Pierre Cardin: "Como puedes ver, existo"
- [ACTUALIZACIÓN DIEMBRE 2020] Pierre Cardin muere a los 98 años
- El modisto de 96 sigue en activo pero no se plantea la jubilación
- Tiene tres jóvenes candidatos para sucederle cuando haya muerto
“Como puedes ver, existo”, le dice Pierre Cardin a la periodista de AFP. Habla una leyenda de la moda, un mito, un icono, un genio que sigue en activo. “Cuando haya muerto habrá sucesores, por supuesto”, revela. “Tengo tres jóvenes muy buenos y no quiero que hagan lo mismo que yo”.
Difícil tarea. Asomarse a su biografía produce vértigo y repasar su trayectoria resulta una ardua tarea. Pierre Cardin es un grande de la moda. Grande por la extensión de su trabajo, grande por su inagotable talento y grande por el peso de su nombre. “He tenido éxito en todo que hecho y sobre todo he tenido fe en Cardin”, dice y se reafirma en su decisión de haber mantenido su firma de forma independiente, sin dejarse comprar por un gigante del lujo. ¡Siempre he sido libre!”.
Este el decano de la moda, que cumplirá 97 años en el mes de julio, sí se ha planteado el relevo pero no parece tener en cuenta la hora de la jubilación. Cuenta que ya no acude a diario al taller pero que sigue dibujando, creando. “Es mi razón de ser, mi realidad, mi droga”.
Pero los tiempos han cambiado y la moda también. Y aunque poco queda ya del hombre que rompió moldes, empezando por el suyo propio, es justo recordar y poner en valor su legado.
Pietro Cardin tenía tan solo 23 años cuando dejó Italia y se instaló en París persiguiendo sus sueños. Era 1945. Tan solo un año después ya trabajaba en el taller de Christian Dior. “El traje Bar lo hice yo”, revela. Cinco más tarde, en 1950, fundaba su atelier en el número 10 de la calle Richepanse. Ahí comenzó a forjarse el mito.
En esa década monta sus primeras tiendas, hace famosos sus vestidos ‘bulles’, inicia la expansión internacional y en 1959 presenta la primera colección de prêt-à-porter en los Almacenes Printemps. “He fundado el TNT (Teatro Nacional Popular) de la Costura”, dijo. Cuatro años más tarde decide ‘democratizar’ la Costura y monta su departamento de prêt-à-porter femenino, lanza las líneas de niños y hombre y crea la tela conocida como ‘cardine’, que hizo famosa gracias a los diseños que llevó Lauren Bacall.
Su nombre ha quedado ligado a las revoluciones que hizo tanto en el diseño como en el textil. La carrera espacial marcó su trabajo e hizo suyas las formas, texturas y colores de las naves tripuladas, los uniformes de los astronautas y la NASA. Innovó en todos los campos relacionados con la moda y sobre todo hizo un gran trabajo de experimentación con los patrones y los tejidos. Difuminó las barreras de género e hizo del unisex la bandera de la libertad.
Su carrera está marcada por los hitos (fue el primer civil que se puso el traje espacial de Buzz Aldrin -el hombre que pisó la luna con Neil Armstrong-, el primer diseñador en aparecer en la portada de la revista Time y el primero en hacer un desfile en la Plaza Roja de Moscú. Luego vinieron otros en el desierto de Gobi y en la Muralla China.
Se manejó con soltura en la alta costura y el prêt-à-porter, en la moda femenina y la masculina, en los sesenta y en los setenta. No conoció los obstáculos y nada se puso en su camino. Fue el rey de las licencias (tanto que su firma quedó devaluada) y triunfó en la moda y en otras disciplinas artísticas y sectores como el diseño de muebles y automóviles, la hostelería o el teatro, una de sus grandes pasiones. Su fama como modisto ha eclipsado quizá su labor como diseñador de vestuario, tanto en la pantalla como sobre las tablas.
Trabajó con cineastas como Jean Cocteau, Max Ophüls, Louis Malle y Roger Vadim y vistió a estrellas como Mila Parély, Jeanne Moureau, Brigitte Bardott y Jane Fonda. Su romance con el teatro ha sido mucho más extenso y hoy sigue ejerciendo como figurinista y diseñador de decorados. “Entré en la moda para ganar dinero y poder hacer teatro”, dijo en 2014 durante una visita a Madrid para hablar de su trabajo como productor teatral.
Pero la dimensión de su trabajo en la moda es mucho más grande. Se ha entregado en cuerpo y alma, incluso cuando ya no necesitaba ganar dinero para sus otras pasiones. Ahora se organiza una retrospectiva en el Brooklyn Museum 'Pierre Cardin: Future Fashion' recorre la trayectoria de este genio que extendió su universo creativo más allá de la moda.
La muestra estará formada por 170 objetos de su taller y archivos, desde vestidos de alta costura a prendas de prêt-à-porter, complementos, muebles, lámparas, bocetos, fotografías personales y material audiovisual. Lo curioso es que todo estará expuesto “en un entorno inmersivo que está inspirado en los exclusivos diseños, salas de exposición y hogares del señor Cardin”, dicen desde el museo.
Destacan en ella los diseños lujosos de la década de 1950 y las piezas de la histórica colección ‘Cosmocorps’ de 1964 “que buscaba racionalizar la moda masculina eliminando los detalles excesivos”. Además, los diseños hechos en vinilo, plástico y ‘cardine’; los conjuntos unisex de la firma con trajes de punto completos con faldas en capas, chalecos, baberos y joyas; las icónicas chaquetas de hombros anchos de los 80; los monos y vestidos ‘iluminados’…
Pero hay más. Ya tiene listo el calendario del festival de Lacoste que celebra cada verano desde 2001 en las ruinas del Castillo del Marqués de Sade, que son de su propiedad. En el cartel de este año destaca la presencia de su gran amiga Mireille Mathieu, asidua a sus desfiles y una fiel clienta.
Cuenta que no está al corriente de lo que hacen sus camaradas aunque sí sigue la carrera del que fuera su pupilo, Jean Paul Gaultier. “Tenía 17 años cuando entró en mi empresa, lo lancé porque creí en él y sigo creyendo en él. Es un provocador pero yo soy más recatado”. Sorprende que se defina así cuando se le considera un modisto rompedor, arriesgado y revolucionario. Pero… ¿qué haría él ahora si tuviera veinte años? “Haría vestidos pintados en el cuerpo. Esto es el futuro. Eso es lo que haría”.