. Aporta una visión naturalista, conmovedora y detallada del proceso desde dentro: la angustia del recién nacido “suspendido entre dos brazos”, la aplastante burocracia o la desesperación de los padres que quieren adoptar en una exposición descarnada tras larguísimas esperas.
“El hecho de no poder hijos biológicos y luego tener que hacer papeleos, peticiones… es muy doloroso. Luego hay un trabajo de introspección muy profundo, hay que estar muy preparado y algunos padres que quieren adoptar no pueden hacerlo porque su necesidad de tener un hijo sobrepasa su capacidad para afrontarlo”.
En buenas manos se estrena en las pantallas españolas este 1 de mayo, pero ya ha arrastrado a las salas francesas a casi un millón de espectadores. Es una de las películas del año que ha sumado siete nominaciones a los premios Cesar (Mejor película, Mejor directora: Jeanne Herry, Mejor actriz: Sandrine Kiberlain, Mejor actriz: Elodie Bouchez, Mejor actor: Gilles Lellouche, Mejor guión original: Jeanne Herry, Mejor música)