Así es el Congreso con más mujeres y más diverso de la democracia
- Las mujeres son ya casi la mitad de los diputados y hay mayor pluralidad respecto a etnias
- Esta nueva legislatura el colectivo gitano consigue mayor representación que nunca
Cuando el 13 de julio de 1977 se compusieron por primera vez las Cortes Generales de la Democracia, las de la llamada Legislatura Constituyente, el Congreso de los Diputados ofrecía una fotografía homogénea, casi repleta de hombres blancos y trajeados. Pese a ello, de los 350 diputados hubo 21 mujeres transgresoras para una época post dictadura en la que estrenaban derechos recién reconocidos y nuevas libertades como la de no precisar del consentimiento del marido para abrir una cuenta corriente o para abrir un negocio. También entró en el Congreso un diputado de etnia gitana, Juan de Dios Ramírez, socialista e importante activista por los derechos de los gitanos que se mantuvo hasta 1985.
Sin embargo, eran excepciones de un Parlamento que no representaba a la sociedad a su conjunto. En esta legislatura que entra, un 63% de diputados son nuevos. Muchos son caras conocidas por su carrera como periodistas o militares, la paridad es casi real entre hombres y mujeres y hay más diputados de etnia gitana, negros y con discapacidad.
“Las mujeres debían actuar como los hombres para tener relevancia política“
Las mujeres de 1977, explica el politólogo de la Universidad de Barcelona Jesús Palomar, "tenían un rol masculinizado. Debían tener las actitudes de los hombres para tener una relevancia política y acceder a cuotas de poder porque si no, no había manera de competir con ellos. Incluso en las formas de vestir de las políticas a principios de los 80 era masculinizada, en forma de traje de chaqueta oscuro". El sociólogo de la Universidad de Jaén Felipe Morente destaca que tampoco eran representativas de las mujeres que vivían en la sociedad españolas ya que "eran verdaderamente importantes en cuanto a clase, pertenecían a la burguesía ilustrada y eran gente académica que tenía formación universitaria".
Ahora, 42 años después se compone la XIII legislatura con una fotografía más plural, con 166 mujeres (un 47,4%) y lleva a España al quinto puesto de países con más mujeres en su parlamento. El Congreso se viste con más colores, con vestidos, blusas y la ropa de quienes rechazan llevar traje y corbata. Pero más allá de su sexo y de su vestimenta, las caras en el Congreso reflejan que, poco a poco, la Cámara que representa al conjunto de la sociedad se va empapando cada vez más de la diversidad de ciudadanos que la componen. Incluso se da la circunstanca de que cuatro de los nuevos diputados están en prisión preventiva por el juicio del 'procés'.
El pueblo gitano consigue una representación histórica
Las caras gitanas han sido pocas en la Cámara Baja. Además de Juan de Dios Ramírez, ha habido otros dos diputados gitanos que han ocupado un escaño. Una fue la diputada popular Silvia Heredia, que entró en el Hemiciclo en 2011 y ha mantenido su escaño hasta este martes, ya que no se presentó a la reelección en las generales del pasado 28 de abril. El otro, sin embargo, ha durado apenas tres meses. Es Andrés Núñez Jiménez, quien se convirtió en diputado en febrero de 2019 en sustitución del diputado popular por Cádiz Alfonso Candón. Pero no estará en esta nueva legislatura. Hasta ahora, no había habido más representantes gitanos en un país en el que a esta etnia pertenecen unas 750.000 personas.
Pero eso ha cambiado este martes con cuatro nuevos diputados gitanos. El más conocido es Juan José Cortes, el padre de la niña Mariluz, que fue elegido por la lista del PP. Los otros tres son Beatriz Micaela Carrillo de los Reyes, del PSOE, Sara Giménez, de Ciudadanos (ambas son activistas por los derechos del colectivo) e Ismael Cortés, de En Comú.
“Es positiva la visibilización del colectivo para crear referentes“
Para Jesús Palomar, que haya cuatro representantes gitanos de cuatro partidos diferentes "es positivo en tanto a la visibilización del colectivo y a crear referentes, que los jóvenes vean que ser gitano ya no es una barrera, que se puede acceder al poder. Habrá gente que quiera seguir esos pasos".
