Chicho Ibáñez Serrador, maestro del cine español de suspense y terror
- Es autor de dos películas de culto del cine de género: ¿Quién puede matar a un niño? y La residencia
- J.A Bayona, Alejando Amenábar o Álex de la Iglesia reconocen su influencia capital
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Con solo dos películas, Chicho Ibáñez Serrador, fallecido este viernes en Madrid a los 83 años, se convirtió en el padre de toda una generación de cineastas que han hecho del suspense una marca del cine español. ¿Quién puede matar a un niño? y La residencia son más que una película de culto. "Nos enseñó a amar el cine de terror", afirmaba J.A. Bayona en el documental que Imprescindibles dedicó a Chicho.
La Academia de Cine reconoció esa influencia al concederle el Goya de Honor de este año pese a lo breve de su obra cinematográfica. Reconoció entonces a "un creador de pesadillas único y original" que ha abierto "el camino a toda una generación de cineastas españoles, que siempre han reconocido su influencia, y por su contribución al fantástico, el suspense y el terror".
No era un elogio exagerado. Como su delicado estado de salud no le permitió acudir a la ceremonia de Sevilla, sobre el escenario se plantaron Bayona, Alejandro Amenábar, Álex de la Iglesia, Rodrigo Cortés, Jaume Balagueró y Paco Plaza para alabar a Chicho. Bayona incluso creo un cortometraje para homenajearle.
Dos películas, sí, pero hitos del cine español. Chicho profundizó en un género poco transitado por nuestra cinematografía, con la calidad dramática de su entontes ya dilatada carrera y una fuerza visual claustrofóbica y sorprendente.
La Residencia (1969)
El éxito de Historias para no dormir le permitió debutar con una producción más que holgada para una ópera prima. Chicho tuvo la audacia de rodar en inglés y acertó. "Fue un gran éxito comercial", recordaba Chicho.
El argumento se sitúa en las proximidades de Avignon, donde existe una lujosa residencia para señoritas, casi todas ellas de un alto nivel social o económico. La residencia parece ser el reflejo de un caro reformatorio para adultos, ya que los métodos empleados por su directora son absolutamente carcelarios. La censura, paradójicamente, favoreció la película: Chicho apostó por sugerir y la tensión sexual es total.
La venganza de la infancia
Centrado en su inagotable actividad televisiva, siete años tardó en volver a dirigir. ¿Quién puede matar a un niño? (1976) se inicia con un matrimonio inglés de vacaciones mediterráneas. Tom (Lewis Fiander) y Evelyn (Prinella Ransome) navegan hasta Almanzora, un pueblo donde solo parece haber niños y un ambiente malsano. Pronto descubren que poseen una ira implacable y que harán todo lo posible por matarles.
En Versión española, Chicho respondía rápido a la pregunta del título. "Todos nosotros podemos matar a un niño. Hoy en día, si hay guerras son los niños los que mueren, si hay hambruna son los niños los que muere. Por eso en la película no es que la inocencia no sea tan inocente, es una especie de venganza de los niños ante los mayores enemigos, que son los adultos".
Para Álex de la Iglesia, Ibáñez Serrador es "un referente, un clásico, uno de los más grandes directores que ha habido en este país”. Chicho reconocía al recibir el Goya que dejaba “muchos proyectos en el tintero”. Pero al recibir el Premio Feroz en 2017 específico más: su mayor sueño habría podido hacer una tercera película. Sus discípulos y el público lo habrían disfrutado sin duda.