'1921: El Rif', ¿El Afganistán español?
- Javier Yuste y Antonio Gil recrean el desastre de Annual
- Una derrota que cambió la historia de España y que casi hemos olvidado
Una vez más os recomendamos un cómic de la imprescindible colección histórica de Cascaborra Ediciones. En este caso se trata de 1921: el Rif, del guionista Javier Yuste y el dibujante Antonio Gil. Un tebeo que se centra en el desastre de Annual (1921) y que está protagonizado por el Regimiento de Cazadores de Alcántara nº 14 de Caballería, el único que, en plena huída del ejército español, mantuvo su integridad y protagonizó una histórica cabalgada sin retorno.
“A pesar de todo lo que ha marcado a nuestra propia Historia este conflicto es bastante desconocido más allá de la fecha -asegura Javier Yuste-. Como todo enfrentamiento humano está marcado por un amplio abanico de sutiles grises; de causas y efectos. Nunca está de más (y me incluyo), el hacer un esfuerzo por conocer, a todos, el Pasado más allá de la mera referencia superficial”.
Javier compara este desastre con uno más reciente: “Considero que fue el Afganistán español por ser una guerra larga, sucia y sin ningún rédito. Un estancamiento colonial con el que España pretendió recuperar su posición en el juego geopolítico, robada tras 1898, y que tanto recuerda a los fracasos ingleses y soviéticos en ese apartado terruño asiático de suelo de tacto de talco. Y si no hubiera empleado Afganistán, habría afirmado que fue nuestro Vietnam”.
“Aunque no fuimos los únicos que nos dimos un “morrazo” en el Norte de África (que se lo digan a los franceses, que tienen su propio Annual), en aquella época se mantenía (todavía hoy) la visión política de que un ejército “industrializado” puede arrasar a un enemigo “en paños menores”, aún sin estar adaptado al clima, orografía y cultura de guerra del pueblo a conquistar. Al igual que los afganos, los rifeños tenían un fuerte cultura guerrera; estaban especializados en combatir hasta las últimas consecuencias, sin cuartel, y es algo que no supimos ver a tiempo” –concluye Javier-.
Al dibujante Antonio Gil, este conflicto le trae recuerdos familiares: “Me interesó en principio por dos motivos: la historia de España y en especial ese conflicto, que ha quedado relegado en el olvido o que nadie quiere que se hable de él. El otro motivo es porque mi abuelo luchó allí como oficial de artillería. Era como una "espinita" que tenía clavada el poder hacer algo sobre El Rif y Annual”.
Un western crepuscular
Sorprende el enfoque del cómic, que casi es un western crepuscular: “La trama del cómic es un tanto western; tiene un sutil regusto al género, más si cabe con la mano de Antonio Gil”-asegura Javier-.
“Da comienzo bajo un sol de justicia en el barranco de Izumar, llamado también “atajo”, pero que se convirtió en una trampa mortal para no pocos rezagados –añade Javier-. Y es a uno de estos a quien conocemos en primer término, quien se libra de una brutal muerte gracias a la intercesión providencial de Expósito (principal protagonista) y su compañero, Dulce, ambos del 5º escuadrón del Regimiento Alcántara. A partir de entonces nos subimos a la grupa y les seguimos a lo largo de la retirada de Annual, siendo testigos del desastre que golpea al ejército”.
“La base de ambientación –añade- sirve para la historia de Expósito, un huérfano enrolado en el 5º Escuadrón y del que iremos conociendo datos personales y una enemistad cuyas consecuencias pueden ser fatales para el propio protagonista, el cual carga además con una terrible predicción sobre su futuro inmediato”.
“Todo confluirá en la necesidad del sacrificio colectivo del regimiento para salvar a los miles de chavales que huyen hacia Monte Arruit tras la evacuación de Dar Drius; un momento, durante las cargas del río Gan, en el que demostrar qué lobo se esconde tras la piel de cordero o justo al revés” –concluye Javier-.
El regimiento de Cazadores de Alcántara nº 14
Lo curioso es que el regimiento de Cazadores de Alcántara sigue existiendo, como nos comenta Javier: “Sigue en activo, aunque con otro numeral, siendo una de las actuales y modernas unidades de caballería acorazada de nuestro Ejército. Aunque no tanto como nuestra Infantería de Marina, éste regimiento es un decano, surgiendo durante las guerras de Flandes (1656, al mando de François D’Ennentiéres), y cambiando de denominación y readaptándose a las necesidades de las diferentes etapas históricas que les tocó a sus hombres enfrentar, tanto en el extranjero como en España, a lo largo de conflictos como los de Sucesión, Independencia, Cuba, etc…”
“El regimiento, como arma de caballería, no pisaría tierras africanas hasta 1911, como parte de la Fuerza expedicionaria y guarnición permanente de la Comandancia General de Melilla, permaneciendo en el territorio hasta 1927, momento en el que fue dando tumbos y esquivando las constantes disoluciones de Regimientos, suerte que le tocaría en 1931”.
