Japón cierra la era del emperador Akihito
- El mandatario japonés culmina su mandato de casi tres décadas con la ceremonia de abdicación
- A sus 85 años y con problemas de salud, cede el Trono del Crisantemo a su sucesor, Naruhito
El emperador japonés Akihito ha participado en la ceremonia de abdicación con la que pone fin a su mandato de casi tres décadas, después de que en 1990 sucediese en el Trono del Crisantemo a su padre Hirohito, fallecido en 1989. El acto se ha desarrollado en el Palacio Imperial de Tokio.
En el que ha sido su último discurso en el cargo, Akihito ha asegurado que se siente "afortunado" de haber desarrollado sus funciones "con un profundo sentido de confianza y de respeto hacia el pueblo". "Hoy concluyo mis funciones como emperador", ha dicho el mandatario al inicio de su breve intervención ante 294 participantes, incluyendo representantes de la familia real y de los tres poderes del Estado.
Tras dar las gracias por sus palabras al primer ministro, Shinzo Abe, quien le precedió en la ceremonia, ha querido agradecer también al pueblo nipón "por apoyarle y aceptarle en su papel como símbolo del Estado".
A sus 85 años, Akihito se ha dirigido de este modo a los presentes en la ceremonia de abdicación, que estaba programada para diez minutos pero se prolongó durante cinco más, y que se ha celebrado en el Salón Pino, el mayor y de más altura del Palacio Imperial de Tokio.
Antes de su intervención, los chambelanes presentaron dos de los Tres Tesoros Sagrados (una espada y un cofre con una joya de jade), que Akihito ha custodiado durante sus tres décadas en el trono y que simbolizan el poder del cargo, además de los sellos imperiales empleados para firmar documentos oficiales.
El acto ha concluido cuando Akihito ha abandonado la sala, acompañado por los chambelanes que portaban los cofres con los Tesoros Sagrados, y seguido por su esposa Michiko y los otros miembros adultos de la familia imperial.
Relevo en el Trono del Crisantemo
Se trata del primer relevo en vida en el Trono del Crisantemo que se registra en Japón en más de dos siglos. La última vez que Japón fue testigo de una abdicación de un emperador fue en 1817, cuando Kokaku cedió el trono a su hijo Ninko.
La discrección y la sencillez han sido las notas predominantes de todos los actos, que han sido retransmitidos en exclusiva por la cadena pública NHK.
En los momentos previos a su abdicación, Akihito, vestido con ropas tradicionales siguiendo un diseño del siglo IX, ha cumplido con el preceptivo ritual sintoísta dentro del complejo del Palacio Imperial. El objetivo de este acto previo, denominado "Taiirei-Tojitsu-Kashikodokoro-Omae-no-gi", ha sido mostrar formalmente la voluntad del emperador de retirarse del trono.
Para la ocasión, Akihito ha vestido un traje de varias capas y un kimono superior color canela, que incluía un sombrero tradicional negro adornado con un realce de medio metro de altura. El color del kimono sólo puede ser usado por el emperador, según la férrea tradición nipona.
Rito sintoísta
De acuerdo con las imágenes facilitadas por NHK, Akihito se ha acercado al interior del templo a un paso muy lento. Detrás de él uno de los chambelanes sujetaba la cola color marfil de una túnica tradicional, y otro portaba una espada ritual usada para esta ceremonia.
El rito sintoísta consiste en un homenaje a la diosa Amaterasu, antiguamente considerada como antepasada de la familia imperial de Japón.
Cáncer de próstata y bypass coronario
Akihito superó un cáncer de próstata en 2003 y fue sometido a un bypass coronario en 2012, y los problemas de salud han sido la razón principal que le han empujado a ceder finalmente el Trono del Crisantemo a su hijo Naruhito. Fue en agosto de 2016 cuando dijo que su salud y su avanzada edad limitaban sus funciones como emperador, anticipando una abdicación que fue confirmada después por el Gobierno, ya que entonces no existía esa figura legal que lo permitiera.
Formalmente, Akihito será emperador hasta esta medianoche, antes de que asuma el trono el miércoles su primogénito Naruhito.
Fin de la era "Heisei" y comienzo de la era "Reiwa"
La abdicación pone fin a la era "Heisei" (paz) del emperador Akihito, el período más pacífico que ha tenido el país en su reciente historia tras el fallecimiento de Hirohito en 1989, y da paso la era "Reiwa" (bella armonía) con el sucesor Naruhito.
Akihito abandona el trono dejando un sello en su era marcada por la proximidad a su pueblo, frente al distanciamiento que han tenido sus predecesores.
El miércoles será el turno de Naruhito, que asumirá el Trono del Crisantemo en una ceremonia con la presencia de miembros de la Casa Imperial y altos funcionarios de los tres poderes del Estado.
Es un ritual que no está abierto a mujeres, pero en esta ocasión sí estará presente una, la única ministra del gabinete de Abe, Satsuki Katayama.
Los actos de esta semana se cerrarán el sábado con la primera comparecencia en público de Naruhito como emperador, quien, en seis ocasiones, cumplirá con el tradicional saludo desde los balcones del Palacio Imperial.
Ambiente festivo
Mientras que el último cambio de era aconteció al fallecer el emperador Hirohito en medio de un luto nacional, esta vez el país afronta el momento histórico de forma más alegre y dando rienda suelta a la nostalgia. A esto se añade que Japón está inmerso en unas inusuales vacaciones que suman 10 días feriados gracias a la sucesión de festivos nacionales decretados para celebrar la abdicación de Akihito y la ascensión al trono del príncipe heredero Naruhito.
El acto de abdicación de Akihito ha sido retransmitido en pantallas gigantes en el distrito de Shinjuku y otros puntos de la capital, mientras que en el icónico cruce de Shibuya se proyectará esta noche una cuenta atrás para marcar el fin de Heisei, al igual que en numerosos bares, izakayas (tabernas niponas) y discotecas que organizan fiestas especiales.
Muchos nipones han desafiado este martes a la lluvia caída durante gran parte del día para acercarse al Palacio Imperial donde se celebraron a puerta cerrada y ante escasos invitados los ritos y ceremonias de la abdicación, para tomarse "selfies" frente a las murallas del recinto con periódicos que mostraban la última fecha de Heisei.
Además de programas radiofónicos y televisivos que repasaban todos los hitos informativos de esta era, durante las últimas semanas se han multiplicado en distintas ciudades del país las exposiciones de juguetes, trenes, automóviles o dispositivos tecnológicos que con más cariño se recuerdan de estas tres décadas.
Las empresas aprovechan esta ola de nostalgia para comercializar ediciones conmemorativas de tés, golosinas y snacks tradicionales, mientras que los restaurantes ofrecen "menús Heisei" que incluyen platos exóticos como el curry y otros de origen extranjero popularizados en esta época, aparte del sushi habitualmente reservado para ocasiones especiales.