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Festival de Cannes

Ken Loach contra la autoexplotación del precariado

  • El británico presenta Sorry we missed you, la película con la que podría batir el récord de Palmas de Oro

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Ken Loach en la presentación de 'Sorry we missed you'.
Ken Loach en la presentación de 'Sorry we missed you'.

Nueva película de Ken Loach, nuevo estreno en Cannes. El azote del capitalismo estrena en el festival Sorry we missed you, la película con la que podría batir el récord de Palmas de Oro (de momento lleva dos como Haneke, Coppola, los Dardenne, Imamura y Kusturica). Otra sacudida del cineasta británico que apunta esta vez a los nuevos modelos de empleo basura: el falso autónomo y el contrato de cero horas británico. Loach firma el retrato del nuevo precariado.

Para todos los que piensan ‘otra de Loach’ (y de su guionista Paul Laverty) hay una respuesta evidente: su cine es una lucha contra el neoliberalismo que, de momento, está lejos de desparecer. Obviamente la película es otra rara avis entre el lujo circundante de la Costa Azul, pero se puede hilar más fino: buena parte del periodismo que asistía al pase son freelance que apenas amortizan su visita a Cannes. La autoexplotación está en todas partes, recuerda Loach.

Ricky Turner (Kris Hitchen), un padre de familia que lleva años parado recibe una oferta para trabajar como repartidor. La empresa deja las cosas claras: la furgoneta y los gastos corren de su cuenta. Ricky se ha convertido en empresario. Pero hay normas draconianas: horarios eternos obligatorios, penalizaciones por retraso en las entregas e imposibilidad de coger días libres. La jugada maestra del neoliberalismo el hombre explota al hombre que se explota a sí mismo.

Con 82 años, Loach es un maestro sin nada que demostrar. Su estilo realista, sencillamente, funciona como un tiro. Las interpretaciones, arrollan. Su debilidad, quizá, la de siempre, sus protagonistas de clase obrera son de una bondad intachable, como una la esposa (Debbie Honeywood), que trabaja de sol a sol atendiendo en domicilios a la tercera edad o de personas con discapacidad con una dedicación más allá de la amabilidad. La familia la completan un adolescente perdido que no atisba futuro, y una niña que sufre la descomposición familiar provocada por la extrema presión de los empleos.

La película enumera con nombre y apellidos el tipo de empresas que Loach y Laverty consideran nocivas: Amazon, Apple, Uber o Zara. El mensaje de Loach es que la comodidad del cliente tiene un precio que la clase obrera está pagando. La nueva sociedad de castas se divide en los consumidores y la maquinaria humana que los proporciona.

Loach dice saber que el cine no puede cambiar el mundo, pero defiende que su voz puede formar parte de un gran coro que sí puede quebrar paradigmas. Pero no hay optimismo en Sorry we missed you, una de sus obras más amargas. Lo resume una de las mujeres que cuida Abbey, casualmente una sindicalista que se bregó con Tatcher en los 80, cuando descubre el maratón de la jornada de su cuidadora. “¿Dónde ha quedado la jornada de ocho horas?”, pregunta horrorizada.