“El Alcántara –continúa el guionista- volvería a renacer a partir de los Grupos de Exploración creados en 1939 en Melilla, entre jinetes y transportes motorizados. Lo encontraríamos ya de forma clara en 1944, como Regimiento de Dragones de Caballería de Alcántara nº 15; más tarde, Regimiento de Cazadores Alcántara nº 15 (1958), blindado a partir de 1960 y nº 10 desde 1966”.
“Hoy día, Alcántara es un regimiento acorazado moderno al servicio de España y la Constitución que la configura como un Estado democrático, social y de Derecho, participando de operativos fuera de nuestras fronteras para preservación de la paz” –con,luye Javier-.
Los protagonistas del cómic
En cuanto a los protagonistas del cómic: “Son soldados de primera y rasos –asegura Javier-, pues siempre he considerado que la mejor forma de presentar el drama, desastre y fracaso de la guerra es hacerlo desde la óptica de aquellos que se batieron el cobre en el campo de batalla; los peones, que siempre son multitud sobre el tablero y los primeros en caer”.
“Para no ofender a nadie –añade-, todos ellos son personajes ficticios, aunque eso no me libró, como advierto al comienzo del tomo, que me hubiera encontrado, incluso en el mismo escuadrón, con soldados reales que comparten el mismo apellido. Y, aunque no sé si habré sido exhaustivo, he querido dar un retrato humano de los muchachos que estuvieron allí, desde los veteranos hasta los que tenían la jura de bandera reciente, incluso los cornetas; gente normal y humilde. Ahí están Expósito y su compañero Dulce, el esquivo Carrillo o el divertido Treceño, junto al traicionero Feraz; pues la hazaña del Alcántara es de todos sus miembros y en las cargas en el río Igán participaron hasta los veterinarios y los herreros del regimiento; todos galoparon y se estrellaron contra un muro de enemigos para permitir que la columna en retirada pudiera pasar el trance”.
“Más que una historia de guerra quise escribir una historia “real” –concluye-. Y como es Historia, fue necesario que estos hombres entrasen en contacto con los nombres propios, como el teniente coronel Fernando Primo de Rivera y Orbaneja, quien dirigió a sus jinetes hasta el final, así como varios de sus capitanes y tenientes, a los cuales se les nombra directamente y protagonizan viñetas que aportan a la narración actos que fueron objeto del correspondiente expediente de instrucción sobre el llamado Desastre. Entre estos últimos he querido destacar a varios que, incluso, acudieron al campo de batalla sin que hubieran sido llamados a ello”.
Un desastre que cambió la historia de España
Como comentábamos al principio, esta derrota cambió la historia de España. “Para entender las causas del Desastre hay que entrar en harina -asegura Javier-. En realidad, nuestra posición como nación “civilizadora” y colonialista era precaria a más no poder; un castillo de naipes sobre el que se iba poniendo peso a base de poco temple político, corruptelas, agitación social y una sangría constante de quintos que partían de la península para nunca volver”.
“Como indico en el anexo que incluye el cómic –añade-, el Desastre en sí, lo que sucedió aquel 22 de julio de 1921, es provocado por el terror que cunde en un ejército aislado y a merced de las condiciones geográficas y de un enemigo implacable. El primer factor supuso la concentración de un alto número de efectivos en un emplazamiento que no podía recibir refuerzos y casi sin posibilidad de aprovisionarse; el segundo factor supuso el acoso por parte de un ejército bien dirigido y con un entrenamiento militar moderno, casi a la par que los españoles, pues se había nutrido de indígenas que habían servido en nuestro ejército y desertores, los cuales siempre se mostraron brutales con los cautivos de guerra”.
“La plaza de Annual –continúa el guionista- se vio rodeada por el enemigo y la soldadesca se vio sin mandos a los que seguir y atemorizada por el triste final de sus compañeros en los sitios de Abarrán e Igueriben. Parte de ese terror se traslada en el cómic cuando la columna alcanza Ben Tieb, donde podemos ver carros a reventar muertos recogidos en el camino, mutilados que se sostienen a duras penas y rostros presa de la locura”.
Un desastre que abrió los ojos a la sociedad española, que cambió radicalmente: “Este Desastre hizo a la sociedad española plena conocedora no solo de la injusticia del Sistema en sí (cosa que ya había asumido), sino del auténtico desbarajuste que unos cuantos habían logrado hacer para desgracia de muchos, actuando con negligencia y temeridad o por interés propio, provocando miles de bajas”.
Sin olvidar que esta derrota cambió la historia de España: ““La principal consecuencia política –asegura Javier- fue la implantación del régimen dictatorial de Miguel Primo de Rivera tras su golpe de septiembre de 1923, justificado en la inestabilidad de los gobiernos que se iban formando tras 1921. Curiosamente, si Primo de Rivera no se hubiera “atornillado” al poder hasta 1930 y hubiera permitido un regreso pacífico al sistema político democrático, habría pasado a la Historia como el salvador de España, incluso perdonándosele la instauración de un sistema institucional de nacionalismo autoritario. Pero Europa estaba siendo presa de corrientes que luego nos abocarían a nosotros a una guerra civil y a otros a una mundial”.
