Carlos Salem: "De noche es cuando conoces a la gente"
- El novelista argentino publica su segundo cómic, Lo que la noche sabe
- Seis relatos cortos dibujados por el también argentino, Iñaki Echeverría
El argentino Carlos Salem (Buenos Aires, 1959) es uno de los novelistas y poetas más destacados del panorama literario español actual, ya que lleva afincado en España desde 1988. Es famoso por sus premiados títulos de serie negra como Camino de ida (2014) o Matar y guardar la ropa (2015). El año pasado debuto en el cómic con la imprescindible Que decidan las cerillas (con dibujos de Kike Narcea), y ahora publica Lo que la noche sabe (Navona Gráfica), en colaboración con el dibujante argentino Iñaki Echeverría (1975).
“Después de Que decidan las cerillas –asegura Carlos- me quede con las ganas de hacer algo todavía más negro, más tipo José Muñoz (Alack Sinner). Y como Iñaki también es un fanático de Muñoz, con ese negro tan raspado y tan rotundo, nos lanzamos de lleno a esta aventura. Es una pasada trabajar con Iñaki”.
En cuanto a los relatos breves que componen este cómic, Carlos asegura que: “Son historias muy negras, pero que no pretenden serlo, sino que son esas pequeñas cosas que pasan por la noche y solo la noche las sabe. Algunas son más locas, otras más cómicas y casi siempre son trágicas, pero la noche tiene un encanto que hace que hace que seamos quiénes somos de verdad, y no quienes fingimos ser en la oficina”.
Y es que la noche es una de las grandes protagonistas de este cómic. “Si quitas esa mitología del alcohol y las drogas, a la gente solo la conoces de verdad por la noche -asegura Carlos-. Seguramente hay gente que solo has visto de noche y que incluso podían ser vampiros. Porque de noche es cuando conoces a la gente. El que es un cabrón de noche es un cabrón de día, aunque lo disimule mejor”.
“Como yo he trabajado mucho detrás de las barras, por la noche ves nacer un montón de historias, pero casi nunca las ves terminar. Y ahí es donde estamos los novelistas para completar lo que la vida no se toma el trabajo de hacer. Terminar una historia bien terminada” -concluye-.
Cuentos negros con Hitler, Gardel y Videla
Estos pequeños cuentos surgen de trabajos anteriores de Carlos Salem como Relatos negros, cerveza rubia y la antología Trece relatos pornocriminales. “Aunque en un caso, la historia La noche de Valentín, escribí antes del guion del cómic, lo que pasa es que me gustó tanto que luego lo convertí en un cuento”.
“Otro de los cuentos –añade-, el de La preguntita, nació en un festival en Francia, donde me enteré de la muerte de Videla, el dictador argentino. Yo soy ateo, aunque respeto todas las creencias. Pero escribí una historia en la que quería que, por lo menos, Videla pasase miedo. De ahí esa especie de purgatorio en el que le vemos”.
Hitler es otro de los protagonistas del cómic en una bella historia, en la que lo confunden con Chaplin, y en la que propone a Carlos Gardel que usen el tango para dominar el mundo. “Leí mucho sobre Gardel, que fue coetáneo de Hitler, Valentino y Chaplin. Y podría haber conocido a Hitler porque cuando este salió de la cárcel siempre se dijo que había hecho un viaje a París, donde ambos podían haberse conocido. Aunque eso no está demostrado”.
“En mi historia –continúa- Hitler es fanático del tango y quiere que sea el himno de su Reich. Y quiere convencer a Gardel, pero este está borracho y ni se entera. Y como lo ve con bigotillo, bajito y andando raro, Gardel lo confunde con Chaplin. Y hay una escena con Hitler bailando el tango que Iñaki ha clavado”.
Una escena muy curiosa y que exigió mucho trabajo: “Una amiga me tradujo el tango La cumparsita al alemán. Y hay un momento en que Gardel y Hitler cantan a la vez, uno en español y otro en alemán, mientras Hitler intenta convencerlo para que firme un contrato; cosa que no puede hacer porque está muy borracho. Y al final, cuando se despiden, Hitler le advierte que tenga cuidado con los aviones (Gardel Murió en el accidente aéreo de Medellín de 1935). Es como un juego, como un pequeño crossover”.