De inmigrante sin papeles a diputado en el Congreso
Este año entran, además, tres diputados de nacionalidad extranjera en el Parlamento español. El caso más llamativo es el del senegalés Luc André Diouf, activista y responsable de Política de Refugiados de la Ejecutiva del PSOE que llegó a España en 1992 con un visado de turista y se tuvo que quedar un tiempo sin papeles hasta que consiguió la nacionalidad. Sin visado y sin dinero, pasó 45 días durmiendo en la playa de las Canteras “comiendo una sola vez al día”, según dijo en una entrevista a El País en 2016. Según la web del PSOE, André ha sido intérprete de Comisarías y Juzgados de Canarias “de forma voluntaria con los colectivos y asociaciones de inmigrantes".
Y es que España, con una importante población de origen extranjero y con hijos de inmigrantes, no tuvo hasta 2015 una diputada negra en el Congreso, la de Unida Podemos, Rita Bosaho, que no ha revalidado su escaño este año.
Pero además de este senegalés, el Congreso estará también compuesto por el diputado de Vox Ignacio Garriga, un odontólogo barcelonés de origen guineano quien a su vez aspira a la alcaldía de Barcelona. Garriga ejerce también como profesor en la Universidad Internacional de Catalunya (UIC). También desde Barcelona viene la diputada de ERC María Carvalho Dantas. Brasileña, llegó a la ciudad condal en 1994 para cursar una especialización en Derecho Ambiental y se quedó en el país hasta ahora.
Un Congreso no adaptado para personas con discapacidad como Echenique
El diputado de Unidas Podemos Pablo Echenique entra esta legislatura como nuevo diputado poniendo a prueba la accesibilidad del Congreso de los Diputados, donde es imposible que una persona con silla de ruedas pueda llegar a los sillones ministeriales o a la tribuna de oradores. Por no poder, Echenique no podrá siquiera sentarse con el líder de la formación, Pablo Iglesias, por la falta de medios, y no podrá comunicarse con él de forma directa durante los plenos si no es a través del móvil o si Iglesias no se desplaza hacia donde él está.
El diputado morado deberá conformarse, por contra, con la última fila de asientos del Hemiciclo, llamado coloquialmente como el “gallinero”, ya que no existen rampas para bajar hacia donde se encuentran los principales líderes políticos y portavoces. Una situación que se debe a la imposibilidad que tiene el Congreso de modificar el Hemiciclo por motivos de conservación histórica.
Pero Echenique no es la primer persona con discapacidad en ocupar un escaño. Lo hace desde 2004 Francisco Vañó, parapléjico y Portavoz Adjunto de Políticas Integrales para la Discapacidad del PP.
Un Congreso más plural pese a no haber sido "reflejo de la sociedad española"
Es cierto, reconoce Morente, que "en las dos últimas legislaturas -desde diciembre de 2015- el Parlamento es muy plural, el panorama ha cambiado bastante en la diversidad de intereses, de clases y de políticas", y destaca la importancia para que esto haya sido así de "los nuevos partidos -principalmente Podemos y Ciudadanos- y de los grupos regionalistas y nacionalistas".
Palomar coincide en el cambio de paradigma que han supuesto los nuevos partidos y destaca que, pese a que la composición del Congreso "no ha sido históricamente un reflejo de la sociedad española", el hecho de que los distintos colectivos -como las mujeres, las distintas etnias o las personas con discapacidad- "hayan conseguido roles en la sociedad mucho más amplios y mayores que en los años ochenta", ha contribuido a dicha pluralidad. Considera, pese a todo ello, que se mantiene la brecha de la "dinámica de partidos", por la que la mayoría de los políticos que se desarrollan en éstos tiene un nivel económico, social y cultural superior a la media social y, en este sentido, no representan a la sociedad.
Sin embargo, la representatividad real del conjunto de la sociedad es, para Morente, "utopía", ya que "el concepto de ciudadanía nunca se ha acabado, siempre tiene que estar preparado para dar nuevas respuestas a la conciencia colectiva que se vaya formando", concluye.