El papa alerta de las nuevas "colonizaciones ideológicas" al beatificar a siete obispos mártires del comunismo en Rumanía
- "Los nuevos beatos sufrieron y dieron su vida, oponiéndose a un sistema ideológico que rechazaba la libertad"
- El papa alerta contra "colonizaciones ideológicas que desprestigian el valor de la persona, la vida, el matrimonio y la familia"
El papa Francisco ha beatificado a siete obispos greco-latinos torturados por los comunistas en Rumanía y ha alertado de que en la actualidad se da una colonización ideológica que busca desarraigar y alienar a las personas como en el pasado.
En su último día en el país, el pontífice ha acudido a la ciudad de Blaj, sede la Iglesia greco-católica, para declarar beatos a estos obispos que, como muchos otros, fueron perseguidos, confinados y torturados hasta la muerte tras la Segunda Guerra Mundial.
"Los nuevos beatos sufrieron y dieron su vida, oponiéndose a un sistema ideológico que rechazaba la libertad y coartaba los derechos fundamentales de la persona", ha recordado el papa tras la beatificación, ante los miles de fieles que han acudido a la ceremonia.
Además, el papa Francisco ha arremetido contra los sistemas políticos o sociales que dan prioridad a "los intereses particulares, rótulos, teorías, abstracciones e ideologías" por encima del bienestar de la gente.
El pontífice asimismo ha lanzado una advertencia en presente: "También hoy reaparecen nuevas ideologías que de forma sutil buscan imponerse y desarraigar a nuestros pueblos de sus más ricas tradiciones culturales y religiosas". "Colonizaciones ideológicas que desprestigian el valor de la persona, la vida, el matrimonio y la familia y dañan con propuestas alienantes, tan ateas como en el pasado, especialmente a nuestros jóvenes dejándolos desprovistos de raíces para crecer", ha alertado.
Perseguidos por no renunciar a la fe católica
La ceremonia ha tenido lugar en el Campo de la Libertad de Blaj, donde precisamente en 1948 el Gobierno comunista rumano exigió a los fieles y al clero greco-latino que abandonaran la fe católica y se unieran a la Iglesia ortodoxa, lo que derivó en años de persecución.
Uno de los nuevos beatos es el obispo Ioan Suciu (Blaj, 1907), detenido como todos los demás jerarcas greco-católicos por negarse a sumarse a la Iglesia ortodoxa. Falleció en 1953 en la prisión rumana de Sighet, donde sufrió hambre, frío y torturas.
Monseñor Iuliu Hossu (Milas, 1885) fue arrestado por el Gobierno comunista en 1948 y se le privó de la libertad hasta su muerte en 1970, y el papa Pablo VI le nombró cardenal in pectore, en secreto, convirtiéndose en el primer rumano en recibir la púrpura.
El obispo Vasile Aftenie (Lodroman, 1899) fue arrestado en 1948 y confinado en el monasterio ortodoxo de Caldarusani, transformado en campo de concentración, hasta que un año después fue sometido a torturas, mutilado y encarcelado hasta su muerte en 1950.
Por su parte Ioan Balan (Teius, 1880) se negó a pasar a la Iglesia ortodoxa y, como otros obispos, fue detenido en Caldarusani en 1949 y vivió aislado en varias celdas, gravemente enfermo, hasta su muerte en 1959.
El jerarca Valeriu Traian Frentiu (Resita, 1875) murió en Sighet en 1952, dos años después de su arresto, pues no pudo soportar las torturas, y fue enterrado en la fosa común del Cementerio de los Pobres para evitar peregrinaciones a su tumba.
Por su parte Tit Liviu Chinezu (Huduc, 1904) murió en 1955 en Sighet, tras sufrir los trabajos forzados, y fue consagrado obispo en la clandestinidad por otros prelados greco-católicos cautivos.
Por último el obispo Alexandru Rusu (Saulia, 1884) fue condenado a 25 años de trabajos forzados en 1957 por "alta traición" y seis años después enfermó y murió en prisión.
El papa pide perdón a la comunidad gitana por su discriminación y maltrato
Además, el papa Francisco ha pedido perdón a la comunidad gitana por "la discriminación, segregación y maltrato" que ha sufrido a lo largo de la historia, también de los cristianos, durante un encuentro con esta etnia en la ciudad rumana de Blaj.
"Llevo un peso en el corazón. Es el peso de las discriminaciones, de las segregaciones y de los maltratos que han sufrido vuestras comunidades", ha dicho el pontífice en su visita al barrio Barbu Lautaru de Blaj, habitado principalmente por esa minoría étnica.
Francisco ha confesado que "también los cristianos y los católicos no son ajenos a tanto mal", a la discriminación de los gitanos: "Quisiera pedir perdón por esto", ha apuntado.
El papa ha defendido la integración de esta minoría en la sociedad y les ha animado a aportar algunas de sus señas de identidad, como "el valor de la vida y de la familia, la solidaridad, la hospitalidad, la ayuda, el apoyo y la defensa de los más débiles, el respeto a los ancianos, la religiosidad o la alegría de vivir".
El encuentro ha tenido lugar en la nueva iglesia de San Andrés y el beato Ioan Suciu, en Barbu Lautaru, y el cura don Ioan ha ilustrado la labor que la iglesia greco-católica lleva a cabo con esta minoría, que en Rumanía representa en torno al 3% de la población.