“Yo me llamo Carlos por Gardel –continúa el autor-, porque sigue siendo un personaje muy querido en Argentina. Y esta anécdota ya estaba en mi primera novela, Camino de ida, aunque en las últimas versiones la quité. Pero me pareció una idea genial para este cómic”.
La acción está en los diálogos
En otro de los relatos el protagonista es un hombre lobo. “En Quién mató al lobo feroz hay una parodia de los cuentos en el mundo del hampa, con el lobo, los tres cerditos, que he convertido en gángsteres. También hay una Caperucita muy peligrosa, una abuela tentadora… Es una parodia de la típica novela negra desde el cariño. Y protagonizada por amigos míos como el escritor Pedro de Paz”.
Destacar que en la mayoría de los relatos la acción brilla por su ausencia. “La acción está en los diálogos -asegura Carlos-. En mis novelas hay mucha acción pero mis relatos negros son más introspectivos, más de un tipo en una barra al que le cuentan cosas, como si la noche fuera un barco que navega siempre a la misma velocidad. Me gusta ese tipo de relatos ambientados en bares y por la noche”.
Siendo Carlos también poeta, es normar que sus relatos rezumen poesía. “Tienen mucho de poéticos, porque hay un hilo transversal que los une. Por ejemplo, La noche de Valentín es delirante, absurda… y con un personaje (el Poe) que sigue siendo un mero testigo de los acontecimientos. Ahí hay una poética, al igual que en el cómic de Videla, cuando llega al purgatorio muy asustado, porque sabe que ha hecho mucho daño aunque diga lo contrario, y, al ver que aquello se parece a un cuartel, se tranquiliza porque piensa que va a recuperar su poder. Y luego descubre que tiene alguna preguntita que responder”.
“Y en ¿Quién mató al lobo feroz?, nada es lo que parece. Desde el mito de la mujer fatal, del que tanto se ha abusado en el cine. Todas esas historias tienen mucha poética. Sobre todo en el tema de cómo a veces la gente se pierde en la noche y en su vida”.
La sombra de Muñoz
Carlos Salem reconoce que la sombra de José Muñoz (Alack Sinner) sobrevuela todo el cómic: “El estilo es muy importante para las historias. Por ejemplo, en Que decidan las cerillas, Kike Narcea fue muy valiente al experimentar con varios estilos, desde el manga hasta casi el story board. Pero siempre había cierta fealdad en todo. Por ejemplo, aunque las mujeres fueran bellísimas, podíamos adivinar su fealdad interior a través de sus maquillajes. Como si Kike mostrará el alma real de los personajes”.
“En cambio –continúa-, con Iñaki Echeverría hemos querido trabajar con el estilo de José Muñoz, con negros rotos. El problema es que a Iñaki le gusta como escribo y a veces mete mis frases enteras. Y yo tengo que insistir en que las corte. Pero los seis relatos del cómic se prestan para una estética reposada”.
“Lo que quisiera hacer la próxima vez es una historia original con Iñaki a todo color, aunque nos lleve bastante tiempo –confiesa Carlos-. Y pensado para novela gráfica, porque es otro lenguaje. Me apetece más crear que adaptar. Llevamos un año dándole vueltas y espero ponernos a trabajar muy pronto”.
Sus proyectos
En cuanto a sus proyectos, Carlos Salem nos comenta que: “Navona acaba de publicar mi última novela, Donde el tiempo ya no duele, que también está protagonizada por Poe, un personaje que es mi alter ego y que es medio poeta y medio cabronazo. No sé si la llevaremos al cómic porque es muy loca y muy rocambolesca, pero me gusta mucho”.
“Acabo de sacar también un libro junto a Diego Ojeda, La isla de los niños encontrados (Mueve tu lengua), con unas maravillosas ilustraciones de Cinta Arribas. Y con Iñaki quiero hacer otro libro para niños, Doña Muerte lleva flores en el pelo, en un registro totalmente distinto. Cuando Iñaki venga a España este verano nos sentaremos con unos whiskys y nos pondremos también a trabajar en la novela gráfica porque ya tenemos la historia”.