Europa vuelve a poner patas arriba la política británica
- El Brexit Party de Nigel Farage amenaza con sacudir los cimientos de la clase política | Especial: elecciones europeas
- Las elecciones europeas se presentan como un test a conservadores y laboristas y una oportunidad para el resto de partidos
Los revolucionarios salen a las calles y montan barricadas. También los hay en los despachos, moviendo hilos para cambiar regímenes. El Reino Unido no es un país de revolucionarios y no había tenido ninguno digno de tal nombre en más de 300 años, hasta que ganó el Brexit. Hoy, Nigel Farage, el político que más ha contribuído a conducir al país hacia la puerta de salida de la Unión Europea, se prepara para ganar otra vez las elecciones europeas e intentar demoler de nuevo el sistema político británico.
“Los británicos que votaron Brexit se preguntan por qué los políticos no han sacado aún al país de Europa“
En 2014 sacudió sus cimientos ganando las elecciones europeas como líder del UKIP. En 2019, Farage lidera las encuestas cómodamente con su nueva marca, el Partido del Brexit, una formación fantasma con 5 meses de vida, sin estructura ni militantes, sin programa, financiada en buena parte por donantes anónimos. El Brexit Party sólo defiende dos ideas: hay que hacer realidad el Brexit y hay que dar otro buen puñetazo en la cara a la clase política.
"Los británicos que votaron Brexit en el referéndum se preguntan por qué los políticos no han sacado aún al país de Europa", cuenta la profesora de Ciencias Políticas de la universidad London School of Economics, Sara Hobolt. "Nigel Farage encarna ese punto de vista y ese sentimiento de rabia hacia los grandes partidos por no haberlo hecho realidad", añade.
Examen para conservadores y laboristas
Al boxeador Farage le está resultando fácil poner contra las cuerdas a una clase política ya noqueada por el turbulento proceso de salida de la Unión Europea. Concentra sus golpes en un Partido Conservador profundamente fracturado por el Brexit. Los tories han desaparecido de esta campaña, no organizan actos ni mítines y no han elaborado un programa. Sus voluntarios, desmoralizados, no están saliendo a la calle a pedir el voto. Como resultado, se han hundido en las encuestas.
Las expectativas del Partido Laborista son algo mejores, pero no aprovechan el colapso tory. Jeremy Corbyn insiste en su mensaje antiausteridad mientras pasa de puntillas por el Brexit. Su partido intenta contentar a todos proponiendo un divorcio suave en grandes titulares mientras, en la letra pequeña, abre la puerta a un segundo referéndum.
Si entendemos estas elecciones como otro referéndum sobre Europa en miniatura y el Partido de Farage pide el Brexit, ¿quién quiere quedarse en la UE? Hasta cinco partidos pelean por ser el Farage proeuropeo.
Ventaja de los LibDem y estreno de Change UK
Parten con ventaja los Liberal Demócratas, un partido veterano, con una estructura profesional, un mensaje claro (su lema es Bollocks to Brexit, traducible como A la Mierda el Brexit) y sin lastres del pasado, a juzgar por su gran resultado en las recientes elecciones locales.
Los LibDem se disputan el estandarte proeuropeo con Change UK, un partido de nuevo cuño formado por tránsfugas laboristas y conservadores. A corto plazo están sufriendo en los sondeos; a largo plazo, quieren ocupar el centro político que conservadores y laboristas han dejado desierto.
“Los proeuropeos son la gran incógnita de la política británica y esta es su oportunidad“
Para la profesora Hobolt, los proeuropeos son "la gran incógnita de la política británica. Fueron los perdedores del referéndum, pero también los que han organizado las mayores manifestaciones, y esta es su oportunidad. No sabemos si la van a aprovechar, pero si lo hacen, podría generar apoyos a un segundo referéndum en el parlamento".
Todo en unas elecciones europeas que no tenían que haberse celebrado, en medio de la crisis política más profunda en décadas. Los dos partidos que han definido al Reino Unido en el último siglo se preparan para sufrir un enorme voto de castigo y cruzan los dedos para que sea sólo un bache y no una revolución en la política británica.