La 'Tramdina' o el agotamiento del ayuno del Ramadán
- Unos 1.500 millones de musulmanes practican el ayuno en todo el mundo
- En Marruecos es obligatorio bajo pena de cárcel o multa y en algunos casos aparece la Tramdina tras 16 horas sin comer ni beber
Cada tarde cuando se pone el sol suena un cañonazo en el Palacio Real de Rabat. Es la señal, y el efecto es inmediato. Las calles se vacían en pocos minutos, coches y motos se volatizan como por arte de magia y la ciudad se queda sola. Es hora de romper el ayuno, comienza el Ftour.
Después de 16 horas sin comer, beber ni fumar, los marroquíes, literalmente, vuelan por volver a casa para "desayunar" cuando ha caído la tarde. Lo primero, beber agua, zumo o leche. Comer unos dátiles, huevo duro y las deliciosas Chebakías (parecidos a nuestros pestiños), después viene la tradicional Harira (una sopa de legumbres muy nutritiva). Pero los expertos recomiendan evitar atracones y bebidas muy azucaradas para romper el ayuno.
"Hay que cenar con normalidad, como el resto del año. Lo mejor para nutrirse después del ayuno es comer mucha fruta, verduras y beber mucha agua", explica la doctora Bahia Hazzaz, experta en nutrición. "Hay muchos jóvenes que rompen mal el Ramadán, comen demasiado y luego tienen muchos problemas digestivos". Al final del mes, las consultas se llenan de pacientes con indigestiones, diarreas, subidas de tensión arterial y problemas biliares.
Vivir de noche
El Ramadán no solo es ayunar, también supone modificar horarios, trasnochar y alterar el ritmo cotidiano. En Marruecos se ha retrasado una hora el reloj durante el mes de mayo para que el amanecer y el atardecer sean antes y se note menos la falta de líquidos y alimentos. Funcionarios y estudiantes reducen sus jornadas; se adelantan las citas en los ambulatorios; cafés, tiendas y gimnasios, cerrados durante el día, abren hasta la madrugada. Porque lo que no se hace de día, se vive de noche.
Los marroquíes acuden varias veces al día a rezar a la Mezquita durante su mes más sagrado, después vuelven a casa a cenar y ver junto a la familia las grandes series de la televisión, todo un clásico durante este periodo y que arrasan en audiencias. Muchos vuelven a salir para hacer la compra o hacer la digestión mientras pasean para volver a ingerir el último bocado antes del alba. "Hay que respetar las horas de sueño porque en Ramadán, la primera víctima es el sueño", asegura la Doctora Hazzaz.
Así que, después de haber dormido menos, cansados y con el estomago vacío, la mayoría de los musulmanes pretende hacer lo mismo de cada día. Pero el humor se resiente, están más irritables y, en algunos casos, se vuelven coléricos y agresivos. Es cuando aparece lo que aquí se conoce como la Tramdina, un cambio de carácter que según los expertos se debe a la falta de glucosa en la sangre.
Nervios e irritabilidad
Por eso, mejor evitar las horas previas al Ftour, entre las tres y las siete de la tarde. El tráfico de Rabat, una ciudad amable y tranquila, se convierte en un infierno. Hay más atascos y accidentes de tráfico y a los conductores se les suelta rápido la lengua. Todo el mundo quiere volver a casa para echar una cabezada y luego cocinar y poner la mesa.
“Si no han roto bien el ayuno, harán mal la digestión y se ponen nerviosos por nada“
"El problema de esa gente es que duerme poco. Están más nerviosos y sobreexcitados, sobre todo si son fumadores. Si no han roto bien el ayuno, harán mal la digestión y se ponen nerviosos por nada. Pero los que hacen bien el Ramadán y duermen bien están más calmados porque este mes significa paz, cuidarnos nosotros y nuestro cuerpo", aclara la doctora.
Más de 1.500 millones de musulmanes en el mundo practican el Ramadán. Se celebra en el noveno mes del calendario lunar por el que se rigen. Dura entre 29 y 30 días, desde que aparece la luna creciente hasta la siguiente luna nueva. Coincide con la fecha en la que el profeta Mahoma recibió la primera revelación del Corán, el libro sagrado de los musulmanes, y es uno de los cinco pilares del islam. Los devotos deben ayunar y no mantener relaciones sexuales durante las horas diurnas.
En Marruecos, el ayuno es obligatorio según el artículo 222 del Código Penal, que prevé penas de cárcel de hasta seis meses y una multa a los que beban y coman en público durante el día. Es posible que la rigurosa policía marroquí se haya relajado en sus funciones pero es peor la presión de la calle para los que no quieren practicar el Ramadán.