“Solo unos pocos nos preguntamos por nuestro pasado”
Gracias al cine y a algunos libros recordamos mejor otros episodios, como la derrota en Cuba en 1898, que este. “Personalmente considero que tampoco tenemos tan en la memoria a aquellos pobres que combatieron y cayeron en la Gran Antilla –afirma Javier-. ¿En serio sabemos algo de ellos? Durante mis investigaciones he llegado a contactar con descendientes de algunos de los miembros de la dotación de la Escuadra del almirante Cervera y que fueron internados en los EEUU; pero me entristece saber que solo una cuestión personal invita a que solo unos pocos nos preguntemos por nuestro propio pasado”.
“Es una anécdota –añade-, pero durante años viví y crecí en un pueblecito costero frente al Cantábrico, cuyo puerto viejo estaba dedicado a un hombre que no le decía nada a casi nadie. Tiempo después, investigando para la redacción de un ensayo histórico sobre el único barco trofeo de la Marina de guerra estadounidense, nuestro crucero Reina Mercedes, me enteré que aquel fue el último comandante de dicho navío y un héroe de la guerra de Cuba. Su nombre era Venancio Nárdiz”.
“Si me dices que el conflicto de Cuba es más conocido o recordado que el del Rif, quizá (seguro) sea por el profundo deterioro internacional que supuso para España la pérdida de los últimos territorios de aquel imperio en el que el sol no se ponía nunca. Por desgracia, las mismas carencias políticas y militares de la guerra de 1898 se repitieron en el Desastre de 1921” -concluye Javier Yuste-.
Un dibujo realista y sucio
Destacar el dibujo realista y sucio de Antonio Gil, que recrea estupendamente el desastre y la desesperación de esas tropas abandonadas a su suerte. Le preguntamos cómo ha recreado esas batallas y el caos entre las tropas españolas: “Bueno, en ese aspecto diría que un poco a la desbandada, debido a la enorme desorganización que reinaba por aquel entonces en Africa. Los muchachos, que iban por quintas y forzados (si no tenían las 3000 pesteas que les libraba de ir a la guerra) estaban mal mandados, mal abastecidos y dejados un poco a su suerte. Los combates normalmente eran defensivos, ya que eran o bien atrapados en emboscadas o parapetados en fuertes y blocaos”.
“He recreado las batallas un poco guiado por la lógica –añade-. Otras veces, por las fotografías de época que muestran algún instante de una escaramuza. La documentación visual ha sido sacada, para los uniformes de las exposiciones y archivos militares. Para los escenarios y fondos, en fotografías de la zona.”.
Y es que, al contrario que otras épocas históricas de las que hemos visto recreaciones en el cine o la literatura, de este conflicto hay poca documentación. “Ha sido muy complicado –asegura el dibujante- sobre todo al tener que "imaginar" determinados lugares de los que hay apenas información visual, y a partir de esa poca información "construir" un decorado. En cuanto a basarme en algún cómic, no. Nunca me guío por otros autores. Tengo mi propio estilo y criterio visual”.
“Pero algunas escenas han sido complicadas, más que nada por esa falta de información, y el tener que dibujar un "garito nocturno" o el puerto de Melilla de los años 20... Uf! bastante difícil, pero creo que lo conseguí” -añade-.
Destacar la luz y el color que protagonizan casi todas las escenas del cómic: “La importancia de la luz y el color es máxima –asegura Antonio-. Mi estilo es muy "cinematográfico", es decir, me guío como si yo estuviese rodando una película y como me gustaría que fuese la iluminación. Me gusta la luz real, el sol plomizo y seco de Julio en África, las luces nocturnas de farolas que dan un aspecto mortecino e inquietante. En todos los comics que realizo, la luz es lo más esencial para hacer una "fotografía" de lo que realmente está pasando”.
Sus proyectos
En cuanto a sus proyectos, Javier Yuste nos adelanta que: “Aparte de publicar en unos meses con Cascaborra ediciones dos nuevos cómics, uno con un guión original mío y ambientado en la guerra de Cuba de 1898, y otro adaptando la novela Cienfuegos, de Alberto Vázquez-Figueroa, estoy colaborando, desde el apartado literario, con Antonio Gil, el ilustrador de este 1921, en un par de proyectos personales que este tiene relacionados con la segunda guerra mundial y unos zombies que no son zombies (es difícil de explicar)”.
“También –continúa- estoy a ver si soy capaz de que algún dibujante dé forma a un guion que escribí adaptando un relato de ciencia ficción costumbrista que publiqué hace un tiempo y que está ambientado en unos ucrónicos años 1970 y con el que hago homenaje a mis autores, novelas y filmes favoritos del género, así como a esa etapa infantil-juvenil en la que los descubrí”.
En cuanto a Antonio Gil: “Tras la publicación de Stalingrado, la Historia Gráfica (no era el título original) en España y en este mes de Mayo en USA, 1921: El Rif supuso un pequeño paréntesis para poder realizar algo que siempre me interesó y ahora vuelvo a USA con otro proyecto en marcha sobre la batalla de Market Garden, en Holanda en 1944. Quizás detrás de este proyecto me embarque en otros registros, aunque el comic histórico creo que me volverá a llamar de nuevo”.